Capítulo 2

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Capítulo 2

Siglo XXI, un año después: Museo de arte e historia de Nueva York.

—Hey, Kyla, tienes un nuevo grupo —Kenam, nuestro supervisor me mira por un corto lapso de tiempo antes de volver a poner su atención en su portátil.

—Me llamo Layla —susurro acomodándome mi casaca donde se puede leer: «¿Puedo ayudarte? ¡Solo debes preguntar!» pero claro, soy ignorada.

Como todas las malditas veces que lo ha dicho mal y le he corregido desde que tomé el puesto hace ya, un año.

—Kim, tú tienes una erupción de vomito en el ala Egipcia que ayer quedó escondida bajo un bote. Y los demás... encuentren algo útil que hacer —trato de no desinflarme al escuchar esto último pero es realmente difícil el no hacerlo.

Mis dos jefes apestan.
Limpiar vomito apesta.
Diría que mi trabajo lo es, pero no soy tan malagradecida.
Gracias a este logro llevar dinero a casa, logro mantener una hipoteca que parece no reducirse con los años pero que al menos me da el dinero suficiente para poder pagar las facturas. Y después de todo, no es tan aburrido.

—Otro día de limpiar basura —gruñe mi compañera de trabajo, Kim, mientras se dirige hacia el cuarto de aseo.

Tras asegurarme de que mis tenis están en orden, y mi ropa este lo más presentable que se puede, solo espero.

Puedo ver a las personas aglomerarse en la entrada mientras mis otros compañeros se encargan de organizarlos. Todos turistas. Y a pesar de que esta es mi rutina diaria desde hace un año ya, no puedo evitar emocionarme.

Porque sí, trabajo en un museo, pero a diferencia del puesto que creí que iba a obtener hace un año que vine a presentar mi hoja de vida, estoy trabajando como guía turística.

Al principio me decepcioné y supe que después de todo mis instintos no estaban mal al encontrarlo tan fácil, pero ingresos son ingresos.

Además, en mis días libres -los cuales son muy pocos- soy como una clase de ayudante asistida para aquellos fanfarrones que les gusta traer a las chicas en sus citas para impresionarlas y hablarles un poco sobre los objetos históricos de la antigua Grecia, pero cuando se les va de la mano el tema y no saben como continuar, entro yo.

Y es por eso que varios me piden que esté cerca. Y ese es otro de los motivos por el cuál sigo aquí. Otro es que es el primer puesto "fijo" que me han dado.
En mis antiguos trabajos me han desechado a los tres o cuatro meses y he tenido que empezar mi búsqueda otra vez. Al menos aquí ya llevo un año.
Supongo que tiene algo que ver el que de alguna manera me convertí en una clase de ingreso constante para mi jefe y hay días donde las propinas son buenas.

Tener un doctorado en literatura e historia griega sirve de mucho, más si es de Oxford, pero cuando eres un simple chica de una baja provincia de la gran ciudad de Nueva York, no te sirve de mucho sin los contactos correctos.

Sé que a mi padre no le gusta ver mi talento y mi doctorado ser desperdiciado como una guía turística, pero no se puede quejar ni exigirme que lo deje, ya que ayudo a pagar las facturas de la casa.
Con mamá enferma, y con su trabajo cada vez más y más exigente, no podemos darnos el lujo de reprochar un poco de dinero.

—¿Lista? —me sonríe Morgan revelando un hoyuelo en su mejilla y cuando sus ojos azul cielo me miran, por un momento me quedo perdida. Un color así no debería ser posible pero aquí están, mirándome—. ¿Nuestra apuesta sigue en pie?

El secreto de los dioses [M. I #1] ✔️Where stories live. Discover now