No hay Tiempo

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Tenía 5 años la primera vez que la vi, era una pequeña preciosa que sin dudarlo, a pesar de mis ojos muertos, y de mi sombrío e inexpresivo rostro se acercó a mí y me dio una tierna mirada –que rayos estaba pensando- para alguien como yo la ternura no es un sentimiento que se desarrolle muy a menudo, ya que por lo general los niños de su edad corren al verme, pero ella no; tenía algo diferente que no me permitió por unos instantes apartar mi cara de esa indefensa criatura (tanto que ni siquiera se me cruzó por la mente clavarle los colmillos) cosa rara para mí en ese entonces ya que cazaba hasta la más diminuta presa, pero por una cosa de honor, aunque la sangre de los niños fuera dulce, yo prefería no beberla.

-          - Me llamo Violeta, tengo 5 años, y tu ¿Qué haces tan solo en este frío y así de desabrigado?

Es cierto había olvidado por unos momentos que estábamos en pleno invierno y yo no recordaba lo que era el frío y me vestí tan solo con mi camisa favorita y una delgada chaqueta, me causo gracia que la pequeña se percatara de mi indiferencia al clima –para la próxima debería recordarlo mejor si quería seguir mezclándome sin problemas con los humanos- aun así tenía la duda de si responderle a esa pequeña o simplemente ignorarla como lo suelo hacer la mayor parte del tiempo.

-     - Soy Evan, y simplemente no me di cuenta del frío que hace hasta que tú me lo hiciste notar pequeña, pero tu deberías estar con tus padres no hablando con extraños- respondí casi sin ánimos y sorprendiéndome un poco de ese leve sentimiento de preocupación que causo la muchachita.

De pronto pasó algo que me hizo descolocar, aquella niña así sin más, como si en mi hubiese visto algo soltó una carcajada que no me permitió hacer nada más que quedarme como un idiota mirando con la boca abierta al ver como una niña se reía de mí y yo sin saber porqué, fue algo que me molestó un poco pero no demasiado la verdad, y tan solo porque su risa sonaba melodiosamente dulce y sin complicaciones –haaaaa cuanto deseaba yo reír de la misma forma-

-          - Se puede saber qué es lo que te causa tanta gracia niña- dije con un tono seco 

-         - Nada –me dijo- es solo que si usted me dijo su nombre ya no es un extraño porque sé quién es, usted es Evan…

Me rendí ante la simpleza de su lógica y le brindé una sonrisa, no de esas fingidas que suelo dar la mayor parte del tiempo tan solo para tranquilizar a mis víctimas o convencer de algo a la gente, ella había sido capaz de sacar, desde que me convertí en vampiro, mi primera y real sonrisa.

-          - Espero verlo mañana y conversar un poco más quiero que seas mi primer amigo en esta ciudad, mi tío me trae todos los días a las 5 a este parque, nos vemos.

Alzó su mano y se despidió; después de eso se alejó corriendo a abrazar a un hombre que la recibía feliz, -me gustaría que alguien también me recibiera de esa misma forma- pensé.

La vi alejarse recostada en los brazos del que ella me había dicho era su tío, tenía su mejilla apollada en sis hombros y los brazos rodéandole el cuello, me quedé observando por unos instantes hasta darme cuenta que ella levantó la mirada por sobre el hombro de su tío lo suficiente para encontrar mi vista aun espectante a ese cuadro, no dijo nada, no se asustó como pensé que lo haría, tan solo me dió otra de sus cálidas sonrisas y volvio a apoyarse de la forma en que se encontraba en un principio. Me hizo olvidar por unos instantes porqué estaba en aquel parque en primer lugar.

- Ahora que lo pienso no debería hacer mis negocios en un lugar que está rodeado por niños (nunca antes esto me había importado pero por una extraña razón ahora sí lo hacía) creo que deberé esperar a mi proveedor y acordar otro lugar para nuestros encuentros. dije en un tono de voz imperceptible para los humanos.

Pasados unos minutos llego un jóven de unos 25 años ojeroso y con una chaqueta ancha, demaciado ancha para su talla, se le notaba un poco nervioso y miraba hacia todos lados con las manos aferradas a su cuerpo como si estubiese buscando a alguien.

- Cada día se ponen peores los proveedores, antes este negocio era más serio, ¿que ha pasado en todo este tiempo?, odio la escazés de sangre... 

Me dirigí hacia el chico para terminar nuestro trato lo más rápido posible, me desgastaba tener que mirarle el rostro a tan nefasta criatura, le mordería el cuello ahí mismo si no fuera porque  desde aquí puedo oler su sangre mezclada con droga, que asco de humano, así no se puede comer.

Me entregó los paquetes que debía llevar cuanto antes y concerté una nueva cita para mañana, misma hora mismo lugar. El jóven tomo el dinero y se alejó de allí tan nervioso y rápido como había llegado.

- Más vale que esta sangre no sea de drogadictos como el, la verdad ya no puedo ni oler otra cosa que no sea ese desagradable olor de sangre, así que no puedo notar si esta es buena o simplemente me vendió basura, da igual, si a final de cuentas no es para mí.

Evan desapareció tan rápido que ninguna persona se dió cuenta siquiera si es que alguna vez estuvo en aquel lugar o simplemente fue una ilusión de sus cansados ojos, y se dirigió con la misma rapidez a aquel lugar donde le esperaban, no sin antes tomar un pequeño bocado por el camino, una chica y su novio, jugó un rato con sus mentes y despues bebió la sangre de la chica en frente de los ojos de su novio al que le había obligado a ver y a permanecer parado con una sonrisa mientras se revanaba lentamente el cuello para que Evan puediera beber también su sangre. Tomo un poco de la sangre del chico y se largó, no le pareció entretenido el juego como otras veces y mientras se limpiaba la sangre de su rostro recordó a Violeta , quizás esa esena sí lograría asustarla si no lo hizo su misma presencia.

No hay TiempoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant