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Lamentablemente, ella alcanzó el clímax montada en la motocicleta y de camino a la cabaña. En aquel punto Amanda ya estaba rogando, porque la liberación no hacía nada para aliviarla, sólo ponerla más caliente. Ella sabía lo que su cuerpo quería. Sabía lo que este ansiaba.

¾Harry, por favor... ¾Ella lanzó un grito cuando él la bajó de la moto y la obligó a andar hacia la puerta de la cabaña.

Cada movimiento discordante de su cuerpo era un placer tortuoso. Sus nervios se amotinaban, gritando por su toque, sus besos, pidiendo el alivio. Cuando la puerta se cerró de golpe detrás de él, él se dio la vuelta, la empujó contra sí y cerró de golpe sus labios con los suyos.

Sí. Su boca se abrió a su lengua antes de cerrarse en ella, atrayéndola, gimiendo por el gusto embriagador que llenó sus sentidos y el placer que asaltó su cuerpo. Ella se arqueó, frotándose contra su calor y fuerza mientras sus manos se sepultaban en su pelo, reteniéndolo contra ella inmóvil por el beso que los unía.

Sus manos no estaban pasivas. Ella había esperado demasiado tiempo, el latido de la motocicleta entre sus piernas había sido parecido a lanzar gas a una hoguera. Se quemaba sin control. Los botones de su camisa reventaron y, si no estaba confundida, el material se rasgó mientras luchaba por conseguir exponer la carne masculina.

Todo el rato su lengua bombeaba repetidamente en su boca, su gruñido acalorado acariciaba sus sentidos mientras su pulgar se movía para tocar la herida en su cuello. Ella lanzó un grito por el beso, cuando el movimiento sutil acariciante de su pulgar envió un fuego incontrolado que pasó como un rayo a través de su cuerpo.

Sus vaqueros eran los siguientes. Sus manos se deslizaron hacia abajo mientras su pecho se elevaba, su abdomen estaba tenso hasta que ella pudo abrir el cierre en la cintura de sus vaqueros. Nada importaba, excepto su toque y excepto ser llenada por él.

¾Todavía no, pequeña bruja ¾gruñó él agarrando sus manos, sacudiéndolas encima de su cabeza y anclándolas con una de sus grandes manos.

Ella abrió sus ojos lánguidamente, mirándolo fijamente en la pasión soñolienta cuando ella lamió el gusto de él, de sus labios.

¾¿Vas a golpearme? ¾Ella no podía conseguir sacárselo de su cabeza.

Una sonrisa perversa curvó su boca cuando él la miró con oscura lujuria.

¾Debería atarte y dejarte sufrir ¾replicó él¾. Dejarte ver la agonía llegar, Amanda, si realmente logras abandonarme. Esto te iría bien.

¾Me estás matando, Harry. ¾Ella tiró hacia él¾. Amenázame más tarde, jódeme ahora.

Él gruñó, un sonido de advertencia bajo que hizo que unos estremecimientos de placer recorriesen su columna.

¾Estás tentando tu suerte.

¾Entonces golpéame y muéstrame el error de mi comportamiento. ¾Ella frotó sus senos a través de su pecho expuesto, jadeando por el dulce placer de su camisa raspando contra los pequeños puntos sensibles.

Su mano se apretó en sus muñecas mientras la otra mano se movía de su cabeza al frente de su camisa. Un segundo más tarde el sonido del material rasgándose, casi hizo que culminase. ¿Quién sabía que podría ser tan atractivo rasgar la ropa de su cuerpo de este modo?

¾Empieza con tus zapatos. ¾Su voz era dura, advirtiendo con un siseo de lujuria y peligro.

Sus ojos negros brillaban con hambre, sus mejillas estaban enrojecidas por ella, sus labios hinchados por el beso y pesados por la sensualidad.

Alma profunda (H.S)Where stories live. Discover now