Mis ganas de ti

CAPÍTULO XXI

¿Por qué me mira con esa mirada esperanzada? ¿De verdad cree que mi respuesta puede ser "si"?

Es un idiota.

—Tú no me gustas — digo tranquila —, por cierto... ¿Podrías no tocarme? Estas muy cerca.

James no afloja pero veo que sus ojos dudan.

Bien Annie, si sigues así verá que no provoca nada en ti.

—Por favor. — Levanto ambas cejas.

Chaquea la lengua y por fin me deja tranquila. Mi cuerpo sigue tenso pero mi actitud es toda para que piense que nada de lo que él pudo imaginar es cierto. ¡Y no lo es! No me gusta para nada. Es un tonto.

—¿Estás con Ian, verdad? — pregunta y me sorprende la seriedad que han mostrado sus facciones. Un James nada de juguetón, solo el James que antes conocía.

—¿Ian? ¿Lo conoces? — digo con fingida perplejidad — Pensé que sólo se habían visto un par de veces.

—Lo conozco de la escuela media y te he visto mucho con él. — Se encoje de hombros —. Me parece que él no es alguien para tí.

—¿Y eso a ti qué te importa? — Me pongo las manos en las caderas.

—Sé lo que te digo.

Parece estar hablando en serio y me surge la curiosidad por saber si acaso Ian esconde algo más. Debería aprovecharme de lo bocota que es este tipo.

—¿Por qué dices eso? ¿Sabes algo de él que yo debería saber?

Sonríe y vuelve a ser el mismo estúpido de siempre.

—¿Ahora quieres mi información? Vaya que te tiene calada ese sujeto — Se apoya hacia atrás en la pared y me mira con arrogancia — ¿Qué me darás a cambio de la información?

—Vete al infierno. — Levanto el dedo del medio de unas de mis manos y se lo muestro, luego lo dejo allí tirado y camino rápido hasta la salida. Siento que viene detrás de mí y me apresuro a salir. Es un completo idiota.

—¡Annie! — me llama pero sigo caminando y doblo por la calle que me lleva hasta el paradero.

James llega junto a mí y me agarra de uno de mis brazos.

—Saca tus manos de mí. — Lo miro amenazante.

—Si vienes a la fiesta en mi casa esta noche, te prometo que te dire todo lo que quieras saber.

—No iré a ninguna parte donde estés tú.

—Ian le hizo mucho daňo a una chica en el pasado — me cuenta.

No, eso no puede ser.

—¿Por qué me dices eso? — pregunto con rabia.

—Te lo digo porque no quiero que te dejes engaňar por una cara bonita y sentimientos que sólo son una máscara.

No, Ian no es malo. James es el malo y es un mentiroso igual que todos los demás. Nunca debí imaginar que me diría la verdad, solo quiere engaňarme para seguir con su juego estúpido.

—No te creo nada. — De un tirón me zafo de su mano.

—Ven a la fiesta y te diré todo.

—¡¿Qué me dirás?! — Me molesto por lo tonta que estoy siendo al dudar del hombre que quiero. Ian no es tan malo como lo está insinuando él.

—Bueno, entonces no te diré nada. Es tu elección.

Me repasa con sus ojos y luego me da la espalda. Comienza a alejarse.