Se vuelve más difícil cada día,
no quiero perderte nunca,
pero pídeme que me quede,
y lo haré.
Relato corto que de desprende de la trilogía You're mine de Jamie Dornan y Dakota Johnson.
No es una cuarta temporada, es una historia corta de lo que pas...
-Vamos cariño, olvídalo –me dice Dakota desde la parte de atrás de la van- Dulcie no recuerda nada.
-Algo debe recordar –digo entre dientes- Vamos Dul ¿cómo era el señor?
-No sé qué señor, papi –dice antes de ignorarme mientras come su desayuno.
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La ansiedad de la noche anterior no me dejó dormir demasiado y a las cuatro de la mañana, cuando no pude seguir dando vueltas en mi bolsa de dormir, decidí regresar al camino, a las seis estaba pasando por Wexford y mientras las mujeres dormían, Zepp y yo bajamos a usar los arbustos de la carretera y luego paramos en un Bed&Breakfast donde compramos bagels con queso y salmón ahumado para el desayuno, las niñas y Dakota despertaron con el olor de la comida y ahora, a poco rato de llegar a Waterford estaban despiertas mirando alguna película mientras tomaban el desayuno, llegaríamos antes de lo previsto así que posiblemente podríamos ver el desfile del día de San Patricio.
Ya entrando en la ciudad, se podía sentir el ambiente de celebración con un montón de personas ataviadas con disfraces, sombreros, pelucas y toda clase de accesorios referentes a este día, había muchas calles cerradas así que nos tomó un largo rato llegar al hotel, pero no importó ya que las niñas estaban encantadas mirando por la ventana, tras llegar nos registramos y fuimos a la habitación, la ventana daba a la calle donde cientos de personas ya se preparaban para el desfile y gritaban animadas, se escuchaba una banda de música ensayar y se podían ver cientos de niños agitando banderitas ansiosos por que aquello comenzara.
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-¿Podemos ir abajo, papá? –Dulcie hizo pucheros.
-Es mejor desde aquí, así toda esa gente –dije señalando a las personas amontonadas abajo- no van a aplastarnos.
-¡Pero quiero ir allí a ver el desfile! –Frunció el ceño, era un gesto tan parecido al mío que me entraron ganas de reír, al menos hasta que se giró a Dakota y le tendió los brazos- ¿Me llevas, mami?
-No veo por qué no –me miró encogiéndose de hombros- hay tanta gente que pasaremos desapercibidos.
-Las niñas no van a ver nada allí abajo –trataba de ser racional- lo mejor es estar aquí, tenemos una vista perfecta.
