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[Parte 1/2]

Narra Mangel

Miré mis manos las cuáles temblaban con fuerza a causa de los nervios que carcomían a bocados mi interior débil, vacío y terriblemente sumido en un dolor que no sabré explicar jamás.

Rubén me había regalado un año de maravilloso noviazgo, dónde tuve que maquillar aquellas expresiones de "felicidad" que le dedicaba e incluso las sonrisas falsas que le regalaba por compasión. Yo sé que se daba cuenta de que yo ya no era el mismo, el brillito triste que destellaban aquellos ojos que siempre me miraban con cierta lástima me hacían sentirme más mierda.

¿Por qué me sentía así?, quizás fue aquel día dónde visité a Cristian a la cárcel y lo vi, a él, a aquel hombre que me había arrebatado sin piedad a aquella personita que iluminaba mi vida, mi hermana.

Todo sucedió tan rápido que apenas puedo ordenar los escabrosos recuerdos del accidente automovilístico que sufrí hace cinco meses.

Flashback (25 de marzo de 2017)

-- ¡Mangel! - su aguda voz me llamó con fuerza obligándome a girar sobre mis propios talones para poner toda mi atención sobre ella.

-- ¿Qué quieres, enana? - pregunté viendo como sus cachetes se inflaban de frustración.

-- Me prometiste llevarme al parque de atracciones - si, suelo prometer cosas, que las cumpla ya es otro asunto.

-- ¿Y? - dije de forma desinteresada sentándome en el sofá dispuesto a agarrar el mando de la televisión cuando mi hermana lo tiró al suelo.

-- Joder, me lo prometiste - abrí mis ojos como platos al escuchar aquella palabra malsonante que había escapado de su boca - quiero ir ya.

-- ¿En serio? - miré por la ventana viendo como pequeñas gotitas de lluvia empañaban el paisaje que a mí me encantaba admirar.

-- Si, vamos ya - tiró ahora de mi abrigo obligando a mis piernas a responder ante sus exigencias y elevar mi trasero del sofá.

-- Pero es muy tarde - me quejé pero ella me ignoró.

-- Estoy de vacaciones así que no importa que vayamos tarde al parque, además... - giró para mirarme con sus ojitos color miel - ir por la noche lo hace más divertido.

Sonreí rendido dejándome guiar por mi hermana hasta mi coche y subirnos para encaminarnos al dichoso parque de atracciones del que todo Madrid hablaba. Yo odiaba cualquier atracción que me elevase por los aires o me obligase a hacer algo de esfuerzo al que no estaba acostumbrado.

Escuchaba los tarareos de mi enana en los asientos traseros, al fin y al cabo era una pequeña niña inocente que solo sabía de la diversión que le propocionaba la vida a su corta edad.

Dejé de escucharla por un momento para centrar mi atención en la carretera mojada bajo las ruedas del coche, odiaba conducir de noche y más si había llovido recientemente.

La luz de un camión en sentido contrario quemó mis pupilas e hizo que perdiese el control del volante, haciendo que el coche diese varias vueltas de campana hasta que chocamos con un gran árbol que estaba justo al final de una vereda por la que perdí a mi dulce ángel.

Es en ese entonces cuando todo en mi vida se oscureció para siempre.

Fin del flashback

Siempre había sospechado que aquel camión se había cruzado en nuestro camino con intención, aunque mi novio y amigos intentaron quitarme aquella idea casi paranoica de mi cabeza, yo nunca la deseché por completo.

Mis padres me culpabilizaron de la muerte de mi hermana sin pensar cuan destrozado yo estaba, daría lo que fuera por haber sido yo el que hubiese muerto aquella fatídica noche.

Me torturaba día tras día con recuerdos dónde mi enana era la preciosa protagonista: risas compartidas en momentos cómplices, discusiones que reviviría sin dudarlo por volver a ver a mi hermana con su tierna cara de enfado, sus hermosos cumpleaños en donde toda mi familia se reunía por la felicidad de ella y aquellas navidades bajo el abeto abriendo regalos en plena madrugada.

Amaba mucho a Rubén, mi principal apoyo desde que parte de mi corazón se había ido con mi hermana, sé que empatizaba con mi dolor pero no podía llegar a entenderme, por mucho que lo intentase.

Buscaba al responsable de aquel accidente pero solo me encontraba a mí mismo sobre un fondo negro, aquel color que representaba todo de mí. Pero yo no era el culpable, yo no había matado a mi hermana, había sido él.

Adrián.

Por eso cuando su mirada se cruzó con la mía en aquella cárcel donde debía pudrirse el muy hijo de puta, había encontrado la verdad de mi suposición. Pero no podía acusarlo si él nunca había salido de aquellas rejas que robaban su libertad, aunque yo sabía que tenía contactos fuera de aquel lugar, posiblemente algunos de sus secuaces había conducido aquel camión y luego se dio a la fuga.

Quiero vengar la muerte de mi hermana, quiero que aquellos que acallaron su vida en tan solo un compás paguen por el dolor al que me condenaron.

De repente sentí una mano posarse tranquilamente sobre mi hombro obligándome a despejar todos aquellos pensamientos asesinos que nublaban mi mente.

-- ¿Otra vez pensando en ella? - preguntó Rubén sentándose a mi lado, regalándome una tierna sonrisa que no me calmaba en absoluto.

-- No puedo dejar que ella se vaya de mis pensamientos, no aún - sus labios se posaron sobre mi mejilla dando una leve caricia sobre la zona.

Cerré mis ojos evitando que las lágrimas dolorosas escapasen de mis orbes, escuchando la respiración tranquila de mi novio inundar mis oídos con paciencia.

-- Mi amor - abrí mis ojos para mirarle - ella, allá donde esté, no quiere verte así.

Duele recordar como en un acto de locura lastimosa prohibí a mis allegados pronunciar el nombre de mi hermana obligando a que dijesen "ella" cuando se refirisen a su persona. Por suerte todos aceptaron sin reproches a mi imposición.

Ahora que lo pienso, mi hermana tenía mucha razón al decir que Rubén sería el primer y último hombre de mi vida, no quería a otro, solo lo amaba a él. Su belleza apaciguaba el bravío mar que enloquecía mi alma.

Recuerdo como mi hermana se alegró cuando le confesé que la persona dueña de mi corazón era un chico, recuerdo como abrazó a mi novio cuando se conocieron por primera vez en persona, recuerdo como insistía día si y día también por que le pidiese matrimonio a Rubén.

Así que casarnos, ¿eh, enana?.

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Volví con la intención de darle un final a esta historia, porque ustedes se lo merecen.

Espero que no me maten y que les haya gustado el capítulo y la noticia de mi regreso.

Hasta pronto. <3

Please, Daddy {Rubelangel}Where stories live. Discover now