Capítulo 3

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Si había algo en lo que Kwan Yun no fuese buena, eso era en deportes, en cualquiera simplemente apestaba, sus reflejos eran bastante malos y sus manos parecían haber sido embetunadas con mantequilla. Sin contar que su resistencia al correr era completamente nula. ¿Por qué tenía que hacer todo eso? 

Sus rodillas ya comenzaban a doler al hacer las estocadas, el clima era cálido por lo que quisiera o no habría tenido que utilizar aquel short de tela deportiva para la clase, y se lamentaba bastante, sentía sus músculos contraerse de forma dolorosa y sus rodillas arder cuando su articulación daba contra el piso de madera del gimnasio. Tenía el cabello atado, y algunos cabellos cortos de su flequillo se habían adherido a su frente por el sudor que perlaba su cuerpo. 

—Vamos, Yunnie, son veinte solamente.— Animó la castaña, con las manos en sus caderas, alternando el ejercicio entre ambas piernas con bastante facilidad, como si el hacer aquel ejercicio no requiriera de su total esfuerzo. —Tu puedes. 

—Dilo por ti, me duelen las rodillas.— Gimió la pelinegra, estirando su labio inferior, soltó un pequeño quejido en cuanto apoyó más peso del necesario en su rodilla, y sin importarle nada, se dejó caer al piso, acariciando con la yema de sus dedos la zona afectada, completamente roja. —Me saldrá un moratón.

—No seas dramática.— La castaña entornó los ojos, escuchó el silbato y se levantó, extendiendo sus manos hacia su amiga que seguía tirada en el piso. —Es nuestro turno de correr, Yunnie.— Anunció con voz aterciopelada, riendo por lo bajo ante el gruñido que recibió de respuesta. 

—Voy a morir, Ginie. 

—¡Son veinte minutos alrededor de la cancha, exagerada!— Hizo fuerza, levantando de inmediato a su amiga. —Si así de sencillo fuesen las matemáticas.— Suspiró, comenzando a caminar hacia la esquina cercana a la entrada del lugar, de donde debían comenzar a trotar o correr, como lo dijese el profesor. 

—Si fuese así, habría repetido año.— Soltó la pelinegra, arrastrando los pies. Tomó una gran bocanada de aire, que a los segundos expulsó de sus pulmones cuando el silbato comenzó a sonar. Odiaba correr, odiaba deporte, odiaba sentir su cuerpo pegajoso por el sudor, y el ardor en su cuerpo luego era molesto, sin hablar del dolor muscular del cual era víctima por un día entero. 

Aún así, corrió, luchando contra la falta de aire de la cual se vio afectada a los minutos, Young Gi no la acompañaba, se encontraba varios metros por delante, corriendo, seria y con la respiración normalizada, como si en realidad eso fuese una caminata normal para ella. En definitiva, el deporte no era para Kwan Yun. 

—¡Hyungs! ¿Qué hacen acá?— La voz divertida de Baekhyun llamó la atención de la chica, y si ya había comenzado a estar roja por el ejercicio, ahora debía estar más roja que el cabello de Chanyeol. Junto a los chicos de su clase, sentados en las bancas junto al pelinegro, estaban Minseok y Junmyeon, viendo a las chicas correr. 

—Nos han pillado hablando en clases y nos sacaron del salón.— Soltó divertido el de cabellos burdeos demasiado claros, rascando su nuca. 

Kwan Yun ahogó un nuevo quejido en cuanto notó que debía pasar, justamente, en frente de los tres jugadores del equipo de fútbol, y no se avergonzaba por Junmyeon, mucho menos por Baekhyun, sino que por Minseok, no quería que el rubio la viese así de mal. Aunque luego de lo ocurrido en la cafetería de su madre, poco debería de importarle. 

—¡Tu puedes, Yunnie, solo diez minutos más!— La animó Baekhyun en cuanto pasó en frente suyo, le contestó con un quejido y siguió torturando sus piernas ya temblorosas. Rogando porque los diez minutos que quedaban pasaran con rapidez para refugiarse en los vestidores femeninos, y no salir de ahí hasta que el timbre sonase. 

Shy [Xiumin; EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora