Capítulo siete.

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Estoy nerviosa, no puedo disimularlo con facilidad. Es la primera vez que voy a tener algo más que solo cariños con una persona. Me siento asusta, completa y absolutamente asustada. Tengo miedo que duela, que todo me salga mal, que no lo disfrute como quisiera.
Recuerdo que Míah, mi mejor amiga en España, me contó una vez como fue la primera vez que estuvo con alguien.
FUE ESPANTOSO.
Estaba súper nerviosa, y su novio, en ese entonces, no le tomó importancia.

—La próxima vez que tenga sexo con alguien voy a mantenerme relajada, porque si pienso que me va a doler es mucho peor.

Y lo menos que podía hacer ahora era mantenerme tranquila.

Asiento con la mirada para darle paso a lo que estaba pronosticado. Harry se acerca y besa mi cuello, tomando mi espalda para levantar mi blusa y quitártela por completo. Desabrocha con facilidad mi corpiño y veo que tiene los labios entreabiertos. Pasa sus manos por el valle de mis pechos y los toma entre sus manos, apretándolos hasta hacerme gemir fuertemente.
Esto me estaba encantando, y no podía dejar que pare.
Acerca sus labios hasta mis pechos y los succiona, mordiendo cada uno de mis pezones hasta que estos quedan duros y completamente rojos. Eleva sus ojos y me mira, besándome y mordiendo mis labios con fuerza. Duele, pero el dolor será momentáneo, el placer es lo que vendrá después.

¿Qué estoy haciendo? ¿No se supone que debo perder mi virginidad en un mejor lugar y con la persona que amo?

Bajo hasta quedarme frente a su cremallera, frotando suavemente sobre esta. Elevo la vista a Harry y puedo ver que tiene los ojos cerrados mientras sus labios están entreabiertos. Bajo el cierre y prosigo a sacar su miembro que está dentro de sus bóxers. Lo agito y siento el deseo de hacer lo mismo de aquel día: tenerlo entre mis labios. Y lo hago. Mueve mi cabello hasta apartarlo de mi rostro, sonriendo al mismo momento que me levanta y me pega a la puerta. Me beso unos segundos y luego él se sienta en el inodoro, tirando de mí para que yo me siente encima de él. Estoy entre sus piernas y aún tiene playera, así que lo que hago es zafarle esta y sentir su cuerpo al tocar con el mío. Me besa, me besa tan fuertemente que quiera que todo el rato esté así, pero llega un momento en el que los besos ya no bastan para controlar toda la excitación que tengo en el cuerpo. Quiero tenerlo ya, quiero que esté dentro de mí.

¿Lo quiero? Sí, quiero sentirlo ya.

Busco desesperadamente alguna cosa que pueda contener esto, así que Harry se baja los pantalones y acomoda su miembro en la entrada de mi feminidad. Entra lentamente, lanzando un gruñido al darse cuenta que ya está dentro de mí. Gimo fuertemente por el dolor y suelto un quejido que se expande por todo el lugar. Une sus labios con los míos, tratando de evitar que siga gritando.

—Harry—jadeo, sujetándome de su cuello mientras siento los rápidos movimientos que ha procedido a dar—. ¿Podrías ir un poco más despacio?—muerdo mis labios, tratando de que el dolor de mis mordiscos distraigan al dolor que me está matando ahí abajo.

—No—masculla con la respiración entrecortada.

—Demonio—jadeo nuevamente, abriendo mis ojos al sentir que este está aumentando cada vez más la velocidad— ¡No puedo!

Cambia de posición, cargando mi cuerpo para ahora recostarme sobre una plataforma junto al inodoro. Esas plataformas que tenían como finalidad dejar las cosas—o eso creo yo—, me mira y luego de terminar de acomodarse entra de un tiro en mí.

Era rápido, veloz y consistente.

Toma mis manos y las pone en mi cabeza, aumentando la velocidad radicalmente hasta dejarme sin decir una sola palabra más.
Esto ya no comenzaba a doler, comenzaba a ser exquisito para ambas partes.
El golpe de nuestros cuerpos al tocarse provocaba un sonido casi interminable, un sonido que solo nuestros cuerpos podían conseguir; tanto como el que nuestros gemidos formaban.

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