¿Y qué son las rosas para ti?

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25. ¿Y qué son las rosas para ti?

Era raro que L no respondiese sus llamadas y, aun así, cuando lo hacía por lo menos tenía la gentileza de enviarle un mensaje diciéndole que estaba bien. Por lo tanto, cuando el detective no contestó a la quinta llamada y el mensaje de texto nunca llegó, dejó lo que estaba haciendo y agarró las llaves del Mercedes para ir de inmediato a buscarle.

Primero iría a la DIA, él le había dicho que tenía pensado ir para allá, así que ese sería el punto de partida.

Después de varios minutos conduciendo, por fin salió del bosque y encontró la carretera.

Esta vez se permitió ir más rápido que el límite de velocidad legal, y es que la situación lo ameritaba, veía los arboles pasar como manchones verdosos y amarronados, había sacado el revolver de la guantera y ahora lo tenía guardado en la gabardina, no creía que lo iba a necesitar, pero como he dicho antes, era extremadamente raro que L no le contestara y que, además de eso, tampoco se reportara vivo con un mensaje de texto, por lo tanto, llevar un arma era una precaución que debía tomar.

Marcó a uno de los agentes solo para confirmar si L estaba por ahí, pero todos negaron, dijeron que L no había ido ese día al complejo.

Cortó la llamada y maldijo en voz alta. Esperaba que el pelinegro no estuviera en peligro y que solo se le hubiese apagado el celular.

Volvió a marcarle. Ese sonidito de 'beep' que se escuchaba cuando uno espera que contesten lograba ponerlo más inquieto, sin embargo, pudo dejar de sostener la respiración cuando luego del quinto timbre éste le contestó.

— ¿Hola? ¿L? ¡¿Por qué diablos no contestabas?! —no era algo normal escucharle tan molesto y preocupado.

— Emmm ¿tú eres Watari?

<<Esa no es su voz...>>

Todos sus sentidos se pusieron alerta cuando escuchó la voz de una mujer, y como todo un padre preocupado y con una imaginación muy trágica, imaginó dos cosas:

Uno: que L había tenido un accidente y que por eso no contestaban hasta que alguien encontró el teléfono y dos: Que le habían secuestrado.

— ¿Quién eres y por qué tienes su teléfono?

— Yo...—se escuchó cómo la mujer tragaba en seco— soy Jenna, Jenna Meek, soy forense del FBI, y... tengo su teléfono porque creo que ahora mismo L no está bien.

<< ¿Cómo que no está bien? ¡¿Qué diablos le pasó a Elle?!>>

— ¿Dónde está él?

— Ahora mismo creo que fue a vomitar su estómago.

— Perdona ¿qué? —no estaba entendiendo del todo.

— Estamos el bar 'Rock n' Beer', cerca del edificio Ricci Castel, en la avenida...

— Sé dónde está, llegaré en cinco minutos.

Cortó la llamada, ya había llegado a la ciudad, y si tomaba todos los atajos que conocía, podría llegar quizá en menos de cinco minutos.

<< ¡Demonios!>>

Tenía tantas preguntas en ese instante como ¿por qué había ido a ver a Jenna cuando se suponía que iba al edificio de la DIA? o ¿por qué rayos L estaba en un bar con ella?, pero sabía que no respondería ninguna de ellas hasta que llegara al Rock n' Beer y viera por él mismo lo que sucedía.

......

Cuando la llamado se terminó, apartó rápidamente el celular ajeno de su oreja y o acomodó sobre la barra justo como L lo había dejado.

Dos Mentes ProdigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora