c a t o r c e.

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Todo salió perfecto, de hecho, demasiado perfecto.  

―Y eso que no lo planeé con detalle.―El ladrón infló el pecho de orgullo y la bolita blanca en sus brazos meneó la colita viéndolo con adoración, dispuesto a lamerle la cara de nuevo. Me forcé a mi misma a no sonreír, cosa difícil, ese cachorrito era demasiado lindo.

― En realidad, tuvimos suerte de que la señora EunJi fuera comprensiva y nos oyera antes de llamar a la policía, espero que tu actuación estelar sea convincente o nos meteremos en problemas.―Caminábamos por la avenida a paso lento, con el trinar de muchas aves y un aire fresco a nuestro alrededor. El día estaba lindo, alegre, prometedor. 

― ¿Convincente? ¡Lo hice genial!.―Se defendió, algo ofendido porque dudé de él.―Lo que me preocupa  un poco que puedan reconocerme de algún modo.―El pasamontañas cubría casi todo su rostro, dudaba que pudieran rastrearnos.

―Nah, no creo, además, si pasa algo así sé que la señora EunJi nos cubrirá en caso de sospechas. 

Las palabras de esa anciana dulce y perceptiva todavía me atormentaban. Lo miré de reojo, sonriendo tan ampliamente que podía ver todos sus dientes, rectos y de un color blanco perfecto. Arrugué la nariz, ¿Por qué los míos no se veían así? 

― ¿Por qué me miras?.―¿Cómo diablos se dio cuenta? Fijé mi vista al frente al instante, tragando saliva.

―No te miraba a ti, miraba al perrito, tonto. ―Me defendí de inmediato. Creo que me sonrojé un poco, es que, maldita sea, no podía dejar de pensar en el modo en que miraba, en aquella frase... "Apuesto a que no sabe que te robó el corazón." ¿Y si era cierto, y si a pesar de todo, no había podido evitar que mi corazón se confundiera? Se me aceleró el pulso del miedo, eso no podía pasar, no podía permitirlo.

―Como digas, solo... no tienes que dejar de hacerlo, me gusta.―Murmuró, con la voz suave y dándole un golpecito con el dedo indice a la nariz del cachorro, dándome una vista perfecta de su perfil. 

―¿Mirarte? No tengo por qué hacerlo, observa a tu alrededor, hay muchas fans disponibles.―Y no estaba bromeando, la imagen del chico de rostro perfecto y actitud dulce hacia el  cachorrito hacía reaccionar a las jovenes del instituto, llevaban su uniforme y casi chillaban al ver a Taehyung.

― No me importan ellas.―Aseveró, frunciendo su ceño, no me miraba de modo que analicé su postura tensa, como formó un pequeño mohín con los labios, la forma en que sus largas y rectas pestañas destacaban en su rostro armónico. Entonces volvió el rostro en mi dirección, lentamente, pillandome mirándolo de nuevo. Algo chispeó en sus ojos, una sonrisa dulce enmarcó los rasgos que acababa de analizar y se me secó la boca.―A mi me gusta que me mires tú, solo tú...

¿Por qué hacía eso? ¿Por qué no pude reprenderlo, insultarlo e irme lejos yo sola? Me limité a volver la vista al frente, ignorando la risita que emitió, una extraña, avergonzada y nerviosa que me dijo que estaba tan nervioso como yo.

Algo en mi interior estaba cambiando y me aterraba.

Desde ese momento, caminamos en silencio, al menos hasta la parada de autobús. El viaje se hizo muy corto porque el perrito nos entretuvo bastante a los dos, tenía los ojos más hermosos que hubiera visto en mi vida: enormes, oscuros, expresivos y tenía unas pestañas largas y oscuras que contrastaban con el blanco de todo su pelaje. Pronto llegamos a su casa, nada más al llegar entró corriendo, sacándose los zapatos a la velocidad de la luz y demasiado feliz, para evitar hacer un escándalo se mordía con fuerza el labio inferior porque su plan tenía una falla: su madre. 

―¡Taehyung!.―Susurré-grité, tomandolo del brazo.―¿Qué le dirás a tu mamá?

―Que...que, no sé, después pensaré en algo, tengo que hablar con mis hermanitos primero.―Le brillaban los ojos de la emoción, en el patio trasero los dos pequeños jugaban en una caja de arena, repleta de juguetes, parecían entretenidos así que ni siquiera escucharon que llegamos.

Dorkable.| Kim TaeHyung;BTS.Where stories live. Discover now