-46-

693 76 4
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Acostada en mi cama, decido no decirle a nadie acerca de la violación que acababa de experimentar. Aún si pensara en hacerlo, él era el rey. Mi familia no me creería, el resto lo defendería diciendo que era su deber dejarme embarazada y Sebastián...Sebastián se volvería loco, capaz de hacer cualquier cosa.

Sin poder dormir y lágrimas aun saliendo de mi rostro, me quedé boca arriba sobre mi cama, tratando de no recordar los recientes acontecimientos, pero se me hacía imposible no hacerlo. Esos recuerdos se quedarían por siempre en mi memoria, jamás podrían ser borrados.

Mi feminidad todavía dolía y no creía que dejara de doler por unos cuantos días más. La forma en que me tomó fue tan brusca, tan animal, como si fuera un objeto inservible a menos que fuese a crear un nuevo ser humano. No tuvo piedad conmigo; tomó lo que quiso y me dejó tirada, escoltándome fuera de su dormitorio.

Me sentía usada, sucia, inservible tal y como él dijo, repitiéndolo mil veces para que terminara creyéndomelo. ¿Y adivinen qué? Lo creía.

Siendo en vano mi esfuerzo por poder dormir, lentamente me paré de mi cama para sentir el menor dolor posible y me acerqué a la puerta del pasadizo. Abriéndola, entré en él y caminé hasta llegar a la cocina. No sabía dónde era que vivía Sebastián, pero la cocina era el único lugar que se me ocurría para encontrarlo.

Para mi suerte, él se hallaba allí, sentado sobre una de las sillas que rodeaban la pequeña mesa que se encontraba en el centro del lugar.

Sus ojos tomaron en cuenta mi vestimenta, sonriendo al darse cuenta de quién era, pero al encontrar sus ojos con los míos, su sonrisa cayó. Parándose enseguida para acercarse a mí, tomó mi rostro.

-¿Qué pasó?- preguntó acariciando mis mejillas

No quería llorar, no quería que se diera cuenta de lo que había pasado, pero lastimosamente se me hacía imposible contener mis verdaderos sentimientos cuando sus ojos miraban los míos. Sus bellos orbes verdes tenían un hechizo sobre mí, dejando que cualquier emoción que me atormentase en el momento saliera a la luz.

Mis ojos se llenaron de lágrimas ni bien me miró, cayendo una detrás de la otra sobre mis mejillas.

Mis brazos lo apegaron a mi cuerpo detrás de su espalda, dejando mi rostro en su cuello, llorando como desquiciada.

-¿Qué pasa, mi amor?- preguntó con preocupación mientras acariciaba mi cabello y me mantenía cerca de él

Al ver que no obtendría respuesta alguna de mi parte, me llevó lentamente al montón de paja donde tuvimos nuestra primera vez y me sentó a su lado, rodeando mis hombros con su brazo y acercándome lo más posible a su cuerpo. Sus labios encontraron mi frente, dejando repetidos besos y acariciando mi mano con su pulgar intentó calmarme.

Nos mantuvimos así por varios segundos, o tal vez eran minutos, o quizás horas. No lo sabía la verdad, pero tampoco me importaba.

Su tacto y su paciencia me hacían sentir mejor, pero aun no dejaba de llorar.

-Por favor deja de llorar- susurró- me mata verte así, preciosa- dijo, pareciendo como si estuviera a punto de llorar también

-N...no...pu...puedo- hipé

-Por lo menos trata de hacerlo- suspiró tomando el lado de mi cabeza y acercándolo a su cuello, dejándome llorar allí

Luego de varias horas en los brazos de Sebastián, logré dejar de llorar.

-¿Me quieres contar que pasó?- preguntó limpiando las lágrimas de mi rostro, pero estas ya se habían marcado en piel

Sin hablar, negué con la cabeza.

-Está bien- suspiró

Su mano se dirigió a mi estómago, acariciándolo suavemente y haciéndome acordar del bebé que probablemente estaba formándose en este momento.

-Tengo que decirte algo- me senté derecha a su costado

-¿Qué es?- preguntó sentándose como yo

¿Cómo se lo digo?

-...Estoy embarazada- dije sin más, al igual que lo hice con Adelyn

He llegado a la conclusión de que soy pésima dando noticas.

Su torso se alejó un poco, ojos abiertos a punto de salirse de su rostro y boca completamente abierta.

-¡¿Qué?!- gritó parándose- ¡ese imbécil se atrevió a dejarte embarazada!- dijo recorriendo toda la cocina a paso rápido, humo prácticamente saliendo de sus orejas y nariz

-Sebastián- me paré para poder detenerlo y hablarle, pero él no me lo permitía

-¡No puede ser!- agarró mechones de cabello, cinchándolos

-Sebasti...-

-¡Yo debía darte un hijo!- gritó acercándose a mí con el rostro en llamas- ¡ese hijo debería ser mío!- exclamó apuntando su dedo hacia mi estómago

-¡Pues lo es!- grité para que me pudiese escuchar, con las manos hechas puños a mis costados

Salió de su trance y giró su cabeza hacia mí, yo sorprendida de que no se haya lastimado.

-¿Qu...qué?- preguntó poco a poco girando su cuerpo hacia mí

Suspiré y caminé hacia él para tomar su rostro con ambas manos, forzándolo a que dejase de mirar a la nada y me mirase a mí.

-Enrique no es quien me dejó en embarazada- comencé- fuiste tú. El pequeño niño que se está formando en mi panza es tuyo, tú hijo- sonreí acariciando su mejilla

Tardó un poco en procesar lo que le había dicho, pero cuando lo hizo, la sonrisa más hermosa que alguna vez haya visto se formó en su rostro. Sus ojos irradiaron alegría y se vieron más verdes que nunca.

-¿Me hablas en serio?- preguntó tomando mis manos que estaban en su rostro

-En serio- asentí con una sonrisa

-¿Co...cómo sabes que es mío?- preguntó aún sin poder creerlo

-Bueno...luego de tener relaciones con Enrique, tuve mi período. Luego de tener relaciones contigo...pues...no lo tuve- dije sin que mis mejillas se enrojecieran

-¿Pero estás segura de que estás embarazada?- preguntó frunciendo las cejas de forma insegura

Tomé su mano para apoyarla sobre mi abdomen, dejando la mía sobre la suya.

-Ayer fui a ver a una partera. Me dijo que dado a mis síntomas y al momento en que tuvimos relaciones, era casi improbable que no estuviera embarazada- dije mientras él miraba embobado mi panza, acariciándola como si fuese de cristal- me dijo que volviera dentro de un mes y que ahí sabríamos sin error si en verdad estoy embarazada- expliqué

Su sonrisa no dejó su rostro ni un momento, levantando la vista para verme.

-Pero yo lo siento, Sebastián. Siento a nuestro hijo, aunque aún sea una pequeña semilla- sonreí y él rió

Tomó mi brazo tirándome contra él y abrazándome con fuerza, pero con cuidado de no apretar mi panza. A todo esto había olvidado la razón por la que había venido aquí en primer lugar, pero no me importaba.

Besos xo  

RoyalsWhere stories live. Discover now