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Allí estaba yo con los ojos cerrados en medio de la noche, pero el sueño no estaba conmigo.

Mientras rodaba sobre mi cama para encontrar una posición más cómoda, escuché unos ruidos, como si algo se estuviese abriendo, pero mi miedo me paralizó y me mantuvo quieta en mi cama sin abrir mis ojos.

Escuché una puerta abrirse para luego escuchar unos pasos acercarse a mi cama. Cada vez los pasos se acercaban más y más, la suela de los zapatos del intruso arrastrándose por el suelo tratando de hacer el más mínimo sonido, pero yo podía escucharlo. Pronto los pasos pararon junto a mí y recé por mi vida.

-Hola preciosa- escuché la voz de Sebastián y todo mi cuerpo se relajó como por arte de magia

El alivio recorrió mi cuerpo obligándome a soltar un suspiro que tuvo que ser amortiguado por mis labios para que Sebastián no lo escuchara.

Pude sentir como el calor de su mano se acercaba a mi rostro, para luego apoyarla sobre mi cabello y acariciarlo para quitarlo de mi cara. Un suspiro salió de su boca y un latido desenfrenado se apoderó de mi corazón.

-Hoy hablé con Adelyn y me dijo que te sentías mal- comenzó, apoyando su brazo sobre mi almohada y continuando sus caricias- No me dejó venir a verte pero me las arreglé para pasar por el pasadizo- me explicó como si supiese que estaba despierta

Pero no lo sabía y me odiaba por no poder abrir mis ojos y lanzarme a sus brazos.

-Perdóname por haberte ignorado estos días, pero es que tú me lo pediste y sinceramente tienes razón- bufó- esto es una locura, pero no pude evitar preocuparme cuando me enteré de tu estado- explicó llevando sus caricias a mi mejilla

Su cálido tacto calentó todo mi cuerpo, dándome la relajación que no podía obtener antes de su llegada.

-Sé que no puedes oírme y que jamás sabrás que estuve aquí...pero quería verte. Necesitaba verte- aclaró y requirió de todas mis fuerzas para evitar sonreír

Permaneció unos minutos más acariciando todo mi rostro con delicadeza, delineando cada rasgo.

-Eres hermosa- susurró y tomó mi mano con la mano que no estaba asaltando mi rostro con deliciosas caricias- debo irme ahora antes de que me encuentren- dijo y rápidamente pensé en algo para que no se fuera tan pronto

Tomé su mano que estaba sobre la mía y me acurruqué con ella como si fuera una manta para dormir, sin permitir que la sacara.

Pude escuchar una leve risa salir de sus labios mientras trataba de alejar su mano, pero eso no iba a pasar.

-Eres fuerte- murmuró- pero debo irme ahora, hermosa- volvió a decirme hermosa y mi corazón palpitó como nunca

-Adiós- dijo cuando estaba a punto de sacar su mano

-No- me quejé sin querer

Diablos.

-¿E...está despierta?- preguntó paralizado, volviendo a tratarme de "usted"

No contesté. Tal vez crea que hablé dormida.

Luego de no escuchar otro sonido proveniente de mí, suspiró con alivio y logró soltarse de mi agarre.

-No sabes lo mucho que quiero que despiertes para poder besarte- susurró llevando lentamente su pulgar a mis labios para delinearlos mientras hablaba

Pude sentir su rostro acercarse también, quitando todo el aire que mi cuerpo almacenaba. Este hombre quería matarme definitivamente.

Él no sabía lo mucho que quería besarlo. No sabía que estaba usando toda mi fuerza de voluntad para no abrir los ojos y ver ese hermoso mar verde que son sus ojos. No sabía lo mucho que me costaba no poder acercarme a sus apetecibles labios y besarlos como si no hubiese un mañana.

-Pero ese deseo se quedará conmigo- dijo desilusionándome

-Ahora sí tengo que irme, preciosa. No quiero que me atrapen aquí- dijo y aunque no quería que se fuera, tampoco quería que lo atraparan aquí

-Adiós- se despidió y sin esperarlo, le dio un beso a la palma de mi mano, derritiendo mi corazón

Luego de escuchar su partida, abrí los ojos y apoyé una mano sobre mi corazón; latía como el galope de caballos salvajes.

-¿Por qué estamos condenados a no poder amarnos, Sebastián?- murmuré

Besos xo

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