Extra I: "El baile de los laureles"

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"Ancla"

[El extra se ubica después de la reunión de los Boroh, los De Luque y los Yasser, en Înis.]

Las semanas parecían acortarse más rápido de lo previsto, a pesar de los largos días atestados de trabajo y las miles de preocupaciones aglomeradas en la mente.

Aunque aunque aquello no era un contratiempo para la gran fiesta que se avecinaba en el Estado Rivus. La fiesta anual más esperada entre los nobles y la alta clase. La cual incluía desde empresarios, hasta narcotraficantes de alta gama y a Fickers; traficantes de personas.

Las invitaciones eran peligrosamente privadas y exclusivas, por lo que solo aquellos que las recibían tenían el derecho de asistir —no recibirla era un insulto, pero no tan grave como hacer presencia en la fiesta sin tenerla— y ya habían sido enviadas las primeras a cada líder de los seis estados restantes y a sus hijos sucesores al poder. 

La celebración era inmensamente monstruosa. Eran aproximadamente tres mil invitaciones las que se enviaban cada año y el noventa y ocho por ciento de esa gente llegaba el día acordado.  Se realizaba al aire libre, en el jardín de un lujoso hotel junto a la playa, que era delicadamente decorado para la festividad. La cuál tenía ciertas singularidades que llamaban la atención de la gente; sus principales características le daban el motivo, la hacían la fiesta que era y le daban el apoyo masivo que había tenido por décadas. 

Era tradición tanto como para los habitantes nativos de Rivus, como para sus visitantes.

Los laureles, desde una historia rica y antigua,  solían significar victorias o logros. Pocos tenían el derecho de usarlas, era un lujo limitado únicamente para los nobles y la clase alta, pese a que el sentido original se había visto alterado y desmoralizado con el paso del tiempo. Ese era el motivo de su exclusividad.
Una delicada corona de laurel era enviada a hacer para cada uno de los invitados. Coronas que variaban en tamaños y estilos. Que hacían juego con las decoraciones del lugar.
El tamaño y decoración de estas simbolizaban la casta: omegas usaban unas delicadas y ajustadas a sus cabezas, resaltando capullos de flores y pequeñas semillas delicadamente pintadas de dorado que se sujetaban a la circunferencia de hojas. Las de los alfas eras más robustas, pobladas en hojas, pero holgadas a la cabeza, con flores pequeñas y ya florecidas sujetas a ella. Por último los betas lucían unas similares a la de los alfas, a excepción de que estas no llevaban flores.

Todo esto debido a que la fiesta era pensada y realizada para celebrar la fertilidad y el amor. Irónicamente. Los invitados eran pensados con estrategia para que cuando llegara el momento adecuado, en cierto punto de la velada, todo se realizara con naturalidad según estaba planeado. De ahí uno de los propósitos de las coronas; los invitados no podían retirarse de la velada hasta que una de las hojas de laurel cayese marchita al suelo, y por lo general la fiesta duraba de dos a tres días si eran afortunados. Luego de eso, las personas podían retirarse a descansar unas cuantas horas al hotel, para volver a una comida de despedida que se realizaba a medio día de cuarto día.

El transcurso de la comida se daba tranquilo entre conversaciones amenas que buscaban mantener la paz y la perduración de un grato momento, pues ese día se olvidaban los conflictos, disputas o cualquier problema. Todo para disfrutar de la calidez de los rayos débiles del sol bendiciendo el vino servido en la mesa.
Ese era el resumen del itinerario de la festividad.

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Se observan los cientos de reporteros repartidos por el vestíbulo del hotel, sacando fotos y hablando con uno que otro alfa importante procurando capturar cada palabra en una pequeña libreta de hojas blancas. Canuto dejaba que solamente un par de cada estado se presentara en la fiesta, la idea no era hostigar a sus invitados con la presencia de las cámaras.

ALPHA'S UNITED © [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora