Capítulo 8

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– Matt me encontró otra vez. Nos hemos vuelto a casar. – Le cuento feliz a Adam en nuestra tercera sesión.

Me veo acostada junto a Matt en nuestra cama, abrazados. Estoy pálida, enferma. – Algo va mal.

– ¿Qué ocurre? – Me pregunta Adam.

Me incorporo en la cama para tomar aire e intentar frenar las nauseas.

– Estoy enferma. Los dos sabemos que no me queda mucho tiempo. Él me conoció cuando yo ya estaba enferma, y aún así se quedó conmigo.

Comienzo a sangrar por la nariz, por lo que me apresuro para llegar al baño.

– ¿Qué tienes? ¿De qué estás enferma?

– No lo sé... Me duele todo. Estoy muy débil y mi nariz está sangrando. Tengo que medicarme continuamente. – Le aclaro adolorida.

– Sal de tu cuerpo. Mírate desde afuera, así dejarás de sentir el dolor. – Me ordena Adam.

De repente siento como mi alma se descarna de ese cuerpo enfermo. Ahora me puedo ver desde afuera.

Matt sale tras de mí y me acompaña en el baño. Me sienta sobre el inodoro y sostiene mi cabeza hacia atrás, intentando detener el sangrado.

– Ha comprado una cabaña en la playa. Sabe cuánto me gusta estar ahí. Todos los días me acompaña a caminar por la orilla del mar y nos sentamos para ver el atardecer. He decidido disfrutar al al máximo de mis últimos días, junto a él. Lo amo tanto.

FLASH.



Ahora estamos en la playa. Nos hemos metido al agua. Floto. Es tan relajante. Él siempre está a mi lado, cuidando de mí. – El cielo está nublado y la playa desierta. – Hace frío, pero es uno de los mejores momentos que he tenido en mucho tiempo.

Me empiezo a sentir mal, no puedo parar de toser. Matt se preocupa y me ayuda a salir del agua.

–Me siento muy mal. Matt me ha sacado del agua. Mi muerte es inminente, ambos lo sabemos. Él sólo teme que sufra demasiado en el proceso. Me lleva en brazos de regreso a la cabaña.

Nos duchamos juntos. Toso tanto que me cuesta mantenerme en pie por la falta de aire.

– Me ha metido a la ducha en un intento por subir la temperatura de mi cuerpo. El agua está tibia, pero yo la siento hirviendo por contraste.

Matt me saca de la ducha y me ayuda a secarme. Mi nariz comienza a sangrar nuevamente. Sigo estando pálida y muy débil. Me envuelve con la toalla, me toma en sus brazos y me lleva de regreso a la cama.

Puedo ver cómo me mira. Sus ojos muestran lo preocupado que está. Sólo puedo pensar en lo estúpida que he sido y en dolor que le había causado... no debería haberme metido al mar. – Hago una pausa aceptando mi destino. – Cada vez me queda menos tiempo.

– Avanza hasta el final de tu vida. Experimenta tu muerte. – Me pide Adam.

Esta vez no hubo un flash. Esta vez el día avanza rápidamente frente a mis ojos, como cuando adelantas una película.



Me retuerzo de dolor en nuestra cama. Veo a Matt con ojos rojos y lágrimas en ellos. Me limpia el sudor de la frente con unos trapos húmedos e intenta controlar el dolor y la fiebre inyectándome unos tranquilizantes.

Mis vidas contigoWhere stories live. Discover now