Capítulo 5

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N/A: Ya era hora, ¿cierto? Siento si hay algún error, de verdad que aunque lo releea a veces no los veo.

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Luego de haber terminado de comer en el restaurante, regresaron de vuelta al campus y a su vez a su habitación. En unas horas se habían hecho buenos compañeros, Ichigo se alegraba de que así fuera, porque no sabría cómo convivir con alguien que no le cayera bien.

Estaba bien así, conversando animadamente con el castaño para olvidarse de lo muy enfadado que estaba con Grimmjow por no aparecer. Ni siquiera le había dejado un mensaje de por qué no pudo ir, ni había contestado a sus llamadas. En momentos así volvía a preguntarse por qué salía con él.

—Estás tenso de nuevo... —se sobresaltó al sentir manos ajenas sobre sus hombros justo detrás de él. Estaba sentado en el borde de su cama de espaldas al resto de la habitación y revisando su móvil cuando Sosuke se había subido por el otro lado de la cama y se había sentado detrás de él—. ¿Te preocupa que haya pasado algo?

—Me preocupa que el idiota sea yo por salir con alguien así —bufó Ichigo en respuesta.

Sosuke rió en voz baja—. Seguro tiene un buen motivo —Ichigo olvidó su tensión cuando sintió los pulgares hundirse en los agarrotados músculos de sus hombros. Ni siquiera notó que pasó media hora en ese estado de relajación hasta que el tono de su móvil lo sacó de esa atmósfera tan tranquila. Sintió las manos desaparecer de sus hombros y agarró el celular del colchón.

Era un mensaje de Grimmjow. Frunció del entrecejo profundamente y rodando los ojos abrió el texto. Lo que había en él era increíble.

Lo siento, me quedé dormido.

Ichigo lanzó el celular contra el colchón tras leerlo. ¡Eso ni siquiera era un buen motivo!

— ¿Sucedió algo, Ichigo-kun? —Ichigo volteó a mirar a Aizen, una expresión más de resignación que de enfado cruzando su rostro—. ¿Era esa persona?

—Sí, dice que se durmió... ¿No es increíble? —se masajeó las sienes con un pesado suspiro. Hasta un punto determinado podía soportar las estupideces de su novio, después de todo él era así y no quería que cambiara, pero Ichigo tenía un límite a su paciencia y tolerancia.

—Un poco sí —el gesto de desaprobación que hizo desafiaba la ligereza de sus palabras.

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Había suspirado ya una decena de veces. Ante esto, el artista veterano no tuvo más remedio que soltar su lápiz sobre su proyecto y girar su silla hacia el lado contrario para mirar al rubio que estaba acostado boca abajo en su cama y mirando su teléfono.

—¿Qué te pasa, Shinji-kun?

—Es Ichigo. Se fue en una cita con el algodón de azúcar y aún no me ha dicho nada —suspiró de nuevo mientras tecleaba furiosamente. Kisuke podía asumir que estaba enviándole un mensaje al susodicho pelinaranja.

—Ichigo-san ya es mayorcito, seguro que está bien —se reclinó hacia atrás en la silla y sonrió perezosamente.

¡Cling!

—¡Es Ichigo! —exclamó.

A pesar de las palabras que Kisuke había pronunciado hacía tan solo unos segundos, se levantó de su silla como un rayo y se colocó junto a Shinji para ver.

—¿Cómo le fue? —preguntó, intentando ver la pantalla del teléfono pero al mismo tiempo no queriendo invadir la privacidad de su compañero.

—Ese idiota... ni siquiera apareció para la cita —masculló molesto. ¡Cómo se atrevía plantar a Ichigo! Si lo veía por los pasillos iba a...a... ¡Darle una lección!

Enemies then Lovers 2Where stories live. Discover now