Dulces y juguetes

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13. Dulces y juguetes

— ¡¿Qué?! — L intentó no gritar, Near se estaba vistiendo y él acababa de escuchar algo horrible.

— Solo será unas horas mientras consigo lo necesario— Watari abotonaba su gabardina negra y se ponía sus guantes de cuero del mismo color— Estarán bien si los dejo solos...

— Ven lo antes posible, yo... ¿por lo menos hay azúcar?

— Te la acabaste ayer.

— ¿Qué ocurre? — Near bajaba por las escaleras, abotonaba el último botón de su camisa blanca, no llevaba zapatos y su cabello húmedo se acentuaba a su cara, era como si se hubiera peinado (ºoº)

— Tus juguetes, mis dulces...— L cayó sentado en el sillón, miraba a la nada como si hubiera perdido su alma— No están, y... ¡se acabó la azúcar!

— ¡¿Qué?! ¿mis juguetes no están? — Near se sentó al lado de su mentor. La mirada del niño era tan angustiada como la de L.

— Mis dulces... el azúcar... ¡Watari no te vayas! Creo que me va a dar la pálida.

Watari lo abrazó, eran pocas las veces en la que L se descontrolaba, y no era bueno hacerlo delante del pequeño Near

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Watari lo abrazó, eran pocas las veces en la que L se descontrolaba, y no era bueno hacerlo delante del pequeño Near.

— Solo será unas horas, debería quedarse leyendo con el joven Near, él podría descontrolarse si se aburre— susurraba Watari.

— Pero...

— Nada de peros— tomó su sombrero y caminó a la puerta— Vuelvo enseguida.

L y N se miraron, los ojos grises de ambos tenían las pupilas contraídas, la situación era estresante... ¡cómo demonios L se iba a poder concentrar o sentirse activo si no tenía demasiados glúcidos en su sistema! Y cómo iba Near a distraerse si no tenía sus juguetes ¡para él el aburrimiento era sumamente peligroso!

L pensó en donde podía hallar azúcar, quizá podía comerse las manzanas que quedaban en el refri, o "robarle" una o dos bebidas energizantes a Watari...

Near pensó que podía distraerse con los robots de juguete que se había traído en las maletas, tenía dos cajas con naipes; quizá podía construir algo con eso o... o quizá podía releer los libros que tenía.

— L...— la voz del niño tembló— Hay que hacer algo.

— Podríamos... jugar juntos, ¿qué dices?

***

Fueron dos horas de viaje para llegar a la ciudad, watari se había llevado el "mercedes" negro para llegar más rápido.

Al parecer, se demoraría más de lo esperado, tenía que hacer las compras normales justo con la provisión semanal de dulce de L, también tendría que conseguir más naipes y dados para Near, contando también con los juguetes que iría a comprarle al niño.

Dos Mentes ProdigioWhere stories live. Discover now