L y N (3/4): Los diez agentes desaparecidos

843 52 46
                                    


• L y N (3/4): Los diez agentes desaparecidos.


Al llegar a la sala, se encontraron con Watari; el hombre había abierto en la computadora de N, la interfaz de comunicación con distorsionador de voz que el chico usaba cuando se comunicaba con todas las agencias con las que trabajaba.

— De acuerdo— N suspiró apartando la silla del comedor para sentarse— Solo veré qué quieren, si no es de mi interés, se las tendrán que arreglar solos y me meteré en su sistema para borrar cualquier información que tengan acerca de mí. Sí, eso es lo que haré.

El adulto de cabellos desordenados y tan negros como la oscuridad misma, miraba al adolescente que se ponía los auriculares mientras navegaba con una graciosa libertad sobre las redes del sistema interno del FBI, intentando encontrar con sus comandos el ordenador de la oficina del director de operaciones Dominick Carmichael.

— De adolescente yo no era así ¿verdad, Watari? — susurró L.

— Eras idéntico— Respondió igualmente en susurros— a veces un poco más arrogante, hacías muchas rabietas cuando no había nada que te interesase.

— ¡Claro que no! — L intentó recordar aquellas épocas— Yo... yo...

Watari alzó una ceja mirándole como si dijera "No me jodas, Eras igual y más estresante que N cuando se aburre"

— Yo no era así— terminó diciendo el adulto haciendo un infantil puchero mientras cruzaba sus brazos y bajaba la mirada.

Watari se echó a reír y se fue caminando hasta el cuarto de control.

L miró un rato a Near, éste ya se acomodaba el micrófono, así que decidió seguir a Watari y dejar que Near se encargara.

Pero cuando llegó al cuarto de control, su vista se dirigió de inmediato a la gran pantalla, en donde se encontraban nuevos informes de un asesinato: la víctima había sido encontrada hace una hora cerca de la plaza de culturas y artes, en el monumento histórico "Pueblo de ángeles", el cuerpo se hallaba con diferentes laceraciones en el área abdominal y hematomas en las piernas, pero lo que más llamaba la atención era el hecho de que el hombre tenía toda la cara (si se le podía llamar cara a eso) destrozada.

Aunque L encontró algo más curioso, y era dos diminutas "B" talladas en las plantas de los pies del individuo.

— ¡Ese desgraciado volvió!

En la sala, el chico se hallaba enrulando un mechón de cabello mientras hablaba por el micrófono y venía al director de operaciones por la cámara del ordenador ajeno:

— Dominick Carmichael, usted quiso llamar mi atención y lo logró, así que dígame de que se trata.

El hombre tartamudeó un poco antes de calmarse y hablar con algo de coherencia:

— N, es un gran placer hablar con usted, yo...

— Ahórrese los halagos, quiero saber de qué se trata su caso, y por qué cree que necesita mi ayuda.

— Si, si, si, de inmediato— El hombre se pasó una mano por los canosos cabellos castaños y se aclaró la garganta— Han desaparecido diez agentes del Bureau, fue de repente y no hay un secuestrador aparente, pero hemos estado encontrando partes de cuerpos de dichos agentes en el edificio. Lo que nos hace creer dos cosas: o el secuestrador y asesino es un agente, o encontró la forma de entrar a las oficinas sin que la seguridad le intercepte.

— Quiero ver la lista, ¿está guardada en su ordenador de oficina o el personal?

— En el...personal— El hombre parecía algo abrumado.

Dos Mentes ProdigioWhere stories live. Discover now