12.

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           — ¿Qué fue eso, Chase? ­—cuestionó la castaña cuando estuvieron fuera de la institución.

           —No pasó nada, confía en mi —le pidió mientras la miraba. Savannah no se resistió a aquella mirada, a todo lo que transmitía. Asintió antes de seguir caminando.

           Tomaron un taxi hasta el hospital. En el camino Savannah pedía en silencio que sólo fuese un sueño, un malestar en su estómago o algo parecido. Sin embargo, en alguna pequeña parte de ella, sabía que no era así. Por su lado, Chase no sabía que esperar, su mente estaba centrada en lo dicho por Joshua aquella mañana.

           "Quizá si no está aquí..."

           Dejó ese pensamiento a un lado cuando el vehículo se detuvo, pagó y bajaron de este, no esperaron mucho antes de entrar al hospital.

           —Chase... —murmuró ella, mientras esperaban a que la llamaran a la consulta, ella era la siguiente—. ¿Qué haremos si estoy... si estoy embarazada?

           —Pensaremos en algo, primero esperemos a ver que nos dicen —musitó él, apretando la mano ajena, enlazada con la suya. Unos segundos después salió una enfermera avisándole que ya podía entrar a ver a la doctora.

           Tras una respiración profunda ambos entraron al pequeño consultorio. La doctora los saludó a ambos con una sonrisa amable, cuestionándoles el motivo de la cita, ellos explicaron los malestares y sus dudas sobre el embarazo. Ella le pidió a Sav que se recostara y tras dar varios toques sobre su vientre y anotar varias cosas comenzó a aplicar el gel para una ecografía. Savannah respiró profundo cuando la doctora comenzó a deslizar la pequeña maquina sobre su vientre. En la pantalla se vio una pequeña mancha blanca. Ella sintió su corazón encogerse.

           —Felicidades —dijo la doctora con una sonrisa, sin saber que a ella se le derrumbaba el mundo.

***

           Estaban todos reunidos nuevamente esta vez en la habitación de Chase, quien se pasaba las manos sobre el cabello con desesperación. Savannah aun no podía creérselo completamente, era demasiado que asimilar en un mismo momento pero la ecografía era clara, demasiado.

           — ¿Qué vamos a hacer? —cuestionó ella, harta del silencio y la tensión en la habitación, quería soluciones. Chase supo que era hora de hablarles de la idea que tuvieron aquella mañana.

           —Con Joshua y Brandon pensábamos... —se calló un momento, tomando valor para seguir—. Si conseguimos otro concierto podemos pagarle un departamento a Sav, si no está aquí quizá no lo noten por un tiempo...

           — ¿Y los exámenes? —cuestionó ella, mirándolo. La preocupación era notoria en su rostro.

           —Tendremos tiempo para pensarlo, Savannah. Primero lo primero —le dijo Arthur, apoyando la idea.

           —Es riesgoso, si descubren que están en esto... —suspiró sin saber qué hacer.

           —No van a hacerlo Sav —le dijo Brandon, negando con su cabeza. Ninguno quería pensar en esa posibilidad.

           Antes de que alguien más pudiese seguir hablando fue Tom quien se levantó con enojo, salió de la habitación seguido del estruendo de la puerta al cerrarse. Savannah se levantó para seguirlo, lo encontró en el pasillo antes de que él pudiese bajar.

           — ¡Tom! —lo llamó mientras corría hacia él. Aún tenían asuntos que arreglar.

           — ¿Qué? —cuestionó. Mientras la miraba sus ojos reflejaban furia, a ella se le heló la sangre por unos segundos.

           —No quiero que estemos así, lamento haberte hecho ilusión, no era mi intención... —le dijo con sinceridad, intentando calmarle al menos un poco—. Te quiero, pero no como tú a mí...

           Tom no sabía que responder al respecto, estaba frustrado, enojado. Respiró profundo varias veces antes de calmarse y poder hablar.

           —Está bien, entiendo lo que tienes con Chase, no deben preocuparse por mí, no seré un obstáculo —dijo con sinceridad, aunque sus sentimientos por ella aun no estaban extintos.

***

           Volvieron a la habitación sintiéndose más liberados, eso le gustaba a la castaña, no necesitaba más cosas en las que pensar.

           —Oigan, tengo algo que decirles —musitó Chase, llamando la atención de todos por su tono serio, ante la mirada de todos prosiguió—. Hoy me encontré con Evelyn... ya sabe del embarazo.

           — ¿Le dijiste? —cuestiono la más baja, quien comenzaba a preocuparse aún más.

           —No, yo no fui. Le dije que no era su problema lo que tenía con Savannah, entonces ella me dijo que sabía del embarazo —explicó levantándose, caminando de un lado a otro—. Hay que hacerla callar.

           Savannah se masajeaba las sienes suavemente para calmar el dolor de cabeza, comenzaba a estresarse otra vez.

           —Todos sabemos que Evelyn no tiene buenas intenciones —dijo Lilly, no estaba contenta con aquello.

           —No voy a acostarme con ella, Lilly —se defendió el inglés, mirándola mal.

           — ¿Qué otra cosa puede querer? —indagó Arthur.

           —Tendré que hablar con ella luego —declaró Chase.

           Cristian se mantenía en silencio, evitando las miradas de todos.

***

           El fin de semana se les había pasado demasiado rápido entre problemas, preocupaciones y estrés. Era lunes cuando Savannah salía de su habitación, apurada por haberse quedado dormida, todo el estrés le estaba pasando factura y no quería más problemas. Iba con rapidez, olvidándose por un momento de todos los problemas, enfocada en llegar sin demasiado retraso, sin embargo alguien la detuvo tomándola del brazo. Cuando la vio supo que no sería una conversación agradable.

           — ¿Con prisa, princesita? —cuestionó la pelinegra, sonriéndole sin una pizca de simpatía.

           — ¿Qué quieres, Evelyn? —cuestionó la otra sin darle demasiadas vueltas al asunto.

           —Tú sabes lo que quiero, a Chase —dijo con su mirada fija en la ajena, con evidente codicia—. Pero tú estás esperando un hijo de él —Savannah no contestó, aquello no era una pregunta, ella lo sabía.

           —No puedes decir a nadie —dijo lo más firme que pudo, más que una orden era una súplica.

           —No pienso hacerlo, me gusta más verlos en un intento fallido.

           —Estás mal si piensas que te daremos el gusto —se defendió la castaña, aunque su corazón martilleaba con fuerza dentro de su pecho.

          —No te conviene estar mal conmigo, Savannah, no estás en la mejor posición.

           Aunque odiaba darle la razón, Savannah sabía que la tenía, así que sin más se dio vuelta y siguió su camino, tenía mucho que pensar. 

Pase lo que pase.  [COMPLETA] #PGP2018Where stories live. Discover now