Capítulo 11

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Narra Omnisciente

— Ella no está —dijo una enfermera.

Doctores iban y venían buscando a Mía en toda la estancia, nadie podía creer que ella se había escapado. Charlotte estaba enterada de que su sobrina había desaparecido, acudió a la policía, pero no fue de gran ayuda ya que se declara desaparecido a una persona después de 48 horas.

— Vamos Harry —la voz de Mía era suplicante, esperaba a Harry en las afueras de la ciudad.

Niña estúpida —dijo aquella voz.

Había pasado exactamente dos horas, tenía hambre y mucha sed, el calor por la vegetación eran intenso. Estaba totalmente alejada de toda la sociedad, cualquiera podía hacerle cualquier cosa en ese lugar sin que nadie se diese cuenta.

— Mía —habló aquella voz ronca logrando que se sobresaltara en su lugar.

— Pensé que no vendrías —era como si tuviera miedo al decir algo.

— Todos están preocupados por ti.

— Ya no importa ¿Sabes? —su voz era melancólica.

— No hagas las cosas más difíciles, podemos ayudarte —habló Harry acercándose a ella.

— Me encantó verte ayer —dijo ignorando las palabras de Harry.

— A mí también me gustó verte, pero regresemos, por favor —dijo este suplicante.

— No, ¿No lo ves? —Hizo una pausa— No quiero estar en ese lugar, ya no quiero seguir aquí.

El silencio que se produjo era tenso, el viento comenzaba a soplar más, el cabello de Mía iba y venía en el aire. Harry podía apreciar la belleza que emanaba Mía, le dolía que pensara eso, le dolía que no luchase por estar con él. Ella sabía que él podía apoyarla pero ya estaba cansada de todo.

— ¿Sabes qué iba a decirte aquel día de la cena en mi casa? —la miró directo en los ojos— ¿Quieres ser mi novia?, eso era lo que pensaba decirte, estaba realmente nervioso por tu respuesta. Luego todo tu mundo se complicó y ya no eras la misma, nuestros amigos se estaban yendo y solo me quedabas tú, mi única mejor amiga y a la que quiero. No eres una simple mejor amiga, eres mi todo por todo. No quiero que pienses en irte, porque tienes una razón por estar aquí, y estoy siendo egoísta al pedirte que te quedes pero es lo único que puedo ofrecerte.

— Lo siento, ¿sí?, pero no puedo quedarme —levantó una pequeña bolsa del suelo— acá tengo unos frascos que contienen sangre —Harry estaba serio, sabía que todo de ella— y desgraciadamente no es cualquier sangre —las lágrimas no tardaron en hacer su acto— es la sangre de tu ex novia, de Tim y de nuestros amigos.

— ¿Tú...tú fuiste? —la sorpresa de enterarse de esa manera sobrepasaba a Harry— ¿Cómo pudiste? —la ira comenzaba a surgir.

— ¡Lo siento! no sabía qué hacer para quitarme a sed de sangre.

— ¿Lo siento? ¿Crees que con eso aquellas inocentes vidas volverán? —Estaba en shock— Mía por Dios, ¿Sabes que iras a prisión por esas muertes? ¿¡Qué mierda tienes en la cabeza al asesinar a tus amigos!?

Sabía que decir que una voz fue la quién mató a sus amigos era apuñalarse más, nadie iba a creer eso y volvería al hospital psiquiátrico.

— ¡Contesta! —gritó Harry.

— ¡Cállate! ¡Sé que cometí errores graves! ¿Crees que no lo sé? —Todo estaba pasando muy rápido— ¿Quién te crees para decirme toda está mierda?, no sabes ni la mitad de lo que tengo que soportar en mi cabeza ¿y vienes tú a decirme que todo esto? Estoy cansada de escuchar a todos, de escuchar a esa maldita voz.

— Esto es demasiado —dijo Harry dándole la espalda.

— Tengo que irme. Solo quiero que sepas que te quiero, y que nunca quise hacerles daño a nuestros amigos. Cuídate Harry, te quiero.

Mía corría por el bosque, Harry la seguía, podía escuchar sus gritos llamándola. Hasta que hubo un punto donde ella ya no pudo distinguir la voz de Harry.

Siguió caminando, hasta que llegó a una cascada, se sentó en la orilla y lloró. Su rostro estaba lleno de lágrimas, todo había acabado ya, estaba segura. Solo era tiempo de esperar a que su vida se apagara.

Fin.


El CementerioWhere stories live. Discover now