|Narrado|

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Narra Stiles. 21:47

Camino hacia la puerta de la casa de Lydia, y me paro enfrente de ella cuando llego. Es increíble que vaya a hablar con ella. ¿Que me dirá? ¿Me saldrán las palabras? Niego con la cabeza alejando esos pensamientos y respiro hondo. Muevo mi cuello y vuelvo  respirar, haciendo que de mi boca salga un humo blanco. Me encanta este tiempo.

Toco el timbre tembloroso y meto mi mano en mi bolsillo derecho. Consigo oír pasos y después de unos segundos Lydia abre la puerta.

—Hola.—me saluda y sonríe débilmente. Su pelo esta suelto. Lleva puesto una camisa de rallas negras y blancas y unos pantalones vaqueros. Esta descalza.

—Hola.—le respondo y se aparta de la puerta, indicándome que pase. En cuanto entro, ella cierra la puerta y puedo notar el calor que hay en la casa, que para mi gusto es asfixiante, o puede que sea yo y mis nervios.

—¿Y tu madre?—le pregunto, intentando evitar los silencios incómodos, aunque van a ser inevitables.

—Ha salido con sus amigas. Vendrá tarde.

Yo asiento y me quito el abrigo y mi bufanda, y lo dejo en un sillón. La casa de Lydia siempre ha sido una de las mas bonitas de Beacon Hills. 

Como ella.

¿Desde cuando soy tan cursi?

—Ponte cómodo. ¿Quieres algo de beber?—me ofrece mientras que va a la cocina.

Me siento en el sofá y le contesto:

—Agua, gracias.

Paso mis manos por mis piernas y observo el salón: la gran televisión, los cuadros con fotos, las delicadas cortinas de la ventana, la pequeña mesa de cristal en la que hay revistas de moda...

Lydia aparece  deja mi vaso de agua en la mesa. Ella se ha traído un té. Creo que ya estaba hecho antes de que llegara.

Cojo el vaso y bebo, tímidamente. Le doy las gracias y ella asiente, y bebe de su té. Los dos dejamos los vasos en la mesa.

Esto es muy patético.

Me dispongo a decir algo sobre algún tema sin sentido para romper el hielo, pero Lydia habla:

—Stiles, sobre el beso de la otra noche, ¿por que lo hiciste?

Yo abro la boca ligeramente. Si, Lydia Martin y sus nada sutiles comentarios no han cambiado. Noto en su voz que esta molesta, pero no quiere que salga a la luz.

—Iba borracho, y tu también y supongo que surgió. Lo siento por haberlo hecho.—me excuso.

—No parecías borracho.—me replica y levanta las cejas.

—Pues lo estaba.—le respondo rápidamente y ella se toca la frente. Junto mis manos y miro al suelo. Mi pulso está empezando a subir. Doy gracias de que Lydia no sea una mujer lobo y no oiga mis latidos.

—Lo que quiero decir es que no estuvo bien lo que hiciste. Me diste esperanzas, —oh dios, Lydia, no vayas por ahí— y es frustrante no saber si podré tener algo contigo. No sabes como me sentí.

Y algo dentro de mi se ha roto. No se si en mi corazón, en mi cerebro o donde, pero algo se ha roto.

—¿Como te atreves a decirme eso? ¿Como te atreves a echarme a mi, a mi, en cara que te he dado esperanzas?—le grito levantándome del sofá y señalándola. Y se que estoy perdiendo la cordura, pero no puedo parar.

Lo que nunca te dije. {Stiles Stilinski}Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ