Torso en mi rostro una sonrisa de satisfacción. No puedo negar que el rostro de dolor me excitaba en el acto sexual. Era signo que estaba predominando en esto, y que por lo tanto tenían que tenerme respeto siempre.
Siento su gemido ahogarse en mi oído, tiritando el cuerpo cada vez que mis dedos jugaban dentro de ella. Pellizca sus labios con los dientes y veo sus ojos en blanco.
Me mira por unos segundos y sonríe cuando deslizo sus bragas de sus piernas. Levanto su cuerpo y la pego a la pared, porque quiero sentir su peso en mi cuerpo. Quiero sostenerla y entrar en ella mientras está lo más estrecha posible.
Mi cuerpo se siente satisfecho.
¿Y mi mente?
Recuesto su cuerpo boca abajo y todo su vientre queda sobre la cama. Me coloco detrás de ella y entro nuevamente mientras gira su rostro y me observa. Sostengo su espalda con mis manos apoyadas para que no intente levantarse, y siento cómo sus gemidos cada vez dejan de susurrar.
—Guarda silencio.
Asiente con timidez y vuelve a aferrarse a los almohadones.
Salgo de ella cuando siento que es el momento de culminar todo esto. Expulso todo lo que tengo que expulsar, con libertad y confianza, y me recuesto en la cama para observar el techo acaramelado de la habitación.
No sé qué tan bueno ha sido todo esto. Me refiero a la idea de que me he acostado con una mujer mientras tengo a otra en mi mente. Es como haber follado con dos mujeres al mismo tiempo. Algún tipo de orgia fantástica sin más de una mujer.
Briana se recuesta junto a mí y se cubre con las sábanas de su cama. Me observa constantemente, esperando a que mi vista se desvíe para poder mirarla. Pero no quiero hacerlo.
Mantengo mi vista en la amplitud del techo, pensando en cuantas veces me he quedado mirando el techo de mi habitación en espera de que algo llegue a mi mente. Algo que pueda darme respuestas a cómo es que está yendo mi vida de momento.
Porque mi vida, desde muy joven, no ha sido más que una mierda.
Siento sus dedos rozar mi piel, deslizando sus manos desde mis clavículas hasta mi vientre. Las yemas de sus dedos me hacen cosquillas, pero las reprimo para mí mismo. Siento que se detiene en una zona que me causa aún un poco de dolor. Era la cicatriz que Alba me había hecho hace unos días en el tocador de mi casa.
Ahora sí es cuando deslizo mi vista hacia donde están sus dedos y luego hacía ella para atender a sus palabras.
— ¿Por qué haces esto?—pregunta con ironía. Ella sabe la respuesta, pero, tal vez, sólo quiere esperar que la respuesta haya cambiado.
—Ni yo mismo lo sé—admito. No tengo respuesta para aquella pregunta, porque responder que sólo quería tener sexo era una respuesta totalmente inmadura. Aunque tal vez se la única razón por la cual esté compartiendo con ella esto.
Me observa unos segundos en silencio y luego se levanta de la cama con las sábanas cubriendo todo su cuerpo. Suspiro, porque estoy un poco fastidiado con ella y, sorprendentemente, conmigo. Sé perfectamente que esto no era necesario, pero aquí tenemos. Harry Holt haciendo de las suyas sobre una cama desconocida. Era ya algo muy normal en mi antigua vida. ¿Dónde quedó aquel pensamiento de 'Ya no quiero seguir llevando ese estilo de vida' luego del accidente?
Sin pensarlo—aunque tuve suficiente tiempo como para meditarlo—, cojo mis boxers y salgo para poder hablar con ella. Tengo que pedir disculpas por más que no quiera hacerlo.
Está mirando por la baranda que da vista a la planta de abajo. Me mira y me acerco a ella cuando aparta nuevamente la vista para mirar sus manos.
— ¿Alguna vez te has enamorado?—pregunto con curiosidad. Sé que la pregunta es inoportuna, pero si habíamos compartido aquello en la habitación, creo que esto no le molestaría tanto.—Sí, lo he hecho.
— ¿Y cuánto duró?—vuelvo a preguntar con rapidez.
La escucho suspirar y se gira para verme frente a frente.
—Sigue durando. Me he enamorado de ti desde el primer momento en que te vi. Cursi, ¿verdad?, pero lo he hecho. Y no sabes cuán arrepentida esto por esto.
Sus palabras me helaron en el momento. Por más que quiera negarlo, era cierto. Ambos queremos que aquel encuentro no haya pasado más de un baile o un compartir de copas. Esto no debio continuar más.
—Perdón—tal vez pido perdón porque no le correspondo en nada.
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Lovesick
Teen FictionNo pensaba que habría relación alguna entre el dolor y el amor, ni que fuera complemento para la felicidad y mucho menos para poder amar a alguien tanto. ¿Es esto en verdad lo que esperaba de él? ¿Podré soportar no tenerlo junto a mí?