Roto (What Can I Do?)

22 1 0
                                    


 Cuando aún quedaban dos semanas para que mi gira terminara, Lina me ofreció un café. Café. Lina ofreciendo un café. Era para reírse. ¿Dónde había quedado su filosofía de carpe diem?

-Últimamente se te está yendo la mano con el alcohol – se quejó mientras yo mezclaba mi café con algo más fuerte. Sólo una pequeña cantidad que me había sobrado de la borrachera de la noche anterior –. Beber para olvidar no es el camino, así no vas a solucionar nada.

-Tienes razón, pero al menos me lo paso bien un rato.

-¡Rili!

Lina tomó aire y su semblante se puso serio. Conocía muy bien esa expresión: era la que ponía cuando tenía malas noticias. Me tomé unos segundos para prepararme mentalmente para lo que quisiera que viniera a continuación.

-Cee me ha dicho que esta mañana recibió una invitación para la boda de Luchia. Al parecer, ha invitado a todo el mundo. ¡Incluso al jefe! Bueno, a todos menos a ti y a mí.

Por alguna razón no me sorprendía en absoluto. Los peces gordos de todas las compañías para las que había trabajado como modelo eran un adorno imprescindible en la que sería la boda del año. Y lo mismo ocurría con todas las celebrities que había conocido por el camino. La ceremonia prometía derrochar glamour por doquier, tal y como a ella le gustaba.

-Rili, ¿por qué no dices nada? Por favor, dime que no estás pensando en presentarte ahí y montar un escándalo.

Hay que reconocer que no era mala idea, hubiera sido divertido. Y no me faltaban ganas de romperle esa nariz de plástico a aquel tipo. ¡Qué digo divertido, hubiera sido épico!

-Sólo pensaba en el revuelo que va a causar la prensa rosa si soy la única celebridad que no se presenta – me excusé –. Y más después de que los rumores sobre lo nuestro se quedaran en el aire hace meses. Esto va a ser como confirmar que tuvimos algo y que ya no estamos juntos – bebí un sorbo de mi taza –. Volveré a ser la puta comidilla del año.

-¡Ni se te ocurra! Esa tía no merece que te metas en más líos por su culpa. Y menos después de haberse aprovechado de ti lo que no está escrito. ¡Se rio en tu cara, joder!

Yo me limité a encogerme de hombros.

-Rili – continuó Lina –. No te olvides de que ponerte los cuernos una y otra vez fue lo menos grave que hizo.

-Y por eso mismo deseo de todo corazón que también se los ponga a él – alcé mi taza de café como si se tratara de una copa – ¡Salud!

Con los ojos abiertos como platos, Lina tomó aire y lo soltó casi con dificultad. No sabía por qué estaba tan preocupada por ese asunto. Debería ir a llamar a aquel misterioso músico que la tenía loca desde la semana pasada y relajarse un poco, yo estaba bien.

-No te vas a liar con ella de nuevo – sentenció.

-¡Claro que no! No estoy tan loco para hacer eso. Ni tampoco para colarme en su boda. ¡Que sea feliz mientras le dure! Eso ya no es problema mío.

Aunque mi cuerpo no reaccionaba acorde con mis palabras. No importaba cuanto tratara de disimularlo, aún me hervía la sangre y me sentía vacío por dentro. Más vacío que nunca.

En los últimos años no había hecho otra cosa que cantarle a ella. Encerrados en las páginas de mi libreta de canciones se hallaban los latidos de un amor que nunca llegó a ser más que desamor. Todas aquellas líneas escritas en el fervor de un desahogo constituían pequeños fragmentos de nuestra historia, una historia que no había sido capaz de seguir escribiendo desde que ella decidió abandonarla. Tal vez no había sido capaz de escribir más porque ya no había nada que contar. Quizás se había acabado todo para mí.

Cuando el universo cantaba para mí (Kpop inspired)Where stories live. Discover now