d i e z.

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Harry no sabía si sentirse ansioso, nervioso o directamente mudarse al lugar más remoto del planeta al día siguiente.

Bueno, definitivamente lo primero que metería en su maleta sería a Louis.

Y el castaño no estaba en mejores condiciones.

Es decir, ¡había dado su casi-primer-beso! Técnicamente, no lo había dado él y no había sido un beso real (ni siquiera había sido exactamente en el lugar que debía ser), pero se acercaba. Y eso era bastante para él.

Ese día Harry se levantó extra temprano, y no porque quisiera arreglarse de más (aunque lo hizo) sino que no había podido dormir pensando qué iba a decirle a Louis. Su decisión más sensata fue no decirle nada y dejar que las cosas simplemente sucedieran. Si no estaban destinadas a ser, no pasaría nada.

Al menos eso era lo más sencillo que su cabeza había logrado formular en la madrugada.

Las ojeras alrededor de sus ojos eran bastante notorias pero no tenia ni siquiera maquillaje de su madre para taparlas, por lo que no tuvo más remedio que salir así.

Louis desayunó muy poco esa mañana y Lottie lo miraba desde detrás de su tazón de cereales, con su boca repleta de yogur, y una sonrisa cómplice afirmando su aniñado rostro. Louis alzó una ceja en su dirección y ella sólo se giró a ver la televisión.

Caminó el corto trayecto hacia el colegio y se dirigió directamente a su casillero sin inconvenientes, buscando los libros que necesitaría en un par de minutos.
Los tomó y cerró su casillero para luego dirigirse al patio de su colegio, sentándose en uno de los bancos mientras esperaba a que pasaran los 15 minutos hasta que comenzara su primer clase. Su mirada de encontraba perdida mientras a la vez veía una pareja de ultimo año al otro lado del lugar. Él estaba molestándola a ella haciéndole caras y tocándole el pelo mientras la rubia intentaba leer su libro en paz. En un momento ella alzó la vista de las páginas y lo miró con enfado, pero Louis logró ver más allá y se dio cuenta de que, detrás del fingido enfado, había un sentimiento de aprecio camuflado entre sus ojos. El chico rió y de imprevisto dejó un beso pequeño sobre los labios de ella, mientras que la muchacha volvía a su libro, rodando los ojos y sonriendo. Louis sonrió inconscientemente. Era una escena muy tierna y nadie parecía darse cuenta, todos enfrascados en sus propios asuntos sin notar que el amor de aquellos dos chicos estaba rondando por todo el aire. Louis jamás ha entendido cómo es que las personas se pierden eso. El admirar el amor, el compartirlo con otra persona. Quizás él sea muy romántico o el resto demasiado fríos.

Perdido en aquél mar de pensamientos, siente un peso posicionarse a su lado en el banquillo, y sólo necesita darle una mirada de reojo, notando los apretadisimos skinny jeans negros con sus típicos agujeros, las muñecas llenas de pulseras en colores oscuros y la uña del dedo índice pintada de Harry para saber que es él.

No había pensado en qué iba a pasar ahora porque sabía que le daría vueltas al asunto incontables y cansadoras veces, así que lo que quedó de la noche anterior y ese día por la mañana, trató con su mayor esfuerzo mantener su atención en otra cosa. Por ejemplo el perrito que ganó un premio que estaban pasando en el noticiero, o la niña que aprendió a leer a los tres años.

—¡Buenos días, Lou! —sonríe, dejando a la vista los hoyuelos. Louis podría derretirse en ese instante—. ¿Acaso no es una hermosa mañana? Amo los días soleados. ¿Tú no?

Louis se siente quizás un poco confundido por el hecho de que obviamente Harry no ha mencionado nada sobre el pequeño gran momento de ayer. Decide seguirle la corriente y ver hacia dónde los lleva.

—Mhm. Me gustan mucho, rizos. Pero disfruto más de la lluvia —comenta, apoyándose en el respaldo del pequeño banco.

—Oh, bueno. ¿Cómo estás hoy, pequeño?

do me a favour ☁ stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora