V. Planes.

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Ayano lo sintió, sintió dentro de su corazón que todo se estaba cayendo en padazos cuando se miró en el espejo. Un simple vestido de color negro con un listón rojo que servía de fajo a la medida de su cintura, con escote medio, y aquella hermosa falda bombacha. Un poco de perfume y un labial de color rojizo, sólo eso bastó.

No quería arreglarse más.

Miró el reloj. Después el celular. Bajó la escalera de su habitación y esperó pacientemente en la sala a que tocaran la puerta. Se sentía extraña saliendo con alguien que no era el senpai. Pero no pudo negarse más.

Ya había entendido el plan a la perfección.

Fue el timbre de la puerta lo que le sacó de la realidad. Se levantó escurridiza y con la delicadeza de sus movimientos abrió la puerta sin ruido alguno, estupefacta de ver a Budo frente a ella, bien peinado, con un perfume espléndido y una rosa roja en la mano. Seguramente Budo pensaba igual que Ayano en ese momento, estaban.... sin habla alguna.

Ayano tomó la rosa sin siquiera pedir permiso, y la dejó sobre la mesilla. Cerrando la puerta y quedando ambos afuera.

—Hola...— pronunciaba el karateka, frunciendo los labios y sintiendo una calma en su ser, una calma interrumpida cuando Ayano le respondió el saludo.

—Hola....—

Bajaron las escaleras sin pronunciar palabra alguna. Se subieron al coche, siento Budo el piloto. Auto que obviamente le robó a su padre para impresionar a la mujer de sus sueños, pero...

... Maldición, Ayano, nada te impresiona.

Llegaron al cine, o mejor dicho, Budo encontró un buen lugar. Se giró levemente para poder intentar hablarle a Ayano, pero apenas separó los labios para pronunciar una palabra, se topó con un sueño hecho realidad.

Ayano se había sacado el cinturón de seguridad, para elevarse poquito y le dio un beso en los labios.

—Budo Masuta... no quiero ver esa película— Susurró la Yandere, con ese mismísimo toque en la voz sensual que a cualquier varón o simplemente cualquier persona débil le recorrería fácilmente la nuca y le dejaría la imaginación volando sin fin alguno.

El auto se encaminaba hacia la casa, nuevamente. Ayano tuvo la delicadeza de ladear la cabeza para no hacer muecas y que el hombre de fino linaje pudiera ver.

ADVERTENCIA: LA SIGUIENTE ESCENA NARRADA ES LEMON +18. EL CAPÍTULO SIGUE, SI NO GUSTAS DE LEER LEMON, PASA AL SIGUIENTE CAPÍTULO, GRACIAS!

jSe estacionó justo frente a la cochera, y la Yandere abrió la puerta con fuerza, tirando del varón de su muñeca, cerrando apenas la entrada a como podía y torpemente se dirigieron a la habitación.

Ayano tiró los zapatos, antes de sacarse el vestido y causar en Budo una erección que le dejó sin aliento. No hablaron, el cuerpo hablaba solo y Budo se dirigió a sus senos, los que agarraba con delicadeza y apenas lamía con la punta de la lengua, pero los mojaba, los mojaba para dejar un rastro de que estuvo ahí, una marca que bajó por su estómago, antes de arrebatarle la prenda interior y dejar visible su feminidad.

Budo pegó su boca con los labios cerrados e imitó un beso. Para ese momento, Yandere actuaba según su cuerpo le indicaba. Comenzó a jadear, y varias veces sintió palpitaciones fuertes dentro de sí. La lengua del varón jugaba en medio de sus labios vaginales, intentando entrar, mientras sus dedos apretaban su clítoris, lo movían en círculos, y de un momento a otro comenzaron a masturbarle con tal fuerza que Ayano no alcanzó a avisar sobre su orgasmo, y sin aviso alguno se corrió en los labios del karateka.

Budo se desabrochó el pantalón, sacando con prisa su miembro erecto. Ayano aguantó una risa, pero no risa de burla, de hecho el muchacho pese a la raza era bueno en proporciones y tamaño, pero Ayano reía en sus adentros por sus emociones.

—No quiero hacerlo, Budo...—

—...Pero... te acabo de....—

—Sólo no quiero darte mi virginidad, no ahora, por favor.—

Masuta suspiró pesadamente, sintiéndose enojado, como todo hombre cuando las hormonas se le juntaban y sufría una decepción. Estaba apunto de vestirse de nuevo, pero las delicadas y largas manos de Ayano actuaron por sí solas, y comenzó a masturbarlo, de arriba hacia abajo, usando sus líquidos vaginales que sacaba de leves caricias y lo masturbó con una mirada pícara hasta que llegó al orgasmo.

Mátame {Ayano x Budo}Where stories live. Discover now