[Capítulo Final] 13- Un Nombre Perfecto. [Editado]

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—Estábamos a punto de tomarnos un té en la tienda de Madame Tudipié cuando el patronus de Potter apareció junto a nuestra mesa —parloteaba Pansy, mirando sus uñas un instante para seguir limándolas con su varita —, así nos enteramos, después de descifrar lo que él había querido decir con tres estúpidas palabras.

—Blaise y tú en Madame Tudipié. Lo entiendo de ti, ¿pero Blaise?

— ¿Crees que eso es extraño? —lo apuntó con su varita —. Verte aquí lo es, porque ¿qué haces aquí? —Draco debía aprender en algún momento de su vida cerrar la boca frente a Pansy. La perra era tan rápida en captar las cosas más simples y efímeras que se escapaban de su boca que ya era tomado por un don —. Escuché rumores, pero no quería, ya sabes, indagar.

—No nos desviemos del tema.

—Granger, ¿eh? —dijo sabiendo que su rubio amigo no diría una sola palabra. Era increíble cuánto lo conocía —. Sí, Zabini me ha dicho un par de cosas, al menos las de él las creí. Tori ya había perdido el hilo de su cordura.

— ¿Sabes algo al respecto? —no se había molestado en investigar lo sucedido con ella. De alguna forma le lastimaba su destino, sabía que podría haber sido uno mejor si no hubiera sido manipulada por el zoquete de su padre. Y que a su vez él, si no se hubiera desligado de alguna manera del asunto, podría haberlo evitado —. Yo, ni siquiera sé...

—Le hace compañía a su padre, por supuesto —Pansy dejó de lado su varita y la guardó en su gabardina. El tema de Astoria aún le parecía uno delicado —. No quiere hablar con nadie.

—Le dije que no lo hiciera.

—Todos lo hicimos. No es tu culpa, tarde o temprano sucedería. Además, sabemos que no fue lo único que hizo.

—Sí —Draco suspiró y apoyó sus codos en sus rodillas mientras sus manos las pasó por su rostro. No había dormido bien en los últimos días y todo esto le sumaba más cansancio; Astoria, su vida, Granger —. Le fallé.

No volvieron a hablar, de repente el tumulto pelirrojo comenzó a moverse y a gritar de júbilo. El nuevo Potter había nacido y los aplausos no se hicieron esperar. Después de todo, era realmente una hazaña. Pansy se había acercado a Blaise que animado hablaba con Wood y Lee Jordan. De Quidditch, quizá.

Había quedado solo nuevamente y con miles de pensamientos que no lograban dejarlo tranquilo. Pero antes de perder la cabeza por algo estúpido y sin sentido, prefirió ir por algo de tomar, después de todo, su presencia no era requerida.

Caminó con lentitud hacia el ascensor, no tenía prisa, de hecho ni siquiera sabía por qué aún rondaba por ahí. Esperó pacientemente hasta llegar a la dichosa cafetería de San Mungo. El aroma a café recién hecho le dio la bienvenida, como si por alguna razón supiera que lo necesitaba; la misma estaba demasiado movida para ser un día tan común como un miércoles. Sin embargo, eso no fue lo más importante que captaron sus ojos.

Luna Lovegood y Theodore Nott riéndose sin tapujos en una de las tantas mesas abarrotadas como si hubieran sido amigos de toda la vida. ¿Qué si eso no le parecía siniestro? Tal vez, pero ya a esas alturas todo podía suceder. Aunque al dar unos cuantos pasos más, notó que no eran ellos solos simplemente, un muchacho los acompañaba y dos pequeños bebés dormidos en sus brazos.

— ¿Estás bien? —aquella voz lo tomó desprevenido. Las razones las desconocía, no era habitual estar repentinamente vulnerable a todo lo que tuviera que ver con ella.

—No lo sé, ¿y tú?

—Siento que voy a explotar, pero no podría decirte cuál de todas las razones sería la que lo provocaría. El miedo, la culpa, el éxtasis o la alegría.

Limón y Canela [Completo]Where stories live. Discover now