07.

186 34 4
                                    




           ¿Eran celos?, se preguntó en cuanto se dio vuelta para entrar de nuevo a la cafetería. No podía celar a alguien a quien conocía tan poco, sin embargo el inglés se había convertido en alguien especial para ella.

           —Sav, ven —invitó Tom cuando la muchacha cruzó el umbral de la cafetería.

           La castaña caminó hacia sus compañeros, con su mirada fija en el suelo, no tenía ganas de hablar, ni siquiera de mirar a alguien, tenía mucho que pensar y también mucho que dejar salir, sin embargo, aquel no era el lugar indicado para echarse a llorar.

           — ¿Qué tienes? —Preguntó Lilly, había notado el estado de ánimo de su amiga, la miraba con notable preocupación.

           Savannah fijó su mirada en la pelirroja, pero el cabello negro de Chase se llevó su atención segundos después, la más baja le prometió a su amiga contarle todo cuando estuviesen solas. Antes de que llegara la razón de su tristeza ella ya estaba en silencio. El inglés llegó justo cuando todos se levantaban para ir a clases, segundos después comenzaron a dispersarse para ir a sus respectivas aulas.

           Cuando la castaña estuvo ubicada en su asiento, llegó Chase, quien se sentó junto a ella, sólo aumentando el sufrimiento de la fémina. La escena que presenció en el campus se repetía una y otra vez en su mente, era como si la imagen estuviese tatuada en la parte interna de sus párpados.

           La clase, tal como las otras transcurrió con rapidez y tranquilidad, a excepción de unos cuantos comentarios y preguntas por parte del pelinegro junto a ella. La más baja, en su intento por ignorarlo, daba respuestas toscas y cortas, esperando no levantar sospechas por parte de él. Supo que había sido lo contrario en cuanto él la tomó del brazo con delicadeza, cuando ella trataba de escapar tras el sonido de la campaña anunciando la salida.

           — ¿Qué pasa, Sav? Estás extraña —inquirió el de ojos azules antes de acercarse a la muchacha.

           —Nada, déjame —respondió ella antes de dar un pequeño tirón a su brazo, en un intento fallido por soltarse.

           —No me quieres hablar, tampoco los haces con Lilly o los chicos, ¿qué pasa? —Preguntó él por segunda vez, su vista estaba fija en la más baja, mientras los ojos cafés de ella sólo miraban el suelo.

           —Basta, Chase —espetó en un murmullo, intentando soltarse nuevamente. Sentía la frustración acumularse en forma de lágrimas.

           —No te dejare salir hasta que me digas lo que te pasa —decretó el muchacho.

           —No es tu problema —alegó ella. Ahora lo miraba con furia—. Vete a molestar a la chica que te tragabas en el campus —escupió ella sin temor, no se arrepentía por lo dicho.

           —Evelyn... —murmuró el más alto a la vez que enredaba sus manos en su propio cabello, frustrado—. No lo veas así, Sav —musitó antes de acercarse a ella.

           —No me importa como se llame —espetó con enojo—. El punto es que la besaste.

           — ¡Déjalo estar! —se inquietó el inglés, elevando sus manos al aire, con desesperación. Un segundo después comenzó a arrepentirse internamente. Había entrado en una pequeña crisis donde no sabía qué hacer para salir de aquel problema.

           — ¡Bien, entonces no vuelvas a tratarme como algo más que una amiga! —La voz de la castaña iba en aumento con cada palabra que salía sus labios.

Pase lo que pase.  [COMPLETA] #PGP2018Where stories live. Discover now