Capítulo 35: "Cruel Tragedia"

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Dentro de este barullo y bajo la tormenta de fuego Zayn empezó a gritar adolorido como si alguien estuviera torturándolo.

Nadie estaba haciéndole daño, al menos nadie estaba tocándolo pero él se puso de rodillas en el asfalto como si no pudiera sostenerse de pie. Yo sollozaba y él parecía desangrarse por dentro.

–Sshhh. –Chasqueó un ángel y sentí las manos de este rozando mi cabello–. Tranquila.

Era Uriel que al contacto con mi piel hizo que dejara de sollozar, de pronto sentí una paz interior y mis emociones estuvieron controladas. Zayn se recuperó al mismo instante en el que yo dejé de llorar, él jadeaba mientras se volvía a poner de pie.

Entonces comprendí, era yo, cuando yo lloraba lo destruía a él, nunca entendí exactamente lo que era pero sabía que ambos poseíamos un fuerte vínculo. Agradecí los dones de Uriel pues si él no pudiera controlar las emociones de los demás no creo que haya dejado de llorar tan a placer y no resistía ver a Zayn adolorido por mi culpa.

Nicolás también estuvo al instante bajo los efectos de los dones de Uriel, no obstante vi las ganas de matar que se reflejaban en su mirada. Eso fue lo que hizo, se dedicó a matar y a matar demonios como todo un experto.

Quinto día de caos.

Al principio mis víctimas eran contadas, luego maté a tantos demonios que eran incontables. Todos combatimos con armas, todavía restaban dos días de catástrofe, la profecía lo decía, "en 7 días fue creado el mundo y en 7 días será destruida la humanidad".

Zayn no había tenido contacto conmigo desde entonces, reparé como se alejaba de mí lo más posible cuando peleaba contra los míos, cuando peleaba contra el bien. Trataba de no mirarme, era como si de verdad no supiera quién era yo.

Quizás si me recuerde, fui la única a la que dejó con vida, me dejó escapar intencionalmente. ¿Me quería? No. No iba a consentir hacerme ilusiones. Pero moría por saber lo que él pensaba.

Cuando las fuerzas se agotaban para todos Tom decidió utilizar sus poderosos dones. Sin tocar a nadie, con tan solo mirarlos dejaba a nuestros ángeles desangrándose en el suelo.

Los días sin sol se perpetuaban, pero este día la luna estaba llena y resplandeciente.

Mi esposo estaba muy decaído, nunca antes lo había visto tan herido, sin embargo continuaba luchando día tras noche. ¿Y yo? Yo reservaba mis emociones lo mas controladas posible para que esto no me afectara, por fuera era una máscara infrangible, una chica temida que mataba demonios pero por dentro estaba muriéndome, continuaba dejándome espinas no poder estar con Zayn, estábamos tan cerca pero tan lejos, él pertenecía al mal y yo al bien. Miles de veces consideré cambiarme de bando para demostrarle mi amor, pero luego recordaba todas las heridas que me dejó y todo el sufrimiento que me causó; recordaba como se había olvidado de mí y que no me amaba, que me trataba como una forastera desconocida.

Paul D' Angelo se unió a batallar con el bien, aunque se me hacía infrecuente que nunca le hacía daño a Zayn, no se atrevía a tocarlo.

El número de ángeles y demonios decrecía cada vez más pero todavía nos superaban los malos en cantidad.

Durante toda la batalla no dejé de escuchar peleas y desacuerdos entre Lenya y Enoc.

Nicolás no paraba tampoco de matar a todas esas bestias, aprendí que era muy vengativo, le gustaba hacer justicia con sus propias manos.

Éramos pocos los que subsistíamos, entre los ángeles, alguien que jamás se rendía era el pequeño Nathaniel Bastiaan, seguía de pie, increíblemente no tenía ni una rasgadura.

"Más allá de una atracción" (z.m) EDITANDO.Where stories live. Discover now