Capítulo 10: el descanso (parte 2)

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Derek amaneció dolorido, ya que dormir en una silla no supone ninguna comodidad. Los ruidos que hacía el Sheriff para ir al trabajo lo despertaron.

Se levantó,  estiró y acomodó un poco su ropa. Stiles seguía dormido, y no había emitido ruido en toda la noche. Notó que había recuperado un poco de color. 

El lobo bajó las escaleras para encontrarse con John que bebía café en la cocina. 

- Buen día - dijo el Sheriff bajando su taza.  -¿Cómo está ...? - 

- Buen día a usted, Stiles durmió toda la noche y sigue sin despertar. Respira mejor y se lo ve bien. - El mayor asintió sonriendo - Preparé algo de comer ayer, está en la heladera. Por si usted o él llegaban a necesitar -

- Si, lo ví. Muchas gracias Derek, es muy gentil de tu parte. Aunque yo no desayuno, y almuerzo en el trabajo. Me gustaría que Stiles comiera algo... - 

- No hay problema Sheriff, voy a esperar a que se despierte o lo voy a hacer yo. Pase lo que pase, voy a hacer que ingiera algo pronto. Necesita recuperar energía. - 

John terminó su café y dejó la taza en el lavadero. 

- Gracias Derek, estás siendo de mucha ayuda. ¿Supiste algo de Scott? - a Derek no le sorprendió esa pregunta. De hecho él mismo se encontraba preguntándose que sería de Scott. Le parecía raro que aún no se presentase en la casa para ir a ver a su mejor amigo. 

- Después del último mensaje no supe más nada, más tarde me contactaré con él- 

El Sheriff se lavantó de su silla, tomó sus cosas y se encaminó a la puerta. 

- Bueno, nos vemos a la noche supongo. Si viene alguno no dudes en tomar el relevo, ya hiciste mucho por nosotros Derek. - dijo antes de salir y subir a la patrulla. 

...

Luego de abrir y cerrar todas las puertas de la cocina de los Stilinski un rato, Derek ya estaba familiarizado con esta. Eran cerca de las 10 de la mañana, por lo que preparó en una bandeja un desayuno completo y subió las escaleras. 

Haciendo malabares entró a la pieza, donde lo primero que notó fue que su dueño no estaba en la cama. Rápidamente apoyó la bandeja en el escritorio y se acercó a la puerta del baño. Tocó con cuidado la puerta. 

- ¿Stiles? ¿Estás bien? - 

- ... -  No respondía pero Derek sabía que estaba ahí dentro, podía oír su respiración. 

- ¿Stiles? Sino me respondes ahora mismo voy a entrar.- 

-¡No! - hizo una pausa el menor -Estoy bien. ¿Qué... Qué hacés acá aún? - 

Derek se preguntó lo mismo por unos instantes. 

- Decidí cuidarte yo hasta acergurarme que estés estable. No conviene dejarte solo. - 

- No sería la primera vez... - Respondió por lo bajo Stiles, en casi un suspiro. El lobo de todas formas lo pudo escuchar, pero no quiso agregar nada. Supuso que el menor no quería que lo escuchara y respetó su privacidad. 

Unos instantes luego apareció Stiles detrás de la puerta. Mostraba un semblante serio, quizás triste. No traía la remera puesta y colgaba de su mano izquierda. Derek tardo unos instantes en reaccionar para correrse a un lado y dejarlo pasar, porque su mirada se perdió en el torso del menor. Parecía un lienzo blanco manchado por pecas. Sus costillas y clavícula se pronunciaban más de lo saludable. El lobo de Derek se disgustó por lo que veía y lo obligó a mirar a otro lado. 

Stiles lo observaba inmutable. Está tanto más callado de lo normal pensó Derek. 

- Estem... ¿Puedo pasar o vas a seguir disfrutando de la bella vista? - dijo sarcásticamente y dejando salir un bufido. 

Volvió a mirarlo pero esta vez a la cara, estaba un poco ruborizado. Y su lobo olía a una mezcla entre vergüenza y desagrado. ¿Habrá estado viéndose en el espejo?  

Se hizo a un lado. Y Stiles volvió a su cama, caminando pesadamente. Volvió a ponerse su remera y se quedó observándolo expectante.

- Te hice el desayuno, espero que tengas hambre y termines todo. - dijo Derek mientras que le acercó la bandeja y se la dejó a su lado en la cama - Tu papá también. - continuó.

El menor paseó su mirada por la bandeja, que rebosaba por las tostadas, el café, el jugo de naranja y los panqueques. Además de todos los tipos de cosas untables que había encontrado en la heladera el morocho. 

- Wow, gracias. No tenías que hacerlo. - le dedicó una mirada de agradecimiento y una sonrisa sincera - Todo se ve muy bien y creo que estoy empezando a recuperar el apetito- 

Derek asintió satisfecho. Charlaron un rato, Derek lo puso al día del itinerario de Beacon Hills mientras Stiles comía despacio, era consiente de que esa manera no podría caerle mal. Necesitaba urgente recuperar nutrientes. Cuando terminó todo el morocho retiró la bandeja y en la cocina devolvió todo a su lugar y lavó la vajilla. 

Cuando volvió a la pieza un olor a tristeza invadió sus fosas nasales. Ahora que era libre de su angustia podía diferenciar mucho mejor ese olor en particular. Antes para él todo apestaba a eso. Las últimas horas se había estado encargando de olfatear todo de nuevo. Encontrando nuevas matices que nunca sintió. 

Stiles seguía en su cama, sentado y mirando a la ventana. Al escuchar a Derek cerca intentó secar sus lágrimas y pasar desapercibido. El lobo se acercó a su lado, no sabiendo que hacer, se sentó en el piso contiguo. Apoyando su espalda a la cama y mirando también a la ventana. Esperó. 

- ¿Cómo hacés para vivir con esto Derek? - este lo miró de reojo - Lastimé gravemente a mis seres más queridos. Dije y les hice cosas horribles... - Dijo tratando de contener que más lágrimas cayeran. - Sé que no era yo en realidad, pero lo recuerdo todo. O la mayor parte. Ví como él hacía todo, sin poder detenerlo. Vos viviste cosas peores, ¿cómo hiciste para seguir adelante? -  

Derek lo escuchó detenidamente. Se volteó del todo para verlo a los ojos y poder dedicarle una mirada de comprensión. 

- No podés comparar Stiles. No te hagas esto. - 

- Pero... - 

- ¿Sabes qué es lo único comparable? - el menor lo miró expectante de costado - En ambos casos, no fue nuestra culpa. Y no pudiste hacer nada para detenerlo, pero de haber podido te aseguro que tus seres queridos saben que nunca los habrías lastimado adrede. Con eso es con lo que podes vivir, no lo olvides. - 

Stiles asintió y cerró los ojos, dejando caer algunas lágrimas más. Se recostó y unos momentos luego ya estaba dormido. 


My selfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora