Capítulo 18: Tras tus Pasos...

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¿Quién era el primero en adentrarse cual valiente? El mismo que ya se había enfrentado más de una vez a las sombras de la muerte. Scarlett, decidida, apartó a sus compañeros de un empujón y caminó al interior del teatro. No tenían miedo, sino desconfianza. La anciana ya sabía que no había nada que temer.

Gracias a las puertas abiertas, la luz del exterior penetraba en el vestíbulo a su antojo, dejándolos al descubierto tan sólo objetos que sólo ellos podrían usar para hacer daño. A su lado, en la pared, vislumbró vagamente un interruptor extraño que no accionó, por mala fortuna, nada interesante a su alrededor. «Cómo no. Tan inútil como el parque en sí» pensó frustrada.

Tras ella se acercaban Jessica, aparentando una falsa serenidad, y Josh, fingiendo una total indiferencia. Scarlett se preguntaba qué sentido tenía esconder sus verdaderos sentimientos. Sería el Supremo (o el Amo) quién les juzgara, no ella. Por unos segundos, caminaron con cuidado de no pisar nada y resbalarse, hasta que comprobaron que el sitio se encontraba en perfectas condiciones.

—Tanta limpieza. Tanto... lujo. Es extraño —Josh fue el primero en exponer sus pensamientos. Evidentes. Innecesarios—. No me transmite buenas vibraciones.

—Estamos en Dreamland. Bonito o no, todo es horrible para nosotros —expuso la anciana.

Tras esto, se giró con brusquedad hacia Jessica y se quedó observándola, a la espera de que hiciera algo más que quedarse plantada frente a la puerta. Debió entender su penetrante mirada, pues se acercó con calma hasta las puertas que daban al Salón Principal. Lo que sea con tal de evitarla. Tiró de ellas. Más de una vez, incluso. Ninguno de los tres pudo abrirlas.

—No tiene sentido. Sale luz por la rendija debajo —la joven inglesa señaló el suelo, indicándoles que, en efecto, el Salón no parecía estar tan abandonado como pensaron desde un principio.

—¿No hay ningún sitio más por el que acceder? —cuestionó Josh. Eso pareció encender su bombilla.

—Creo que sí, pero... Tendremos que adentrarnos en la oscuridad.

—Si hemos podido contigo, podremos con todo —comentó Scarlett con evidente sarcasmo.

De inmediato dejaron atrás el vestíbulo para adentrarse una vez más en uno de los recónditos pasillos que yacían en penumbras a su alrededor, cobijados por aquel palacio de hormigón, cemento y granito. Se sentían como si estuvieran avanzando con una gruesa venda cubriendo sus ojos. De hecho, esperaron un rato a ver si se acostumbraran a la oscuridad. Fue inútil. Lo cubría todo con su denso manto.

Unos pocos metros dentro del teatro y Jessica comenzó a tantear las paredes, en un intento desesperado por ubicarse. Para ella fue una salvación cuando el negro dejó de ser el único color en su espectro lumínico. Una débil luz anaranjada titilaba al fondo del pasillo. Scarlett apenas se dio cuenta de que Jess ya había comenzado a correr hacia ella.

—A partir de ahora te llamaré "polilla" —le comentó, jadeando, cuando consiguió alcanzarla. Josh seguía en pie a su lado, tan absorto como ella frente a una puerta que no mostraba nada especial. Jessica comprobó que, efectivamente, aquella era la puerta de emergencia por la que podía escapar la gente en el Salón Principal en caso de incendio o alguna otra catástrofe. El pequeño cartel encima lo aseguraba. Así, no tardó mucho en explicarles esto a sus compañeros.

—Como sea. Abre la puerta —apremió.

Jess agarró con fuerza el pomo. Confiaba en que se abriera de una vez, como cualquier puerta normal. Confiaba en poder entrar allí y alcanzar por fin el túnel subterráneo que les llevaría a la misma habitación donde ella estuvo presa hace cuestión de días. Grave error. Tragó saliva al ver que estaban siendo partícipes de lo que era probablemente otra trampa cruenta y sanguinolenta.

Scarlett: Carnival Ride (Trilogía Scarlett n°3)Where stories live. Discover now