26- Conexiones, parte 1

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   Al abrir sus ojos, Korra se recupera poco a poco de un mareo que acaba de sufrir, el cual aparentemente la dejó inconsciente por unos segundos. A pesar de haber perdido la razón, Korra no cayó al suelo, sino que permaneció de pie al sostenerse de una de las paredes de aquel sitio cada vez más hondo. Quizá por eso se había mareado. Aquella había sido una escalera de caracol eterna. Las cavernas eran cada vez más oscuras y sofocantes, pero Korra sentía que debía seguir adelante. No tenía otra opción.

   Para cuando Korra intenta seguir descendiendo se encuentra con una pared. Es el final. Sin embargo, no hay nada allí. Solo es una pared de roca...

   —No... —balbucea, con su mirada entrecruzándose a su vez que su vista se nubla—. No puede ser todo. Tengo que seguir —dice Korra, pretendiendo hacer tierra control pero no pudiendo dado que está ahí en forma espiritual.

   A pesar de no poder hacer tierra control, Korra siente un hormigueo en sus manos apenas las posa sobre el fin del camino. Es como si percibiera un alto nivel de energía espiritual allí, por lo que intenta hacer energía control, cerrando sus ojos y concentrándose mucho. Pronto la superficie rocosa brilla en un brillante color amarillo, con algunas capas de piedra volviéndose arena y cayendo al suelo. Korra continúa haciéndolo hasta que, de pronto, sus manos tocan una superficie suave y delicada. Un cristal.

   Al abrir sus ojos, Korra se encuentra con eso mismo. Un cristal azul brilla con una ligera intensidad frente a ella. Muy cuidadosamente intenta recogerlo, momento en el que un nuevo y mucho más fuerte dolor de cabeza la invade.

   Más allá del sufrimiento y de sus gritos, Korra no retrocede y se mantiene en contacto con el cristal. Cierra y aprieta sus ojos con todas sus fuerzas, cuando entonces el cristal se separa de su tacto, con Korra dejando de sentir toda pena.

   Al abrir sus ojos, Korra se sorprende al encontrarse en una gran habitación circular, la cual parece ser parte de una gran cueva bajo montañas nevadas. No ha de estar muy lejos de la superficie pues escucha el viento rugir en lo que parece ser una gran tormenta de nieve.

   —Me vendría bien un poco de guía —dice Korra con desánimo, momento en el que se da cuenta de algo—. Espera... Sí lo tengo —dice en un tono más alegre, pasando entonces a concentrarse otra vez—. Raava. Raava, ¿me oyes?

   —Fuerte y claro, Korra. Oh... —dice la voz espiritual de su interior, con Korra sonriendo hasta la última parte, la cual no entiende—. Oh no, Korra, ¿qué estás haciendo aquí?

   — ¿Aquí dónde? Raava, me alegro mucho que sepas dónde estoy. En verdad necesito tu guía para resolver esta travesía espiritual —dice Korra, esperando a una respuesta que tarda bastante en llegar, por lo que decide hablar un poco más—. En los últimos tiempos he sufrido diversos ataques por un espíritu oscuro de nombre Ratnack y en la última ocasión me dejó totalmente fuera de juego. Ahora el mundo podría correr gran riesgo y no estoy ahí para protegerlo. Necesito resolver lo que sea que sea esto y despertar. ¿Podrías ayudarme? —Le pregunta Korra con total respeto y un cierto desespero.

   La sola idea de imaginar por lo que han de estar pasando sus amigos...

   —Está bien. Te ayudaré, Korra —Le contesta Raava, con Korra sonriendo—. ¿Qué necesitas saber?

   —Bueno, varias cosas, pero para empezar... ¿Dónde estoy?

   —Te encuentras en las Cavernas del Avatar, uno de los sitios más profundos y secretos del Mundo de los Espíritus.

   —Oh, entonces es como... ¿mi sitio?

   —No exactamente. Este lugar no perteneció a ningún Avatar. Muchos intentaron bajar y descubrir sus secretos, pero nunca ninguno lo logró.

La Leyenda de Korra y la Sociedad de RatnackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora