Epílogo

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[Cuatro años después. Beijing, China]


-¿De verdad debo ir, Tao? -Se movió con parsimonia por la habitación que tenía dentro de la facultad, una toalla adornando su cabeza y cubriendo sus cabellos cortos, una bata cubría el resto de su cuerpo de su semi-desnudes, y sus pies descalzos parecían agradecer la suave alfombra que había sobre el suelo de madera. -Estoy a una semana de volver a Corea, ya acabé mi pasantía en la empresa, y no me gustan esos eventos, me aburren.

-Velo como la última vez que nos veremos en meses, y cómo tu último trabajo -ZiTao, al otro lado de la línea, habló con tono aniñado, y Kwan Yun imaginó que debía estar estirando su labio inferior. -Vamos, jiejie, hasta te envié el vestido para que fuésemos a tono.

Suspiró.

-Está bien, iré -Huang comenzó a celebrar al otro lado de la línea, provocando que la chica rodase los ojos. -Pero ni sueñes en presentarme nuevamente como tu novia, ZiTao. Es una advertencia.

-Claro, claro. ¡Nos vemos en unas horas!

Dejó caer su móvil en la mullida cama, con desgano y cierto recelo observó el vestido que yacía extendido sobre las colchas, negro, ajustado, uniendo con unas suaves tiras la parte de la falda con la parte superior, dejando a la vista su estómago de no ser por la tela de encaje que había sobre ésta.

¿Por qué ZiTao gustaba tanto de ese tipo de prendas?

Eran incómodas para ella.

Pero aún así se quitó la bata, poniéndose con sumo cuidado la prenda, deleitándose con la suavidad de la misma. Y se vio en el espejo antes de quitarle la toalla de la cabeza, caminando a paso presuroso hacia el baño para secarse el cabello y ver qué demonios haría con él.

El tiempo se le pasó demasiado rápido, y cuando menos se dio cuenta, estaba bajando las escaleras del edificio con los vertiginosos tacones -cortesía de ZiTao hace un par de meses-, mientras murmuraba que aún le faltaba aplicarse el maldito labial rojo.

-Te di bastante tiempo, jiejie.

-Dos horas para arreglarme para una fiesta importante no es suficiente tiempo, ZiTao. -Aclaró antes de comenzar a colorear sus labio con la sustancia carmín que la hacía sentir segura, bonita, después de todo, todos le repetían lo hermosa, lo sensual que se veía con aquel tono mate en sus labios. Y aquello la hacía sentir segura.

-Pero sí ya te vez hermosa, jiejie.

-Tao...

-Lo sé, lo sé. -Ambos suspiraron, y el automóvil del chino comenzó a andar.

Kwan Yun se limitó a ver por la ventana las calles de la capital de China, intentando guardar en su memoria cada calle y luz que pasaba, guardando en su memoria los rostros de los desconocidos que parecían disfrutar de la noche primaveral, de la bohemia de las calles concurridas de Beijing.

Había pasado seis meses en China, en un programa de intercambio de aceptó sin miramientos cuando recibió el mensaje de ZiTao, porque extrañaba al chico, porque deseaba conocer, porque le serviría como nunca el aprender aún más sobre el país, para comprender mejor el idioma aunque fuese una de las mejores en sus clases.

Kwan Yun estaba estudiando idiomas en la universidad, y cuando volviese a Corea solo tendría que preparar su tesis antes de poder graduarse. Había escogido aprender inglés y chino, ambos en nivel avanzado. Y su decisión fue un escape a sus tartamudeos, porque cuando debía traducir no había timidez, eran minutos, u horas, dónde ya no estaba la pequeña y frágil Park Kwan Yun que se refugiaba de todo en tercer año de preparatoria.

Shy [Xiumin; EXO]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang