Capítulo setenta y siete

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-Nena -Agarro la cintura de Mia y me mira- ¿Qué te pasa?

-Que no sé de donde saca este hombre tantas cosas-Se pasa una mano por el pelo y beso su mejilla.

-No te preocupes, es imbécil.

-No le hagas ni caso a lo que diga-Acaricia mi mejilla y asiento- Te quedan cinco días aquí así que sólo te quiero para mí.

Me río y beso sus labios. Se apoya sobre mi pecho y coge mi móvil, seguro que ya va a empezar con las fotos.
Efectivamente pasa así.

-Tío porque pones esas caras-Mia suspira y me río, beso su mejilla y refunfuña- Acabas de estropear la foto.

-Pero si sales bien-Me río y niega- Eres una refunfuñona eh-Beso su mejilla y me da el móvil.

Siempre estamos haciéndonos fotos, no hay día que no tengamos fotos juntos.

-¿Sabes qué?, nunca había pensado que acabaríamos Juntos-Se ríe y alzo una ceja.

-Yo lo supe desde el primer momento -Le giño un ojo y ella se ríe.

Mia.

Estoy harta. Harta de que mi padre y Jesús no se lleven bien, de que cuando nos sentemos a comer comiencen a discutir o que se insulten. Sobre todo de mi padre, no sé que quiere conseguir pero seguro que no es nada bueno y me espero lo peor.
Salgo de baño y bajo las escaleras, no sé donde estará Jesús pero se escuchan gritos de mi madre y de mi padre. Me espero lo peor.

-¿Cómo se te ocurre pelearte otra vez con el pobre chiquillo?, Alberto estás sacando las cosas de quicio-Mi madre sigue gritando y alzo una ceja- Jesús sólo quiere estar con Mia. Por tu culpa acaba de salir corriendo.

-¿Qué?-Pregunto seria y mi madre se aparta de mi padre- Papá te juro que me estás tocando demasiado la moral, eres gilipollas.

-Hablame bien Mia-Advierte mi padre y abro la puerta- ¿A dónde cojones vas?

-A buscar a Jesús-Salgo de casa y suspiro.

No puedo creer lo que ha hecho, estoy hasta el mismísimo de que se pelee con él por sus putos cojones. Llamo a Jesús pero no lo coge, joder.
Camino de un lado a otro buscándole pero no hay ni rastro de él.

Vuelvo a llamarle pero me salta el contestador, mierda... Estoy apunto de darme la vuelta e irme para casa de nuevo pero Jesús... Tengo que saber donde está.

Con pensar en mi padre me entra de todo, me pone de mala leche. Paso enserio, es un caso perdido. El gilipollas de mi padre se está cargando mi relación con Jesús poco a poco, está muy serio o por lo menos conmigo... Me paso una mano por el pelo y suspiro.

Una vez ya de vuelta a casa me dispongo a cruzar el semáforo y suspiro de nuevo. Si pienso en Jesús me siento mal y si pienso en mi padre me pongo de mala leche, pf.

[...]

-Lleva tres horas fuera -Digo nerviosa y mi padre me mira mal- ¿Y si le ha pasado algo?

Cruzo los brazos y me muerdo el labio, sigue sin cogerme el teléfono. Me levanto del sofá y subo las escaleras. Mierda. Mierda joder. Se ha ido. No está ni su maleta ni nada. Bajo las escaleras corriendo y me acerco a mi padre.

-A la estación-Cruzo los brazos y mi padre alza un ceja- Papá que me lleves a Vialia.

-¿Estás loca?, ¿Qué quieres?

-Jesús se ha ido-Abro la puerta y mi madre mira a mi padre cruzada de brazos.

-Ya te vale-Musita mi madre entre suspiros y salgo de casa, hasta las narices me tiene este hombre.

Con mucha suerte quizás podré pillar a Jesús a tiempo. Al menos podría haberme avisado de ellos...

Cuéntame al oídoWhere stories live. Discover now