Capitulo 50:

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Freddy había venido en un Tsuru pintado de negro mate, las ventanillas estaban completamente polarizadas, era un carro que tuneado lo veía ridículo. Camine hacia Freddy y este toco el clacson. Me hizo con las manos que volteara hacia atrás. Mi madre estaba boquiabierta, Freddy se tapaba la boca intentando no reírse. Me hacia sentir mal con sus burlas. Lo estaba haciendo más devastador.

Mi mamá clavo su mano en mí ante brazo suplicándome una explicación.

-Te veré pronto –Le dije soltándome de ella con brusquedad. Tenía que ser dura o si no las cosas no iban a funcionar.

-¿Por qué Dafne? ¿Por qué te vas si ya hemos hablado? –La voz de mi madre se quebró.

Freddy se acerco y cogió mis maletas con un mano y con la otra intento saludarla.

-Suegra, al fin la conozco –Dijo con tono burlón.

-¡TU QUIEN ERES! ¿AH? ¿Por qué te llevas a mi hija?

Freddy prefiero darle el avió y llevarse las maletas a la cajuela. Seguí caminando, mi madre me jalaba suplicándome alguna explicación sobre toda esta escena.

-Que estupideces estas haciendo hija, porque no me dices nada ¿Quién es este infeliz?

Respire suficiente coraje para poder voltear y abrazarla. La mire con firmeza, sonreí de lado.

-Cometí un gran error madre –Dije poco audible.

-¿Has matado a alguien? –Me miraba desesperada y temblándole la quijada.

Quise decirle la verdad para que me protegiera entre sus brazos, pero era estúpido el intento. Comencé a reírme mentalmente de la idea que Freddy me había dado para que no pasara tanto drama como ahora. De solo imaginarme que fuese real, me asqueaba.

-Sólo...-Suspire-. Tengo que irme con el padre de mi hijo –Finalice dándole un beso en la frente a mi madre, ella quedo boquiabierta, quiso entre lazar una palabra pero no dijo nada-. Es lo correcto mamá –Bese sus manos antes de soltarlas-. Te veo después.

Seque mis lágrimas para ya subir al auto. Desde lejos por el retrovisor vi a mi madre arrodillada en el suelo, intentando arrancarse los cabellos. No podré jamás superar el daño que le acabo de hacer. No le di explicaciones, más sin embargo la confundí por completo.

He pasado tumbada en su sofá desde que llegué. Su casa olía a marihuana quemada. Ignoraba la hora, pero ya había oscurecido. Siento como si llevará días aquí acostada como momia, pero solo han sido horas. Desde que me trajo aquí Freddy no se me ha acercado y no me interesa saber que hace. No he parado de llorar de lo arrepentida que me siento, quise llegar a culpar a Esteban, pero volví a odiarme a mi misma. Fui yo quien decidió ir a ese bar aquella vez y fui yo quien se dejo deslumbrar por Leyva.

Quería morirme de hambre pero tenia hambre y era complicado. Freddy había puesto frente a la mesa de centro dos cajas de pizza. Se acomodo en el sofá de enfrente y me invito con la mano a agarrar un pedazo. Tenía hambre y Freddy es un infeliz.

Había comido nueve rebanadas de pizza, quería que mi estomago se reventara y morir, pero Freddy ya me había arrebatado las ultimas rebanadas que quedaban. Me recosté en el sofá a mirar el techo.

-Tu vida será sensacional Dafne

Iba a hacerlo. Ya había entrado a la universidad, José ya me quería, me reconcilie con mi madre.

-¿No vas a querer postre? –Dijo carraspeando la boca, lo miré de reojo y me sonrió-. Me quedan tres pastillas de las mágicas.

Le extendí mi mano esperando a que me diera la pastilla. Freddy volvió a sonreír orgulloso. Lo miré con desdén y me la pase sin agua.

Él.      Where stories live. Discover now