05.

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           —Hola, pequeña —saludó el castaño a la vez que ponía su codo en el hombro de la chica, a modo de burla—. ¿Cómo estás?

           —Bien, ¿y tú? —Respondió la más baja con una sonrisa antes de añadir—: Deja de insinuar que soy pequeña.

           —Yo no lo insinúe —rió él.

           —Si lo haces, Tom —se defendió la chica antes de darle leves golpes al muchacho a su lado.

           — ¿Ah, sí? —Cuestionó con aires traviesos antes de pasar uno de sus brazos por la espalda de la chica, y el otro bajo sus muslos para cargarla, al estar así comenzó a lanzarla no tan alto para luego atraparla mientras ella emitía pequeños gritos.

           Sus compañeros comenzaron a reír, incluso la misma Savannah emitía pequeñas risas que no podía evitar, también llamaban la atención de varias personas en la calle.

           —Ya bájala, me duele el estómago de tanto reír —rió Chase, quien los miraba con diversión.

           —Que buena ayuda —bromeó ella cuando estuvo en el suelo, tambaleándose.

           —Ven, ven —la llamó el pelinegro, quien se acercó antes de pasar ambos brazos por la cintura de la chica, abrazándola.

           Las mejillas de Savannah se tornaron rojas, mas no se resistió, sino que correspondió con gusto, y así estuvieron unos segundos.

           —Ya sabía que le gustaba Chase —comunicó Arthur, como si acabase de hacer el descubrimiento de américa.

          —No, no —la muchacha, se notaba nerviosa al decir aquello. Rápidamente agregó—: Sólo somos amigos, ¿sí?

           —De acuerdo —el rubio asintió, antes de reír levemente. Juntos siguieron hasta el centro comercial.

***

           Sav no tenía la cabeza totalmente puesta en la tierra aquella tarde, bromeaba y reía, pero también intentaba aclarar sus sentimientos por el inglés, ¿se sentía atraída o sólo era una amistad? También pensaba en el problema entre Tom y Chase, aunque ellos parecían estar bien durante aquella tarde, así que decidió restarle importancia a esa parte.

           — ¿La academia no cierra a las 4:30? —Cuestionó Cris antes de comer uno de sus dulces, luciendo algo perdido con respecto al horario.

           — ¿Por qué tan temprano? —Cuestionó Sav.

           —Porque muchos se escapan a fiestas, es por seguridad —respondió Brandon, quien se levantó de la mesa donde estaban todos.

           —Falta una hora, hay que darnos prisa —comentó las castaña después de haber revisado su celular—. Nos vamos a meter en problemas. Vámonos, rápido.

           Todos se levantaron de la mesa, tomando sus cosas. Casi corrieron a la institución, sólo lo hacían por bromear, caminando pudiesen haber llegado en minutos. Al estar dentro, caminaron con calma hasta las residencias, luego de decidir ir a la habitación de las chicas.

           — ¿En qué piso están? —Cuestionó el inglés.

           —En el cuatro —respondió la alemana, que iba de la mano con su novio.

           Subieron a la habitación de ellas tras aquella indicación, al estar ahí, los chicos miraban las cosas de ambas féminas como si fuesen de otro mundo.

           — ¿Estas fotos las tomaste tú, Sav? —Cuestionó Cristian, tomando uno de los pequeños retratos sobre el escritorio.

           —Sí —respondió la muchacha con orgullo, sentándose en su cama.

           — ¿En serio? Están geniales —expresó Joshua, quien parecía impresionado.

           Savannah agradeció los cumplidos antes de sumirse en el silencio unos minutos en los que tomó una pequeña decisión.

           —Chase, ¿podemos hablar un momento? —Cuestionó la de baja estatura. Se tragaba todos los nervios.

           —Claro —respondió el de ojos azules, su sorpresa era notoria cuando siguió a la muchacha al pasillo.

           —Quería agradecerte por toda la ayuda desde que llegué, has sido un amigo increíble, te he tomado mucha confianza —musitó ella cuando estuvieron fuera de la habitación.

           —Preciosa, no es nada —dijo el más alto, acarició una de las mejillas ajenas con su diestra, como había hecho varias veces antes, pero jamás estando solos—. No me agradezcas, yo encantado de ayudarte.

           —Gracias —respondió con cierto nerviosismo. No dudó en abrazarlo.

           —No lo digas —murmuró el chico antes de corresponder a aquel abrazo, disfrutando de tenerla en sus brazos por al menos unos segundos.


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Pase lo que pase.  [COMPLETA] #PGP2018Where stories live. Discover now