Capítulo 4

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Cuando quieres creer que las cosas siguen igual, algo te hace abrir los ojos para que dejes de engañarte, toda historia tiene un punto de quiebre, un instante, una mirada y todo cambia, es una vía sin retorno, lo que había sucedido con Irene no era una experiencia más, aunque las dos intentábamos por todos los medios olvidar esa noche, la tensión sexual entre nosotras aumentaba, el recuerdo luchaba incansablemente por salir a flote.

Irene acostumbraba a quedarse en mi apartamento por lo menos una noche al mes, para ver películas, comer palomitas de maíz y chismear un poco, ya saben, noche de chicas, puesto que ella todavía vivía con sus padres, según su familia, de su casa salía casada y digamos que para sus padres no soy santa de su devoción, por lo general ella era quien me visitaba, pero eso ya no sucedía, las dos sabíamos que tiempo a solas no era una buena opción, así que aunque no lo discutíamos, de algún modo nos colocábamos de acuerdo para evitarnos.

A mi apartamento llegó la invitación de la reunión anual de egresadas del colegio donde Irene y yo habíamos estudiado, una cena elegante para reunirse y hablar de cómo marchaba nuestras vidas, si me pregunta una total estupidez, la verdad esa clase de eventos me daba flojera por su protocolo, pero Irene siempre insistió en que no faltáramos y ese año no iba a ser la excepción, así que ya había escogido el atuendo adecuado para la ocasión, un vestido color plata con zapatos de tacón y su correspondientes accesorios, la verdad era que nunca mi vientre plano y un poco marcado, de mis piernas bien formadas y mi trasero bien puesto en su sitio, jajajaja, aunque jamás me ayudo a dejar de ser arrogante, rasgo distintivo de una Kang.

Con Irene nos colocamos de acuerdo en que esa noche se quedaba en mi apartamento para llevar un solo transporte, es decir su automóvil, quedó de recogerme a las 6:30pm para llegar a tiempo, ashhh jamás dejó de ser puntual, a mí siempre me gustaba hacerme esperar, al fin y al cabo lo bueno siempre se hace esperar.

A la hora acordada timbró mi puerta, yo todavía seguía en retoques de último momento, así que abrí la puerta sin ver al frente porque inmediatamente me dirigí al baño para seguir, sabía muy bien que Irene me iba a matar por no estar lista, así que mejor apurar el paso.

— Por Dios Seulgi, no me digas que no estás lista, contigo es imposible— La escucho resoplar e inmediatamente me saca una risa, ya me la imaginaba moviendo su pie en el suelo de forma rápida por la desesperación.

—Ya Irene, tranquila estoy lista, solo tratando de superar la perfección— La escucho reír, ya sabe que hay cosas que jamás cambian.

Es que no entiendo que es lo que tanto haces ya deberías estar lista.— Escucho sus pasos por toda la sala.

—Tranquila, la cena todavía va a estar allí cuando lleguemos.—- Se detiene de golpe.

Ashhh ya sabes que no es por eso.— Siempre me gusto hacerla enojar, es algo gracioso.

¡Listo!— Llegué a la sala y quede sin palabras, Irene estaba preciosa, con un vestido negro ajustado que resaltaba muy bien su cuerpo y con un escote de muerte lenta, creo que se me caía la baba como adolescente hormonal al verla, jamás la había visto tan sexy, aunque como ya les había dicho Irene es una mujer hermosa, es de esas mujeres las cuales quieres presentar a la familia como tu novia o amiga, es decir, tan dulce, tan centrada, tan en su sitio, pero jamás atrevida con su forma de vestir y verla así, ¡Dios! simplemente sin palabras.

Eso veo... bueno y ¿qué tal estoy? —Me pregunta creo que de forma no tan inocente, sabía muy bien cómo me había dejado.

Eh —Carraspeo un poco la garganta —Estás preciosa.—Y le doy mi mejor sonrisa.

La Promesa | SeulreneTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang