Capítulo: 2

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Capítulo 2

Seis horas. Seis malditas horas son las que tardamos en llegar a nuestro destino.

Pase la mayor parte del vuelo peleando con un niño mal educado que se negaba a dejar de patear mi asiento, sino fuera por su adorable abuela hubiera lanzado a ese engendro por la puerta.

Estoy de mal humor, y no solo por estar sentada seis horas ni por soportar a un pequeño demonio. Es el hecho que mis padres me hagan abandonar todo de un día para otro. Intente verlo de todas las maneras posibles, incluso, me emocione un poco con el hecho de iniciar de nuevo, pero entre más lo pensaba la idea iba perdiendo su magia. Ahora me encuentro furiosa por el hecho de que me sacaron de mi hogar sin preguntarme realmente si yo quería hacerlo.

-April. –Toma mi brazo para jalarlo mientras intenta caminar entre la multitud de gente. –Apresúrate, se nos hace tarde.

-Sería una tragedia si eso sucediera. –Mi voz destila sarcasmo.

-April... -Advierte papá a mi lado.

-Está bien. Está bien. –Digo empujando a las personas que se interponen en mi camino. –Solo necesito llegar a la casa nueva y dormir un poco. –Me excuso.

-Como digas.

Tomamos un taxi para llegar a nuestro nuevo hogar. Durante todo el trayecto solo me limito a ver por la ventana y contemplar las luces de cada edificio.

Una vez frente al nuevo hogar no puedo evitar no impresionarme. ¿No nos equivocamos de casa? Diablos. Es imposible que este sea nuestro nuevo hogar, es muy bonito para serlo.

- ¿Qué esperas para entrar? –Alienta papá con diversión al ver mi asombro.

- ¿Robaron un banco o algo por el estilo? –Pregunto entrando a la casa.

Mis padres se ríen. –No. –Responde mamá pasando junto a mí. –Existe algo llamado ahorrar. Deberías intentarlo, evita que cometas cosas ilegales.

Ruedo los ojos. La única manera en la que yo ahorre es cuando quiera un nuevo libro. Uh. Eso me recuerda que tengo que ir a comprar libros nuevos.

Dejo a mis padres atrás y comienzo a subir las escaleras. Mamá dijo que la tercera habitación a la derecha era la mía. Recorro el amplio pasillo hasta llegar a la puerta correcta. Giro el pomo y lentamente entro en ella. Mi boca cae abierta al verla ¿Realmente no se equivocaron de casa? Esta habitación es un poco más grande que la mía, tiene algunos muebles incluyendo una hermosa librera a un lado de la pared de mi cama. La examino con detenimiento, tengo un balcón que da una vista al patio trasero, un gran árbol se encuentra casi rosando la barandilla del balcón.

No es muy grande, pero es perfecto para que yo pueda pasar mis tardes leyendo en él incluso pienso en poner una silla o un mini sofá para estar más cómoda. Sonrió al ver el jardín. Una pequeña brisa llega a mi rostro haciéndome cerrar los ojos para disfrutar de ella.

Entro de nuevo a la habitación y me doy cuenta que tiene su propio baño. Que suerte. No quiero tener una batalla campal con tía Lily sobre quien ocupara el baño primero. Esa mujer sabe cómo infundir miedo.

Ya es de noche cuando decido abrir la maleta que contiene mi ropa. Por lo que dijo mamá el resto de nuestras cosas llegara mañana.

Una vez termino de colgar las pocas prendas decido bajar por algo de comer. Esto de hacer ejercicio no es lo mío. Bajo las escaleras casi corriendo. Voy casi terminando el recorrido cuando unos susurros me detienen.

-Deberíamos de contarle la verdad. –Dice mamá en tono bajo.

-Por supuesto que no Elizabeth. Ella aún no está lista para saberlo. –Su voz es igual de baja que la de mamá. Intento acercarme más para poder escucharlos mejor. –Además, la conozco y sé que se pondrá como loca.

-Entiendo. Pero durante más tiempo lo ocultemos, será más difícil de ocultarlo y tú lo sabes.

Me inclino un poco más para escuchar lo que mi papá le contesta, pero ¿comente que soy la reina de la torpeza? De un momento a otro pierdo el equilibro y termino rodando los últimos escalones. ¡Genial! ¿Otra cosa torpe que quieras hacer o ya acabaste, April?

-¡Oh, Dios! –Exclama mamá mientras se arrodilla junto a mí. - ¿Estas bien cariño? –Pregunta mientras examina mi rostro.

Aparte de tener una contusión cerebral no creo. Me ahorro el comentario porque sé que la preocupare. –No, no. –Digo mientras intento sentarme. –Creo que estoy bien.

-April. –Levanto la vista para ver a mi padre. Este me ve con una expresión seria. - ¿Estabas escuchando nuestra conversación? –Inquiere.

- ¡Oh, mamá! Creo que me lastime mi brazo. –Lloriqueo intentando desviar el tema.

- ¡Stefan! –Grita mamá. –Ayúdame a levantarla. Y deja de hacer preguntas tontas, sabes muy bien que April jamás escucharía nuestras conversaciones a propósito. –Ambos me ayudan a llegar al sofá mientras que yo finjo quejarme del dolor de mi brazo. –No te muevas cariño, iré por un poco de hielo para tu brazo.

Genial. Acabo de activar el modo mamá oso.

-Y bien April ¿Qué lograste escuchar? –Hago una mueca simulando dolor.

-Nada. Yo solo iba bajando las escaleras y por accidente me doblé el pie y caí.

-Claro. –Dice viéndome con los ojos entre cerrados. –Digamos que te creeré.

-Aquí tienes el hielo, cariño. –Mamá se apresura a colocarme el hielo sobre mi brazo. Me quejo al sentir lo frió

-Ya mamá, tranquila. –Digo mientras alejo su mano de mi cabeza. –Solo fue un pequeño golpe, no te tienes porque comportar como una mamá osa.

-April –Me reprocha papá.

-Lo siento. –No sé cómo le hace para que yo con un simple "April" haga lo que él quiera.

-No hay problema. – Dice mamá sentándose en el sofá – ¿Terminaste ya de desempacar tu ropa?

-Si.

-Bien. –Sonríe.

-Creo que me iré a dormir ya. –Informo mientras me levanto del sofá y sostengo la bolsa de hielo en mi brazo derecho fingiendo dolor. –Dulces sueños. –Digo mientras comienzo a subir las escaleras.

-April. –Me llama papá.

- ¿Si? –Pregunto dándome la vuelta. Quizás y quiera disculparse por acusarme injustamente. Oh bueno, eso es lo que él piensa seguramente.

-Te lastimaste el brazo izquierdo. –Entrecierra sus ojos hacia mí. –No el derecho.

¡Diablos! ¿Y ahora qué hago? –Si... -Comienzo. –Pero creo que me lastime ambos. –Eso hubiera sido una excelente respuesta si mi tono no delatara que fue casi una pregunta. Finjo un bostezo. - ¡Uf! Que sueño tengo ¡Feliz Noche! –Grito cuando casi corro escaleras arriba.

La Chica Del Violín. Where stories live. Discover now