CAPÍTULO 12

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Una noche, mientras buscaba conciliar el sueño, pensando, descubrí que me estaba enamorando de Jessica, mi corazón sin darme cuenta se lo había dado a ella, era la dueña de mis sentimientos, de mis pensamientos y suspiros, me enamoré perdidamente de Jessica.

Al cabo de unas tres semanas, ella me habló para que saliéramos y le hiciera el favor de prestarle algo de dinero. Tomé el transporte, mientras iba en camino, empecé a pensar en toda la falta que me hacía verla, en el sonido de su voz, el brillo especial en sus hermosos ojos, sus besos tan dulces y deliciosos (aunque eran algo escasos), sus delicadas manos, su piel tersa, su cabello que olía a flores, realmente Jessica es una chica perfecta para mí, lo tenía todo.

Nos saludamos, nos dimos un abrazo, comimos algo, vimos una película, pero algo sucedió, luego de muchos intentos míos, Jessica mismo me pidió que le diera uno de los masajes que yo tanto hablaba y alardeaba.

Hace unas semanas, siempre que iba a visitar a Jessica llevaba aceite de bebé, por si alguna vez se me daba la oportunidad de masejear las contornadas curvas de Jessica, entonces como decimos aquí "Estaba más preparado que un kumis".

Le pedí a ella que se acostara boca abajo, que pusiera sus brazos bajo su cabeza, además de pedir permiso para subir la blusa, y poder desplazar mis manos en su espalda, primero la rocé con mis dedos, pasado sobre la línea que formaba su columna, destapé el aceite, y empeza a tocarla gentilmente, pasando muy despacio mis manos, sobre su cintura, espalda baja, pero casualmente al subir, mis dedos chocaban contra el cierre del brasier, inicialmente sólo lo ignoré y pasaba mis manos directamente a sus hombros, al devolverme, de nuevo, me incomodaba un poco, además que quería acariciar cada centímetro de su piel, así que empecé a colar mis dedos bajo el cierre; obviamente éste movimiento a Jessica le incomodó un poco.

- Déjame te ayudo un poquito mi Santi, desabrocha el brasier - Dijo ella

Al desabrocharlo, tuve a plena vista su espalda, aunque no podía divisar bien sus hombros, así que intenté subir un poco más su blusa, ella lo permitió, mientras yo la subía, noté como ella sujetaba su brasier de manera que éste no se moviera del sitio, pero de nuevo, me concentré en admirar su preciosa espalda, en sentir su tersa piel, parecía terciopelo, era muy pero muy suave al tacto, retomé mis caricias a lo largo de su espalda, Jessica al notar que debía desplazarme por los lados, y no quedarme en un sitio cómodo, me dijo:

- Oye y por qué más bien no te sientas en mi cola, así no tienes que moverte a cada rato, además veo que a veces te doblas intentando llegar a otros lados, no te parece más sencillo, como te digo yo?

- Pues sí, pero estás segura? Porque yo peso, y seguramente más que tú, no quiero aplastarte

- Sí tranquilo Santi, dale

- Bueno pero me acomodo despacio por si algo, porque en serio me da cosa contigo que pese mucho

Me acomodé en dicha posición y lentamente fui sentándome, Jessica no mostró inconveniente alguno con mi peso, seguí con mis masajes, luego tentado por la línea de su columna, decidí deslizar ligeramente, mis dedos en su espalda baja, sintiendo su cachetero beige, el cual también bajé levemente

- Qué haces ahí Santiago Alfredo?

- Nada, sólo pasando a tu espalda baja, justo antes de que cambie de nombre

- Mmmm ya, ahora le dicen así...

- Jajaja no en serio...

Continué mis masajes, subiendo nuevamente, pasando a sus costados, sin querer rocé cerca de sus axilas, con lo cual Jessica dio un brinco y una carcajada, y algo seria me dijo

- No Santi, en las axilas no que soy muy cosquilluda

- Está bien, si recordaba que eres cosquilluda, pero no pensé que tanto, a penas te rocé

Bajé un poco mis manos, tocando con las yemas de mis dedos, el contorno del busto de Jessica, sus hermosos senos, igualmente suaves, para asombro mío, ella se levantó unos centímetros, pensé que iba a inclinarse porque le sentaba la posición o mi peso, entonces yo me moví un poco, quedando sentado en la parte baja de su cola, no duré mucho tiempo y coloqué mis manos un poco al interior, tocando los preciosos pezones de Jessica, que ya estaban como las deliciosas "gomitas" que tanto me gustan, los toqué un rato, ella subió un poco su cola nuevamente, causando que mi pene ya erecto, rozara en toda su cola, justo en la "rayita del amor", le doy un beso a Jessica en su hombro, pero ella en cierta manera lo rechaza moviendo su cabeza, cortando mi movimiento, pero baja su cuerpo, quedando mis manos atrapadas bajo sus pechos, no puedo dejar de tocar y apretarlos un poco, Jessica insiste en mover su cola contra mi sexo, así continúa ella por unos minutos más, y de repente cae como rendida sobre la cama, añadiendo.

- Santi por favor saca tus manos y vísteme

Saqué mis manos, le abroché el sostén, bajé su blusa, giró ella sin dejar levantarme, y pude ver una hermosa sonrisa dibujada en su rostro; se bien que no hubo sexo, pero me encantó darle aquél masaje a la chica de mis sueños, y más aún que gracias al mismo, había creado una grata sonrisa en ella. Me puse de pie y nos dispusimos a ver una película comiendo "Cifrut con Choclitos", era nuestro combo de película.

Luego de una horas, llegó la noche, y con ella, mi partida también, salimos y el garaje estaba oscuro, no entraba luz alguna, yo la tomé de la mano, la giré y le di un beso, la extrañaba en serio; llegando a la puerta, ella me detuvo, me dio un beso francés, e inmediatamente fue como si todo lo anterior viniera a nuestras mentes, recordando todos aquellos momentos especiales, pasé mi mano bajo su blusa, toqué sus pechos sobre su brasier, los apreté, la arrinconé contra el muro, rozamos nuestros sexos unos segundos, pero Jessica me detuvo

-Santi, detente, alguien puede bajar y descubrirnos

Me dio un beso más, se arregló la blusa, y nos despedimos. No sin antes decirme ella:
- Sabes qué me parece extraño? Que cuando me saludas, lo haces todo como alejado, pero cuando nos despedimos, no me quieres soltar y ahí si me abrazas y todo.

friendzone   Nivel: SexualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora