Si hablamos de gente idiota; JungKook de lleva el premio máximo. Es un ingenuo. Sus celos eran tan evidentes, pero los únicos que no se daban cuenta eran él mismo y Taehyung. Yo debía aprovechar su estado y hacer mi movimiento.
Salimos de la casa de JK y nos fuimos a un paso rápido hasta uno de los paraderos para tomar un micro bus, dejaría que Tae eligiera el lugar donde comeríamos porque tenía algo en mente. Al subir al transporte anduvimos unos cinco minutos con un silencio un tanto incómodo.
—Sabes Tae, ya sé que quiero que me des por el favor de presentarte a Hoseok hyung—apoyé mi espalda en la ventana (cómo estaba sentado en la orilla), quedando así, mirando de frente a mi compañero.
—¿Ah, si?—se volteó hacia mi para prestarme atención.
—Quiero que me des un beso—le sonreí.
—N-no hay problema.—se acercó y besó mi mejilla—Listo—reí de buena gana y pasé la mano por mi cabello.
—No quiero un beso en la mejilla Tae, quiero uno en los labios.—tomé su barbilla y él me miró, luego vió hacia afuera, incómodo.
—¡Bajemos aquí Jimin!.—se puso de pié y tocó el timbre para avisar el descenso, lo seguí molesto y cruzamos la calle. Comenzó a caminar rápidamente, dejándome atrás.
—Eh, Taehyung, ni creas que te vas a salvar. Tienes que besarme, ese era el trato. O tú me besas o yo te beso—lo tomé del brazo.
—Nunca creí que me pedirías eso.—refunfuñó queriendo soltarse del agarre con la ayuda de su inexistente fuerza.
—Un trato es un trato Tae.
—Estamos al medio de la calle—al fin pudo soltarse y seguir caminando.
—Entonces vayamos al baño del centro comercial—eso había sonado horriblemente desesperado. Mi amigo apretó los dientes.
—No nos dejarán entrar porque no hemos comprado nada—no quería mirarme.
—Eres un idiota—lo tomé y le planté un beso en los labios—No tienes problemas en dormir con JungKook y no quieres darme un maldito beso—reanudé el paso—Ya vamos a comer.
