"Ocho"

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En la Tierra...

Ya habían pasado más de 24 horas desde que Star no regresaba, el castaño estaba demasiado preocupado por su mejor amiga.

Y no dudo en avisarles a los padres de esta, los reyes de mewni quién, al escuchar los detalles e investigar un poco, le respondieron al moreno con lo siguiente.

-Si en serio fue Tom, quizás no podamos recuperar la,  él usa una clase de magia peligrosa y poderosa, sin mencionar que es un demonio con mucha fuerza. Sin embargo, iremos a ver a su reino y si él la tiene contra su voluntad la traemos de regreso.

-¿Contra su voluntad? ¿Q-Qué quiere decir?

-Ahm- soltó un suspiro- Si ella se siente a gusto con él y estuvo de acuerdo en irse con él en todo caso no la secuestraron y no hay mucho de que preocuparnos si ella esta bien. Incluso aunque este en esa etapa de la pubertad, en el fondo sigue siendo ella.

-Bien...-contestó no del todo convencido o de acuerdo. Prosiguió a preguntar.- ¿Puedo ir con ustedes?

-Por supuesto, probablemente nos ayudes.

-¿Cuándo irán?

-Ahora mismo. - contestó el rey de mewni finalizando la platica mientras él y sus hombres se dirigían a una de las dimensiones más temibles y... ardientes que había.

Al día siguiente... en el inframundo...

Desde muy temprano, aproximadamente a las siete de la mañana, Star ya había escogido el vestido que deseaba portar para la dichosa ceremonia.

Le emocionaba la idea de casarse, era tan repentino y divertido, eso le exitaba aún más.

Aunque, tanto como en el fondo y en el exterior no sabia muy bien de que iba la idea de casarse con alguien.

Tom había invitados desde los demonios más importantes hasta los seres oscuros, malignos y con clase que había.

Un juez que no debía faltar obviamente, sus lacayos sólo estarían ahí por si a los invitados se les ofrecía cualquier cosa. Como un bocadillo.

Tom era muy conocido en ciertas dimensiones, en especial aquellas tétricas y oscuras. No era de esperarse que la boda fuera algo... extraña y oscura. Quizás oscura no es la palabra correcta, tan sólo... colores un tanto opacos y llamativos. Como el negro, rojo vino, rojo claro, naranja oscuro y morado fuerte.

La ceremonia se llevaría a cabo en uno de los grandes salones del castillo del demonio, lo suficientemente grande para 315 invitados, incluyendo a los padres de Tom quienes todavía no sabían quien era la futura esposa de su amado y único hijo.

Era vienes.

Los invitados empezaban a llegar desde el medio día,  aunque la boda en sí, el momento en que sus almas se unirían por toda la eternidad y estarían legal mente casados por un juez oficial enfrente de muchos espectadores, será hasta las cuatro de la tarde.

El pelirrojo vestía una traje blanco y negro, mientras que la novia un vestido rojo, y su hermoso y lacio pelo rubio recogido en un chongo donde había un prendedor sujetado al velo.

¿Rubio? Si, leyeron bien.

Era el Efecto.

Empezaba a desvanecerse lentamente, pero ahora, Star tenía su pelo rubio y ya no tenía las alas.

Su piel ya no era púrpura, pero tampoco estaba del todo su color. Sus ojos todavía seguían siendo de ese color morado al igual que sus corazones en sus mejillas.

Tom estaba más que preparado y emocionado, dentro de media hora llegarían sus padres y les presentaría a la persona que tanto amaba y que con gusto compartiría su eterna vida.

Y dentro de 55 minutos, la ceremonia daría comienzo.

Faltaba poco para que su estrella fuera suya.

Solo suya.

Todo parecía salir bastante bien.

Y  repito, no permitiría que nada ni nadie lo arruinará.

"Efecto"Where stories live. Discover now