CAPÍTULO XXXVII

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Entro a la librería con los pies a rastras y dejo mi bolso encima de una de las sillas. He pensado toda la noche en maneras de hacer que mi padre quiera a James, o quizás solo que lo acepte. Que acepte que no es un mal chico. Que no se interponga entre nosotros.

No he dormido más de tres horas y eso me está pasando la cuenta.

-Buenos días - digo buscando a Diana con mis ojos. No la veo por ninguna parte.

-Llegas un minuto tarde - me dice alguien desde el interior de los pasillos.

Mi expresión se cae en lamentos cuando escucho la molesta voz de Roy.

-¿Donde está tu abuela? - pregunto, pero es como si le hablara al aire. No lo veo por ninguna parte y tampoco me responde.

Decido caminar hasta uno de los pasillos y lo encuentro mirando los libros de historia. Agrando los ojos y me cruzo de brazos.

-Vaya, no sabia que te gustaban ese tipo de libros. Más bien, no pensé que te gustaran los libros.

-En vez de estar buscándome entre los pasillos deberías ir a ver si alguien se digna a entrar a esta vieja librería.

-¿Vieja librería? - Me indigno. Es como si me hubiera insultado a mí - ¿Acabas de llamarla vieja?

-¿Algún problema? - Alza una ceja sin mirarme.

-Es la mejor librería que he visto - digo en defensa - Tiene los mejores libros, ya he encontrado muchos de los que no encontraba en otras. Además tiene libros para todos los gustos.

-Aja.

Maldito.

-Tu abuela ha hecho un buen trabajo, no seas idiota.

-No estoy diciendo que no lo ha hecho. Solo digo que es vieja.

-¡Tiene libros muy actuales! - Me agito - Además no entiendo que haces buscando entre los "viejos" libros de esta "vieja" Liberia.

-Es un regalo. No es para mí.

-¿Un regalo para quien?

Me mira hacia atrás con una sonrisa, no sé muy bien que significa pero me intimida. Luego saca el libro y vuelve a mirarme.

-¿Eso te interesa?

-No es que me interese. Solo creo que estas inventando y te iras a leer la historia del país a tu habitación. Algo que encuentro que te hace mucha falta, quizás puedes encontrar la manera en que empezaron con los acuerdos de paz y así aprender un poquito de tolerancia para con los demás.

Antes de que pueda responder con alguna estupidez, desaparezco de su vista y voy hacia el mesón.

Alguien entra por la puerta de la calle y respiro pesado al toparme nuevamente con Alicia.

¿Qué es lo que quiere ahora?

-Hola. - Hace estallar su voz chillona.

Me siento en la silla y pongo mi mano sobre el mouse.

-¿Que libro buscas ahora? - pregunto.

-¿Tienes alguno que se llame "Dame un momento para conversar contigo"?

La miro boquiabierta.

-¿Que quieres, Alicia?

-Quiero que me digas donde puedo encontrar a James.

-¿Por qué tendría que decirte algo así? - La miro molesta.

-Porque te lo estoy pidiendo, por ejemplo. - Se apoya en el mesón y me mira fijamente. - Quiero hablar con él. No hablamos desde que te fuiste, y lo que venia después eran solo discusiones.

Mis ganas de tiWhere stories live. Discover now