d i e c i s i e t e.

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En otro momento de mi vida la idea de tener a un Kim Taehyung ebrio y llorón en mi sala me hubiera parecido gracioso, incluso hubiera retratado el momento en vídeo para reírme después porque él me había jugado bromitas así varias veces. Pero el presente era muy distinto a esas épocas...

Las cosas habían cambiado tanto que  todavía me parecía increíble y tuve que pellizcarme el antebrazo para confirmar que no estaba soñando y en efecto: no era un sueño. así que hice un sonidito agudo que solo yo escuché porque TaeHyung estaba ocupado. Llorando. Sí, llorando. No solo era surreal, mi cerebro algo aturdido por el alcohol no podía procesar del todo que  no solo no habíamos peleado esa noche sino que también había confesado cosas que pensé que jamás iba a escuchar de su propia boca, como que no se disculpaba por sus bromas pesadas y comentarios hirientes (que mancillaron mi amor propio) porque sentía que no merecía mi perdón y que se sentía responsable del peor período de mi vida.

Para mi Taehyung era lo suficientemente falso como para fingir que yo le importaba. Pero estaba borracho, sensible y...no me parecía que estuviera mintiendo. Y yo no tenía ganas de echarle en cara nada, ni siquiera entendía por qué. 

Claro que tenía cierto grado de culpa sobre mis inseguridades. Siempre tocaba ese tema de lo diferente que era a mi hermana, a veces sutilmente otras de una forma cruel e hiriente, asegurando que usaba vestidos para parecer más femenina y parecerme a ella. Y la verdad, tenía razón, por eso me dolía tanto. Yo no era tan bonita como MinHa, ni tampoco tenía su figura perfecta. Así que el estilo que llevaba pretendía armonizar mi figura, imitar lo que me hubiera gustado ser...porque podíamos ser hermanas pero éramos somo el sol y la luna.  Durante un tiempo intenté verme como ella... porque las comparaciones me hicieron trizas el autoestima, todo el mundo prefería a MinHa sobre mí y ni siquiera podía culparla por eso.

El problema era que  yo no era ella. Nunca iba a serlo porque MinHa era hermosa, dulce, la epítome de la femineidad y la delicadeza. Y yo podía tener el armario lleno de faldas y vestidos de colores pasteles, usar accesorios y pretender verme dulce pero jamás iba a ser tan bonita como mi hermana mayor. Y Taehyung me lo recordaba cada vez que podía, probablemente no le tomaba el peso en el momento pero esas bromas me dejaron el autoestima en el piso y en el presente, todavía no podía reponerme al respecto.

Detrás de esa máscara de sarcasmo y aparente dureza, se ocultaba una niña insegura y soñadora que no sabía cómo exteriorizar sus sentimientos. 

Y claro que le odiaba todavía. No iba a poder olvidarme de lo que me hizo tan fácilmente, ni siquiera me veía capaz de soportar su cercanía sin alcohol encima. Pero...no era para nada justo que Taehyung quisiera echarse la culpa de todo. Mi anorexia nerviosa tenía varias causas, mi baja autoestima era una, sí, mi nula habilidad para expresar mis sentimientos en voz alta era otra, el hecho de que fuera una niña que vio su mundo destrozarse frente a sus ojos aportó otro poco. Pero la verdadera razón por la que enfermé tenía que ver con mi papá y fue la terapia la que me mostró el camino y el por qué mi mente decidió jugar conmigo de esa forma.

A papá no iba a perdonarle jamás lo que hizo conmigo, ni lo que le hizo a nuestra familia. Destruyó mis ilusiones y mi corazón. Después de que se fue las cosas no fueron realmente buenas para mi. Sentía que en casa me ocultaban cosas, que me trataban como un bebé y mis emociones contenidas me jugaron una mala pasada. Eso y las bromas pesadas de Taehyung, que por cierto, ni siquiera coincidieron con esos hechos pero que se me quedaron grabadas a fuego en la memoria.

Con catorce años, comencé a decaer rápidamente. Y Taehyung, de dieciséis fue el primero en darse cuenta de que algo me pasaba. Recuerdo que el chico parecía desesperado por ayudarme pero mi estado mental no me dejó aceptar que se acercara jamás porque lo responsabilizaba por más cosas de las que debía. Ya no respondía a sus chistes ni a sus provocaciones, mis calificaciones bajaron y mi ropa comenzó a quedarme grande...muy grande. Taehyung se volvió sombrío y reservado cuando comencé a bajar de peso, supongo que desde ese mismo momento sintió que me estaba matando de hambre por él. Pero no era así, jamás fue por él, mi cabeza estaba revuelta, dispuesta a autoflagelarse porque no comprendía muy bien lo que estaba sucediendo a su alrededor.

Dorkable.| Kim TaeHyung;BTS.Where stories live. Discover now