Capítulo 4

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Toco el timbre del estudio de Adam. Me abre la puerta de inmediato sin siquiera preguntar quién era la persona al otro lado del citófono.

Subo corriendo las escaleras impulsada por una extraña corriente de energía, la misma que me ha faltado desde que tuve esa pesadilla por primera vez. Giro a la izquierda en el segundo piso. – Por aquí. – Escucho la voz de Adam atrás de mí. Lo veo mirar su reloj de muñeca. – Siete exactas, ¡qué puntual!

– Pues, no te acostumbres. – Le respondo con una gran sonrisa comiéndome el rostro.

Adam mantiene la puerta abierta para que pueda ingresar a su estudio. – Gracias. – Los buenos modales me hacen recobrar la fe en el mundo.

La oficina ya se encuentra preparada para comenzar la sesión; las cortinas están cerradas, hay música de relajación y una almohada y una frazada sobre un futón que no recuerdo haber visto la primera vez que estuve aquí.

– Bien, voy a necesitar que te saques los zapatos, y todo lo que te pueda generar incomodidad. – Me indica con calma.

Me saco los zapatos y el abrigo al tiempo que Adam acerca su asiento al lado del futón.

– Ahora recuéstate. – Señala el futón con olor a nuevo. – Comenzaremos con ejercicios de relajación.

Me acuesto y Adam me cubre con la frazada, para luego volver a sentarse en su asiento, a mi lado.

– ¿Qué, también vas a prender inciensos e hipnotizarme con un reloj? – Me burlo nerviosa.

– No, pero necesito que cierres los ojos e intentes concentrarte sólo en mi voz y en tu respiración. – Me responde serio y cortante. 

Cierro los ojos obedeciendo las instrucciones que Adam me da, tomándomelo en serio por primera vez. – Has que tu respiración sea profunda y regular. Inspirando por la nariz y exhalando por la boca. – Repito el proceso cinco veces seguidas.

– Ahora, con cada exhalación, elimina todas las tensiones de tu cuerpo y llénate con las energías positivas que te rodean. Relajándote aún más. – Continúa hablando con voz profunda y calma. – Siente cómo todos tus músculos se relajan por completo. Recuerda mantener la respiración profunda y regular. Recuerda también que puedes utilizar los ruidos del exterior para profundizar más en la relajación. 

Adam hace una pausa esperando hasta que mi cuerpo se hunde en tranquilidad en el futón. – Ahora imagina una luz intensa sobre tu cabeza, dentro de tu cabeza, y deja que fluya por todo tu cuerpo, de arriba hacia abajo. – Vuelve a hacer otra pausa corta. – Todo lo que esa luz toque, cuando se vaya esparciendo por tu cuerpo, cada fibra, cada célula de tu cuerpo, se relajará completamente, liberándose de todos los dolores y de todas las molestias. Ya te sientes profundamente tranquila y en paz. Ahora imagina que desciendes lentamente por una escalera de mármol.

Hasta este momento sólo veía oscuridad, pero apenas mencionó la escalera de mármol, ella apareció en mi mente. Bajo los peldaños y comienzo a ver las cosas que Adam me va diciendo. Al terminar de bajar la escalera, aparece una puerta gigante de madera, por cuya cerradura entra una luz muy potente. – Camina hacia ella, sabiendo que tu mente ya no está limitada ni por el tiempo ni por el espacio. – Me dirijo a la puerta, pero me detengo frente a ella. – Puedes recordar absolutamente todo, utilizando todos los sentidos. Cuando cruces la entrada hacia la luz, estarás en otro momento. Deja que tu mente elija ese momento, ya sea en esta vida o en cualquier otra.

Adam hace una pausa mientras me cuestiono si seré físicamente capaz de abrir la puerta. Se ve demasiado grande y pesada para mí.

– Dentro de un momento voy a contar lentamente hacia atrás, de cinco a uno. Con cada número te sentirás más y más tranquila y tu relajación será aún más profunda. Cuando llegue a uno, abrirás esa puerta y cruzaras el umbral, atravesando la luz. Cinco... Cuatro... Tres... Dos... Uno. – Respiro profundamente, empujo la puerta casi con la mente y cruzo a través de la luz. – Ya estás ahí, dime lo que ves. ¿Dónde te encuentras? ¿Qué año es? – Escucho la voz de Adam a la lejanía.

Mis vidas contigoWhere stories live. Discover now