Capítulo 21: el acuerdo

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Después de una extensa guerra librada por sus lenguas, la cual obviamente Derek iba ganando gracias a su experiencia, rompió el beso. Ambos respiraban agitados, por la falta de oxígeno. Se encontraba notablemente acalorado, casi fuera de sí. Pero no lo suficiente como para continuar hacia donde estaban yendo. Stiles lo miraba de costado con intriga, aún sonrojado por todo lo que estaba pasando y sintiendo. 

Sin dejar de mirarlo consternado, quitó despacio las finas piernas que lo envolvían. Sin querer dañarlo ni  mostrar rechazo. Inmediatamente el menor entendió lo que estaba sucediendo y bajó la cabeza tanto que el mentón casi le tocaba el pecho. 

- ¿Qué hice mal...? - preguntó despacio, con vergüenza. Siempre sin mirar a Derek que aún no se había separado del todo ni levantado del sillón. Lamentablemente, Stiles estaba acostumbrado a arruinar o perder cosas. Es todo lo que había aprendido en su vida, y por eso le costaba aferrarse a personas por miedo a ser una molestia.

- No, Stiles, no hiciste nada mal - respondió inmediatamente y sorprendido. Se encontraba mareado y haciendo un enorme esfuerzo para mantener a su lobo dentro de sí. Necesitaba bajar su calor o entraría a celo ahí y ahora. 

No obtuvo más respuesta salvo un lloriqueo contenido. Que alcanzó para abrirle el pecho al medio. El ver al menor sufrir y a causa suya era inaceptable. 

Volvió a acortar la distancia entre sus cuerpos, y con una mano levantó delicadamente por el mentón a Stiles. Obligándolo a que lo mirase, se encontró el par de ojos color avellana más hermosos del mundo, cubiertos por una fina capa de lágrimas. 

- Stiles. No hiciste nada malo. Todo lo contrario. - dijo haciendo énfasis y sin dejar de verlo a los ojos. Hablándole con su voz más dulce - Pero si seguíamos por ése camino... No te puedo asegurar que terminara bien. Estoy al borde de mis límites, y nunca me había pasado. - de a poco el semblante del menor iba perdiendo la angustia - Me traes loco, y quiero ir más despacio por los dos. - 

- Pero yo quiero ahora - respondió haciendo puchero y en un tono muy infantil. Que a Derek no podía hacer otra cosa que causarle gracia y ... ¿Ternura? Pero esa ternura pronto se convirtió otra vez en deseo. El lobo sacudió su cabeza para quitarse esas ideas de su mente. Inútilmente, por su puesto. De un salto se levantó del todo y tendió una mano a Stiles. Quien dubitativo, lo tomó de ahí y se dejó levantar de un tirón. 

Derek no le había soltado la mano, y con la obra acariciaba su fina mandíbula con cuidado. 

- Te prometo, zorrito malcriado, que vamos a seguir esto. Pero vas a tener que respetar mis tiempos. - esperó un poco hasta que Stiles suspiró y asintió. Luego rió despacio. - Además, siquiera somos pareja, y soy mayor a vos. Si el Sheriff se enterase...-

- Espera - lo interrumpió - Derek Hale, ¿quiere ser mi novio? - preguntó con una expresión llena de curiosidad y diversión. Naturalmente del moreno obtuvo un gruñido, cejas fruncidas, una mirada furtiva y a lo último... Un "si" casi inaudible saliendo de sus labios. A esto, Stiles saltó de alegría, colgándose del cuello de su actual novio para darle un beso fugaz. Derek seguía con la misma mirada pero sabía que en el fondo estaba igual de contento que él. 

- Así que... ¿Zorrito malcriado, eh...? -  Continuó, ya volviendo a la normalidad queriendo provocar al lobo. Pero pronto su rostro volvió a teñirse de angustia por que recordó la charla que habían tenido antes del momento romántico. - ¿Es verdad que le vas a decir a mi papá lo que me está pasando? - y le dedicó su mejor mirada de perro lastimado al lobo. Mientras bajaba los brazos lentamente.  

Derek suspiró y miró a otro lado. Realmente Stiles ahora era su mayor debilidad. Lo pensó durante unos minutos. 

- Es muy hipócrita de mi parte que te prohíba hacer lo que yo hice a tu edad, o mucho antes incluso. Sé lo que se siente la curiosidad por ese poder latente dentro tuyo. - de a poco Stiles iba recuperando color en las mejillas de la emoción, sabiendo a dónde podía estar yendo - No te voy a delatar con él. PERO y sólo pero, me dejás estar en tus prácticas y les vas a contar personalmente a Deaton y Scott lo que estás haciendo. -

- ¡Pe-pero! - reaccionando inmediatamente trató de interrumpirlo. Pero pronto con un dedo, Derek tenía su boca silenciada. 

- Sin peros. Ellos están haciendo un enorme esfuerzo por averiguar cómo separarte del Kitsune. - al escuchar esto, el zorro se revolvió dentro de él, inquieto y molesto. - Lo mínimo que podés hacer es decirles que cambiaste de opinión, por el momento. -

...

Luego de un beso que lo dejó atontado, Derek se marchó a su casa a descansar. Cosa que él también debía hacer pronto. Después de todo lo que había pasado durante el día, sus piernas a duras penas le respondían. Dejó una nota escrita para John en la heladera, donde adentro le había dejado algo de comida, y se fue directo a dormir.

...

A la mañana siguiente, amaneció con las piernas y brazos algo entumecidos. No doloridos, sino  raros. Supuso que se debería a la corrida del día anterior. Pero eso no justificaba el malestar en los brazos. 

Pronto se dirigió al baño y se posicionó frente al espejo. Inicialmente no percibió ningún cambio visible. Suspiró y entró a la ducha para bañarse rápidamente y relajar los músculos tensos. 

...

El lobo lo recogió unos pocos minutos después de que terminase de desayunar. Luego de un llamado y dejado algo de comida a su padre, recogió algunas de cosas con ayuda de Derek y ambos emprendieron viaje en el Camaro al bosque. Stiles había logrado convencer al lobo de mostrarle los avances que había logrado hasta el momento. 

Durante todo el viaje se dedicó a parlotear emocionado sobre el Kitsune. Que se sentía igual de emocionado que él. Los últimos días parecían ir en todo momento a la par. Sintiendo, pensando, incluso adoptando un poco de la personalidad del otro. A cada instante parecían estar más unidos. 

Puso al día al moreno, contándole todo lo que había sentido, hecho y deducido sobre el vínculo. Haciendo pausas en su relato para hacerle breves preguntas sobre su experiencia al lobo. Quien, inevitablemente, sonreía de costado divertido por la actitud del menor mientras respondía. Estaba feliz por él, porque le recordaba a sí mismo de pequeño. Antes de todo lo malo que le había ocurrido, era así de alegre y todo lo emocionaba. Ahora podía revivir esa sensación a través de Stiles. Su actual novio. 

Sabía que por el momento no se acostumbraría a esta nueva relación con el menor. Pero era lo que tenía que ser, se sentía así. Por más raros que se estaban dando los sucesos en sus vidas. Su lobo se lo decía constantemente, tenía que estar a su lado, ahora más que nunca. Quería e iba acompañarlo a donde fuera. 

My selfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora