Capítulo 2 - (Parte II)

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Sin previo aviso Irene me besó, no contesté por mi sorpresa, su beso algo torpe por los nervios de estar besando a una mujer por primera vez, al ver mi reacción de desconcierto se detuvo abruptamente.

Yo lo siento... no sé que me paso, jamás había hecho esto.

Antes esas palabras, por fin mi cerebro pudo hacer sinapsis y la empecé a besar, primero de forma suave pero en el momento en que nuestras lenguas se encontraron por primera vez casi muero, solté un pequeño gemido en su boca, lentamente pase mis manos por su espalda hasta bajarla en los límites de su trasero, dejándola caer suavemente en el sofá, durante todo este tiempo nuestras bocas no se habían separado para nada y ya nos pedían oxigeno como a cualquier mortal, mientras acomodaba mi cuerpo encima del suyo de tal forma que pudiera sentirme mejor.

Ella ante este movimiento abre los ojos — Creo que que, no sé... no sé si esto está bien — Veo como su mente es un campo de batalla entre lo que considera que esta bien y con lo que su cuerpo pide a gritos, con mis manos rozo sus labios.

Sshhh, no pienses ahora, solo déjate llevar, luego nos encargamos de pensar— Y reinicio el beso y la batalla de nuestras lenguas hace que el calor vuelva a inundar la sala, bajo mis besos por su cuello, saboreando su sabor que hasta hace poco era totalmente desconocido para mí, mientras que con una mano empiezo a masajear por encima de su ropa sus senos tal como ella antes lo había hecho, ella suelta un gemido que lo único que hace es encenderme más, así que tomo sus senos de forma más brusca mientras que con el centro de mi cuerpo ejerzo presión sobre el suyo para de alguna forma buscar un poco de liberación. —Irene no sabes cómo me tienes ahora, no te das una maldita idea— Creo que mi rostro mostraba un rojo carmesí, no solo por la situación, sino porque era la primera vez que le hablaba a Irene de esa forma, ella siempre había sacado lo mejor de mí, a pesar de que con los demás podía a llegar a ser ruda, con ella era completamente diferente, podía decirse que hasta dulce, pero ésta no era la situación, y mi poco control estaba lejos de colaborarme. Irene no era las amantes regulares que tenía para divertirme, era mi mejor amiga y sí, esto era transgredir la amistad, pero si lo íbamos hacer, debía hacerse bien, así que me prometí que con ella iba a ser diferente, tenía que saber controlarme por ella.

La veo directamente a los ojos y sin mediar más palabras la vuelvo a besar con pasión tanto que nuestros labios hinchados eran testigos de lo que estábamos haciendo, me detengo y voy hacia su oído y le muerdo el lóbulo de la oreja de forma suave. —Sabes creo que estaremos mejor en la habitación — Ella solo asiente y me pongo de pie y le ofrezco mi mano para dirigirnos hacia la habitación, ella la toma y nos dirigimos a mi cuarto, cuando pasamos el umbral de la puerta sin previo aviso la arrincono a la pared y renuevo el beso, bajo por su cuello, pechos y vientre, le saco la blusa y beso sus pechos por encima de su brasier, vuelvo a ejercer presión con mis piernas su centro y ella jadea suavemente, sin perder tiempo le quito ese pedazo de tela que impide mi cometido y por primera vez veo sus pechos, esos hermosos pechos de pezones rosados que me invitan a que los pruebe, los beso, le doy suaves lamidas y los meto en mi boca donde los siento crecer, con mi dientes los aprisiono suavemente alternando mi boca y mi mano, hasta que veo como su piel antes nívea ahora esta rosácea por la actividad, subo mi frente hasta descansar en la suya y con mis manos ayudo a zafarle el cinturón de su pantalón, suelto el botón y bajo la cremallera, todo esto sin dejar de verla por un segundo y meto mi mano a su lugar íntimo, mis dedos se deleitan al sentir su humedad y le doy suaves masajes.

Oh~ Irene estas tan húmeda — Saco mi mano de allí y me arrodillo para sacarle el pantalón ella me ayuda y cuando termino poso mi rostro a ese lugar que emana ese olor que me vuelve loca y con mis manos toco su trasero trayendo su cuerpo a mi rostro, tomo una largo suspiro y empiezo a quitar lo único que impide su desnudez, me pongo de pie y la tumbo suavemente sobre la cama, mientras que yo me voy desnudando bajo su mirada, cuando termino me acerco a ella, abro sus piernas y empiezo a besar lentamente sus piernas subiendo cada vez más, hasta llegar muy cerca a su centro y empiezo a besar la parte interna de sus muslos, siento como se retuerce en la cama, sé que estoy alargando el placer lo que más puedo pero quiero ser con ella como nunca antes había sido.

Ya Seul por favor, no me tortures más— Ante esas palabras voy directo a esa parte que emana esa fragancia característica de una mujer cuando está gozando, con mi lengua doy suaves toques por sus pliegues, saboreando cada parte que se me brinda, aprisiono con mis labios ese órgano tan sensible, introduzco mi lengua por primera vez, hasta que siento como sus manos hacen que la penetre más profundo y por primera vez Irene toma parte de su propio placer guiando mis movimientos con sus manos hasta que siento como se contrae y finalmente llega al punto máximo, arqueando su cuerpo y jadeando por lo que acaba de pasar, lo tomo todo sin dejar nada, como un premio merecido, me incorporo suavemente encima de su cuerpo y la vuelvo a besar con la esencia de su orgasmo en mi boca.

Sabes tan bien, tan dulce, tan tú — Ella sonríe en mi boca y me contagia con su risa —Pero sabes esto no termina aquí— Subo mi mano e introduzco dos de mis dedos en su boca, ella parece entender y empieza a chuparlos, parece que de algún modo sabe cómo hacerlo para hacerme sentir arder de placer, los retiro y los bajo de nuevo a su humedad, mientras la beso hago masajes de movimientos alternados entre suaves y con presión a rápidos y fuertes, hago acomodar su piernas de tal forma que nuestros centros se sientan mutuamente y sin previo aviso la penetro con mis dedos, se siente tan bien, tan caliente, sé que desde ese momento me voy a volver adicta a estar dentro de ella, a sentirla tan íntima, tan conectada a ella, como si fuéramos una sola persona, me clava sus uñas en mi espalda lo que hace que empiece un vaivén más rápido, más necesitado de liberación, me besa sin parar, busca mi cuello y muerde suavemente mi hombro.

— Ohhh~ Seulgi se siente tan bien, no pares por favor ya casi — La presión ejercida por mi cuerpo y ese movimiento hace que ella se encuentre con el placer mientras gime mi nombre, desencadenando mi propia explosión.

Lo que antes le relaté como la descripción de un orgasmo se quedó corto ante lo que sentí, jamás había sido tan intenso, jamás tan largo, me dejo sin aliento, sin fuerzas, mis piernas todavía temblaban por lo que había acabado de ocurrir, descanse mi rostro en su hombro y despacio me incorpore a su lado, mi cuarto olía a nosotras, a sexo, a sudor, a entrega, tratando de calmar mi respiración Irene acomoda su cabeza en mi pecho y con sus manos empieza a tocar mi cuerpo de forma tan dulce, jamás había hecho eso después del sexo, después de lograr el placer simplemente era una desconocida que quería que se fuera si estaba en mi casa o irme lo más pronto posible si era al contrario, pero esta vez era diferente, a mi lado tenia a mi amiga, a la persona que conocía mis miedos, no tenía donde huir y la verdad, no quería, solo deseaba que no dejara de tocarme y lentamente el sueño nos alcanzó a las dos.


TBC

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La Promesa | SeulreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora