Capítulo treinta y seis

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Nuestras miradas se cruzan y apoya su frente contra la mía, yo aún trato de asimilar lo que me ha dicho.

"Nena, eres mía, ¿Lo sabes verdad?"

Se me ha quedado esa frase grabada, pf. Jesús se muerde el labio nervioso y asiento, sinceramente no sé ni lo que digo. Me besa de nuevo y el calor recorre todo mi cuerpo, mientras que Jesús se dedica a acariciar mi cintura.
No dejo de pensar en lo que me ha dicho, ¿Por qué será?

De un momento a otro, me coge en el aire y comienza a dar vueltas en el sitio. Se ríe y me río, pf.
Me baja de encima suya y se restriega el ojo derecho, tiene sueño y yo también.
Creo que nos vamos a ir a dormir, o por lo menos yo.

[...]

-Mia no puedo dormir-Dice mientras se pega más a mí y pasa su mano por mi cintura.

-Es la cuarta vez que me levantas Jesús-Me río y me doy la vuelta-¿Qué quieres?, te juro que la próxima vez que me levantes duermes en la terraza.

-Que bruta eres-Dice con una risa y suspira, se apoya en el cabecero de la cama y echa la cabeza hacia atrás-Estoy harto de que piensen que somos pareja.

Suspiro y me pongo las manos en la cara. Me mira y aunque crea que no le estoy mirando porque tengo la cara tapada, le estoy mirando y ahora mismo está tratando de sonreír.

-¿Qué somos Mia?-Termina preguntando nervioso y trago saliva-Está claro que sólo amigos no somos.

Encojo los hombros y se gira, apoyándose sobre su codo. Nos miramos y me muerdo el labio al mirar como me agarra la mano, pf Jesús.

-Quedan quince días para que me vaya-Agacha la cabeza y acaricio su mano-No he conseguido convencer a mi madre de quedarme un mes, al final son seis.

Nos volvemos a mirar, y Jesús suspira. Quiero abrazarle, quiero hacerlo pero no sé como, hay ciertos puntos que me da hasta vergüenza. Pero claro, él siempre no tiene que dar el primer paso y quizás yo también tenga que empezar a cambiar. Claro que tengo que cambiar, menudas tonterías las que se me pasan por la cabeza.
Dicho esto me lanzo a sus brazos y él acaricia mi espalda y besa mi hombro.

-Te echaré de menos pequeña-Susurra y sonrío-Pero que sepas que no es una despedida y que los días que nos quedan juntos, van a ser los mejores-Me río y él suspira, él no quiere irse y yo no quiero que se vaya-Me tendrás muchísimo tiempo dándote por saco.

-Parece que te estas despidiendo de mí-Me río y él se ríe.

-Estoy practicando para que cuando llegue ese momento no me ponga a llorar-Dice con una risa y me río, que niño-No quiero que llegue el día.

Suspiro y nos miramos. Ha pasado todo tan rápido que ni me lo creo. He perdido una amistad, he ganado otra mucho mejor, Jesús.

Aunque bueno, como me ha preguntado él antes, ¿Qué somos?
No tengo ni la mayor idea pero ojalá sigamos así. Yo tampoco quiero que llegue el momento de la despedida, sinceramente porque las odio y siempre salgo llorando por quien sea. No quiero ni imaginarme lo que yo hubiese hecho sin él. Bendita parada de autobús.

¿Y si Carmen deja a su novio y trata de recuperar a Jesús?, no creo que él se dejase llevar. Aunque bueno Carmen por hacerme sentir mal, hace de todo así que puedo ir preparándome porque quizás me espera lo peor.

Cuéntame al oídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora