44. Te necesito mi amor

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La escuela marcha normal; y los murmullos y cuchicheos ya no se escuchan tanto, poco a poco se desvanecen y el ambiente es relativamente tranquilo. Cheryl va a faltar toda la semana; por lo que solo me reúno con Phi, y esta vez pedimos el almuerzo para llevar. Evitamos la cafetería y lo comemos en las gradas de la cancha mientras vemos a los chicos practicar. Jeremy y Nat están entre ellos y de vez en cuando nos hacen muecas infantiles, y el coach Rubens los reprende más de una vez por distraerse.

―¿Cher está mejor? ―Phi pregunta.

―Sí, eso creo; por lo menos está más tranquila. El que no lo está es su padre ―respondo sin dejar de observar a mi flamante y atractivo novio en la cancha.

―¿Por qué lo dices? ―Sigue interrogando.

―Quieren interponer alguna demanda acusatoria contra Jay ―digo sin darle mucha importancia.

―¿¡En serio!?

―Sí Phi, y yo no creo que sea para tanto.

―Yo pienso lo contrario; ojalá y le den una muy buena lección para que aprenda.

―Supongo; pero en el fondo aunque fue horrible lo que hizo, no creo que Jay sea tan... malo; además, recuerdas cual es su situación con su familia. En fin, dejemos eso a un lado y más bien cuéntame de tú y Max. Ya ni hablas de tu salvaje vida sexual.

―Em, no te burles. ―Se queja.

―No lo hago, en serio.

La verdad, no debería burlarme cuando los papeles parecen haberse invertido. De todos modos intento contener mi risa.

―De maravilla ―ella admite finalmente.

―¿Siguen con los planes de vivir juntos?

―Sí, obvio ―Phi contesta y no sé por qué no le oigo tan convencida de su respuesta; no como lo dijo la última vez, toda emocionada, ¿tendrán alguna pelea? Son mis ideas, y seguro que no es nada, ellos parecen irrompibles.

En esas estamos cuando ambas nos fijamos en lo mismo y vemos como Jay se acerca al grupo de entrenamiento, y luego de Jeremy decirle algo él se enoja y tira al suelo los implementos que lleva puesto. Por la expresión del coach Rubens; parece que lo ha expulsado. Jeremy se le acerca y él le empuja enojado, luego todo pasa tan rápido. Jeremy termina en la enfermería. Phi y yo vamos allá y esperamos hasta que el coach salga luego de hablar con él. Nos mira de reojo y continúa su camino. Jeremy sale después.

―¿Qué pasa? ―Pregunto porque cojea de la rodilla.

Me acerco y aunque no soy muy alta le hago aferrarse a mí hombro. Phoebe le ayuda con las cosas.

―Estoy fuera ―dice.

―Fuera; ¿acaso te echaron?

―No. Es una lesión de rodilla. No podré entrenar ni jugar el próximo domingo. Rubens está que se lo lleva el demonio.

―¿Y qué hay de Jay?

―Lo echó.

―¡En serio hizo eso! ―Abro mis ojos.

―Sí Em, y no preguntes más; quiero irme a casa. Me duele la rodilla.

Su pataleta lejos de molestarme, me pareció comprensible. No insisto más; porque sé que por su respuesta no es la rodilla lo que le molesta; quizás es su pelea con Jay. Es como si con cada discusión que tienen, la brecha de su amistad cada vez se hace más grande y difícil de zanjar.

―Jeremy tiene razón, será mejor que le lleves ―Phi repone.

Asiento.

∞∞∞

Antes del fuego✔Where stories live. Discover now