Prologo

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Es patético pensar que la vida gira entorno a ti pero más patético es pensar que tu vida es la peor.
Mi nombre es Samantha Wayne vivo en Angola un gran país donde muchos buscan refugio, seguridad y amor. Vivo con mi madre Felicia, ella es todo lo perfecto e imperfecto en una sola persona, puede hacer tu día el mejor día pero también todo un infierno. Mi hermano Ryan Wayne, nació un año después de mí; es insoportable quizás por el hecho de que puede hacer de todo hasta lo que  menos me imagino mejor que cualquiera, es un diamante en bruto. Tim mi pequeño hermano, en realidad es mi hermano adoptivo pero es como una gema a mis ojos, llego a la familia con solo dos meses de nacido  cuando mi tía Mildred hermana materna de mama enfermo y murió, a pesar de tantas muertes, las flores renacen en primavera nada se detiene todo sigue su rumbo, el rumbo de la vida.
Mama me nota desvanecida y me abraza susurrando a mi oído, que tienes, no pude contestar la pregunta porque algo aclamo nuestra atención la radio que nada más suena Lunes y Viernes decreto del difunto rey Marcus Octavio de Faroe, hoy sábado sonó con llamado de trompetas de la canción real, solo noticias importantes se oyen así. Una voz fuerte empieza a conferenciar y más clara que nunca escucho que es la de Thomas Hang  el consejero y patrocinador del rey que dice:
‘‘Hoy es un día glorioso y un día de luz ante tanta oscuridad, tras la trágica muerte de nuestro amado y respetado rey Marcus Octavio de Faroe’’, atrás se oye perfectamente un coro de rey Marcus descanse en paz seguido de bitores aplausos ‘‘El rey habría querido tanto como su amada gente que su hijo Carin subiera al trono, es joven pero lo hemos enseñado y entrenado para cualquier tipo de situación, este obtendrá mi ayuda y consejos’’, aplausos esta vez más bajos, el príncipe empieza a balbucear ‘‘Yo daré honor a mi padre, y a sus leyes como decretos, todo lo que haría mi padre lo hare yo, Angora recordara el día de mi coronación con añoro y felicidad’’.
Mientras el príncipe sigue hablando yo dejo mi taza de café en la mesa y señalo en voz alta lo tonto que es el príncipe
-Es inimaginable pensar que el Angora quedara en manos de un malcriado crio -digo siendo sincera.
-Debes ser más comprensible Sam, ese niño no sabe nada de la vida y la tragedia de su padre solo lo ha expuesto al trono – señala mi madre.
-Tienes razón, me tengo que ir mama –me despido dándole un beso en su frente.
Agarre mi gorra y salgo de la casa, el día esta magnífico un sol brillante que te da unos buenos días y el frio que acaricia mi piel. Atrás de mi viene Down, mi perro gran danés lo dejo ir conmigo; La preocupación llega a mi cabeza como una bomba a punto de estallar no puedo descansar tengo que ganar dinero si no, no comeremos hoy así que me dirijo a la plaza central para tratar de ganar algo de dinero, todo debo de hacerlo yo,
-Muy buenos días señora Belén y sus hijos, ¿Cómo están?- digo cuando me encuentro con la doña.
-Muy bien gracias señorita Wayne ¿Qué le pareció la noticia del príncipe?
-Estupenda-mentí.
-Bueno niña nos vemos luego- dijo despidiéndose.
Ya en la plaza saludo de manos a Don Pepe, Marta y a Helen.
Llegando a mi puesto saque mis objetos de trabajo el cepillo, el trapo, así como una caja de madera donde mis clientes colocan sus pies. Vi al cliente perfecto un hombre fornido de ojos tan azules como el mar, penetrantes como la luz del amanecer; le ofrecí mis servicios, el hombre me miro lentamente

Tras esos ojos cafesWhere stories live. Discover now