Capitulo 3

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Después de esperar clientes me llego un señor muy apurado el solo me dio 5 Marcus, llego también un bajito el cual me lanzo –literalmente- 3 Marcus, hecho por el cual escupí en su zapatos por tan escaso dinero. Ryan trabaja conmigo de lunes a viernes pero no llego temprano hoy, suele quedarse con los chicos de la plaza de la avenida, solo por pasar el rato. Llego una hora tarde, es enormemente injusto, al recordar la moneda preciosa en mis bolsillos casi se lo restregué en la cara la moneda de inmenso valor; solo me detuvo el hecho de ver la tristeza en su semblante, supe de inmediato que algo marchaba mal. El color de sus ojos un verde esmeralda estaba bastante apagado.
-Hola, ¿Qué ocurre? –dije preocupada.
-Hola Sam, todo esto me agobia no nos fue bien esta semana con la ganancia, apenas tenemos tres coronas o dos y nos hace falta para las compras de la semana. La pensión de papa no ha llegado y se supone que el cartero ya hace dos días que tenía que traerlo- dijo muy preocupado.
(Se les da una pensión a los hijos de militares perdidos en servicio). Es como tu papa ha muerto, pero tienes 4 coronas al mes para recompensarlo.
-No te preocupes, todo mejorara ya verás. Vendrán tiempos mejores –mentí, ni Down que estaba junto a mí se lo creyó, pero era lo que Ryan necesitaba.
Vino a mi mente la corona que me dio el sujeto y los 8 Marcus que tenía, tintinee mis bolsillos con agujeros y los saque con una gran sonrisa.
-Samantha Ryan Wayne, ¿A quién le robaste? –pregunto asombrado.
-Bueno, ves esa tienda –dije con travesura.
-SAAAM! – exclamo.
-Está bien, un señor, un estupendo señor de ojos intensamente azules me los dio por lustrar sus zapatos.
Me abrazo tan fuerte que casi pierdo la respiración y mis costillas, fue reconfortante como arrojarle un balde de agua a algo lleno de llamas.
-Esto está más que genial; Señorita me acompañaría a hacer compras- puso una voz de un hombre adinerado.
-Claro que si –respondí con el tono de una princesa.
Saltábamos por la plaza como mendingues con caramelos. Al llegar a la tienda contamos el dinero 4 coronas y 8 Marcus. Compramos Pan, Carne, te y medio kilo de azúcar. Estaba sumamente feliz nos daríamos un buen banquete.
- Mama estará alegre –señalo Ryan.
- Se lo merece no ha podido vender nada en semanas- dije.
Al entrar en nuestro hogar mama estaba sentada con Tim en su regazo cantándole su nana algo siniestra
‘’Sentado en la plaza. Esperando un mercader, le dices no me lleves, mi familia me quiere. Te necesito conmigo, te necesito conmigo, no te vayas. Dulce Tim duerme feliz, mañana para ti, un sol te hará sonreír’’.
Tim estaba rendido y mama lo llevo a su habitación. Seco sus manos en su delantal, pienso que es una manía debido al hecho de que no estaban mojada y fue hacia nosotros y nos abrazó. Al ver las compras en la mesa se le ilumino el rostro.
-¿Ya llego el bono o esto lo ganaron ustedes? –pregunto mama.
-Fue Sam quien gano todo esto – menciono Ryan
-Culpable -bromee, estaba tan feliz.
-Esa es mi hija – tosió horrible.
-Madre ¿Que tienes? – Dije al sentir su frente ardiendo.
- Solo es gripe, es pasajera.
- Ya te preparo un té, ve a la cama  – respondí rápidamente.
Hice la cena pan tostado con carne picada en cuadros con guiso de bulbo y condimento, sembrado en nuestro huerto. El té de mamá de frutos rojos y todos degustamos esa cena como manjar de otro mundo.

Tras esos ojos cafesDove le storie prendono vita. Scoprilo ora