*Capítulo dos

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  I bite my tongue but I wanna scream out
You could be with me now
But I end up telling you what you wanna hear,
But you're not ready and it's so frustrating
He treats you so bad and I'm so good to you it's not fair.  

-Heartbreak Girl, 5 Seconds of Summer

 (POR FAVOR, SI NO LO HAN HECHO, LEAN LAS NOTAS AGREGADAS RECIENTEMENTE AL FINAL DE LA HISTORIA. ESTE CAPÍTULO HA SIDO EDITADO. NO LEER EL CAPÍTULO SIGUIENTE A MENOS QUE TENGA EL * ADELANTE. GRACIAS) 

A veces me pregunto por qué sigo escribiendo todo lo que me pasa. A esta altura, tengo más cuadernos llenos con mi vida, que vida corriendo por mis venas.

Desde que encontré ese diario por primera vez, todo fue diferente. De alguna extraña manera. Tal vez no noté la creciente sensación de desasosiego por encontrarme relatándole a una hoja mis penurias. Tal vez anestesie el dolor de la pérdida con palabras "poéticas". Tal vez le corté las raíces al odio demasiado temprano, en vez de dejarlo crecer y ahondar en mi interior. Tal vez hice tantas cosas incorrectas, que ahora ya estoy acostumbrado a ellas. Mi vida se convirtió en un constante "tal vez".

Tal vez debería apurarme y relatar todo lo ocurrido hoy, antes de que los detalles se borroneen, y de que la remera que hoy fue azul cambie de color.

El estruendoso despertador sonó, separándonos a mamá y a mí de un encuentro que solo podía ocurrir estando dormido. Sus brazos alrededor de mí cuerpo, con su inconfundible olor a óleos y desinfectante de ambientes de lavanda, y con su cabello cobrizo haciéndome picar la nariz. Había sido un sueño, sí, pero es lo más real que tengo de momento. Me ayuda a querer levantarme todos los días.

Mi destartalada cama crujió bajo mi peso cuando me incliné para tomar la ropa del suelo. Sinceramente, me sorprende que aún no se haya partido a la mitad. Es la misma que tengo desde que era chico, y lo único que ha cambiado es que ya no me puedo esconder bajo ella para huir de los monstruos. Los de ese entonces eran imaginaciones de un niño asustado, los de ahora son lobos hambrientos. Malvados y bien reales.

Cuando fui al baño a lavarme la cara con agua fría, el reflejo me devolvió una mirada cansada y de ojos inyectados en sangre. Mi cabello en hebras separadas sobre mi frente y una barba de demasiados días como para llamarse incipiente me hicieron notar que debía afeitarme...y visitar la peluquería.

Con mi estómago pidiendo a gritos algo de comida, me colgué la mochila que contenía mis libros de texto de un hombro y salí de casa. Más bien salí de la cueva del terror, que es a lo que más se asemeja mi departamento. Espíritus del pasado escondidos en cada rincón, lamentándose y haciendo mucho ruido. Gotas de agua cayendo del techo con una sincronía propia de una marcha fúnebre. Muebles apolillados en los que es sugerible no sentarse (o mirarlos por demasiado tiempo, no podría asegurar que no vayan a arder en combustión espontánea en el momento menos esperado), y cortinas sin color que lloran la ausencia de la alegría.

Dado que después de un año con mucha humedad la madera de la puerta se había hinchado hasta superar al marco, ni me gasté en sacar las llaves del bolsillo. Después de todo, nadie querría entrar a robar. Hasta el más rastrero de los ladrones se llevaría una desilusión.

En el palier revolví las cartas que se encontraban en el suelo hasta encontrar una con mi nombre. Leer el remitente me bastó para dejarla cerrada tal y como estaba, y enterrarla hecha un bollo en el fondo de mi mochila. Una más a la colección no era tan malo.

En cuanto salí del edificio, una brisa cargada de olor a café negro y huevos revueltos quemados me pegó directamente en la cara. Como un zombie crucé la calle y entré en "Lo de José". Un lugar tan desagradable como su dueño. El peor lugar para desayunar, según los habitantes de este pueblo, un restaurant de 5 estrellas para mi billetera.

José es un hombre enorme, mejor dicho, enormemente gordo. Tiene una panza tan grande, que difícilmente puede esconderse tras una camiseta y un delantal blanco lleno de manchas de origen desconocido. ¡Y siempre trae un humor de perros! De chico lo asociaba a un bulldog rabioso. Para nada agradable.

-M.

  n/a segundo capítulo, espero que les haya gustado y nos leemos el domingo que viene! 

-Aberdeen :)

Resiliencia [1]Where stories live. Discover now