5.- Retribución

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Todo se ha acabado
estamos adentro
emanando miedo
soñando despiertos
Las paredes crujen
el suelo se hunde
el techo nos grita
y el temor tirita
Vemos hacia afuera
todo se ha calmado
aunque no hay peligro
estamos atrapados

Siempre creyó en todo lo que su padre decía, la sabiduría que cientos de años le respaldaban, la amabilidad que le caracterizaba y el saber tomar decisiones le hacían un buen líder... Y como padre era el mejor del mundo. No importaba que ningún lazo de sangre los uniera, Mana era su padre, su única familia.

Quizás se aferró a su imagen, una leve sonrisa sincera que trataba de imitar como un espejo, un claro ejemplo a seguir, alguien de quien deseaba aferrarse pero que, algo que en su posición no pudo hacer, y entonces ¿Por qué lo recordaba? Si ahora más que nunca... Estaba lejos de seguir sus enseñanzas. ¿Acaso no importaban sus palabras? El siempre velar por la paz de otras especies para la armonía de su propia gente, el respetar cada ser vivo y solo actuar en defensa, en protección de los suyos... y aún así, teniendo la oportunidad de actuar bajo esa misma defensa las palabras de Mana se colaron al fondo de su conciencia taladrando con el afán de detener sus acciones.

¡Le había arrebatado su libertad!... merecía morir

¿O no?

La misma pregunta le había hecho maldecir y a la vez apretar mas sus manos en torno al cuello de él. Arrebatarle el poco aire que resguardaban sus pulmones a razón de acelerar las cosas. Tenia un tiempo limitado ante sus fuerzas tanto físicas como mentales, así que los titubeos estarían de más, también el reciente remordimiento que hacia un vuelco en su corazón junto con la voz de su padre... Todo estaba mal.

Ah~ Tal vez, de no haber flaqueado no se encontraría en ese predicamento.

El control se fue de sus manos junto con su agarre, se sintió vacío, un idiota al no poder hacerlo, al flaquear en el ultimo momento que su reciente presa aprovecharía para buscar la superficie ¿Por qué no dejó de luchar antes? ¿Por que no colapsó?. En un acto de rendición se alejó aleteando hacia uno de los rincones más oscuros en los que solía dormir en esas pocas semanas de encierro. Sin embargo, lejos de llegar allá se vio interceptado, tomado de uno de sus brazos y obligado a salir de nueva cuenta a la superficie.

¿De donde sacaba tanta fuerza? Entre el ajetreo logró captar su mirada, totalmente ajena al temor de morir ahogado, en vez dé, esos intensos ojos azules le congelaron, le hicieron jadear y producirse en él un miedo latente que heló cada parte de su cuerpo y apretó su corazón. Acababa de despertar a su peor pesadilla.

Hasta entonces jamás le había temido, a pesar de representar la mayor amenaza para su existencia. Ahora, no hubo emoción mas horrible que el miedo que proyectaba hacia él.

--Bastardo... --sus pulmones estuvieron a punto de colapsar, cada inhalación fue agónica para su garganta como si el aire estuviese plagado de pequeñas cuchillas que entraban por sus cavidades.

Ignoró cuanto tiempo estuvo sumergido, de hecho, ignoró todo lo demás que no fuese el tritón que tenía en brazos atrapado.

--Tsk...

Se las ingenió para salir con el aludido del estanque, largos minutos, mayores a los que estuvo sumergido para alejarlo de su hábitat. Ese maldito pez estaba en su zona de confort, pero ¿Que haría fuera de ella? Lo que alguna vez fue el entretenimiento del albino con unas simples conchas de mar creando bellos patrones desaparecieron entre el constante aletear de su cola mientras que, su brazo libre esperaba aferrarse de lo que fuera que lo mantuviera cerca de su pecera.

Jamás deseó estar dentro de ese encierro como en ese instante.

Soltó un grito lastimero en cuanto soltó el borde del estanque, no quería irse de ahí... no después de lo que había pasado, no con él arrastrándolo sin contemplaciones hasta el pasillo en donde le soltó de golpe, la fuerza acumulada le regresó, le hizo caer por completo en el piso de madera mandando su vista hacia el suelo. Estaba acabado.

--Me costaste millones --la agitación en su voz permaneció, la tos fue desapareciendo conforme recuperó el hilo de su respiración, su enojo se pudo comparar con el trueno y causó la misma reacción al temblar de cabeza a aleta, no se atrevió a alzar la vista, su única visión fue su calzado, el agua escurriendo por su cuerpo y creando un charco entre ambos--. ¿Tanto quieres que muera, Moyashi?...

Su pregunta caló hondo, creó un mayor arrepentimiento en él. Matarlo... No era lo correcto, aún después de arrebatarle de lado de su familia, a pesar del horrendo trato, y sin contar la agonía sufrida durante semanas... No lo merecía.

Apretó sus manos tanto que poco a poco el su puño perdió todo rastro de sangre circular. Ahogó un proveniente sollozo en una mezcla de todo el arrepentimiento y el odio enfrascado y negó.

-Allen... mi nombre es Allen -susurró fuera de toda fuerza. No fue el momento adecuado para hablar, ninguno lo sería al haber tenido en claro no entablar palabra alguna con el mayor ¿Valia la pena? Pedirle que lo dejará ir, rogarle por su libertad seria en vano. Así que, su única necesidad fue dejarle en claro su nombre, que dejara de llamarle por ese tonto mote. Tenia un nombre, una vida, esperanzas, sueños, deseos de vivir. No era un ser humano pero si uno viviente.

-Moyashi -reafirmó pasados largos minutos como si su mención no importara, se arrodilló frente a este pasando de forma suave la mano entre sus blancos cabellos, por un momento lo asemejó con una caricia, una mínima esperanza se creó, tal vez lo vio como algo mas allá de una mascota al decir su nombre y quizás lo trataría mejor... como un igual.

Y entre su ensoñación todo se resquebrajó al profesar un largo quejido, su cuero cabelludo ardió en cuanto el azabache jaló sus cabellos con brusquedad, le obligó a alzar la vista y encontrarse con sus penetrantes ojos de nuevo, le mataba ser mirado así, más sabiendo que por instantes el otro recibió la misma mirada de él. ¿Se habría sentido igual? Lo dudaba. No hubo atisbo de humildad, mucho menos de empatia... No hubo nada mas que odio en ellos.

--Voy a regresarte el favor --sentenció.

Seria su turno de llevarlo hacia el fondo, en su propio abismo.

Sounds like Heaven   [ Yullen ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora